La filosofía del juego de rol Vampiro

Aquí voy a poner una entrada profunda. Profunda porque os voy a dar por el Camús. Así aprovecho que estoy viendo la serie Bojack y..., no estoy de acuerdo con algunas cosas que se plantean.




La vida, la muerte y todas esas cosas..., hay quien dice que no teme a la muerte; no me parece natural. Tampoco me parece natural obsesionarse con ese tema, hasta el punto de tener que inventarte historias para que la cabeza no se obsesione.

Todos los animales deben tener una idea de lo que es la conservación de su especie, y una manera de afrontar por tanto la muerte. El yo es algo que existe en todos los animales, porque sin él sería imposible elegir hacia dónde ir, decidir qué hacer o porqué.

Aún así existe un yo-racional que la descomunal e inmensa mayoría de los animales no tienen, y que la mayoría de los humanos sí lo tenemos. Para disponer de ese yo-racional hace falta conectar la parte occipital con la parte frontal mediante un lenguaje: si el lenguaje permite reconocer el yo, ya está - ya tienes el yo-racional. Y, claro, el yo racional tiene muchos usos. Pero también tiene muchos percances y cosas creepy.

Creo que ha entrado suciedad desde fuera del hospital, voy a limpiarlo y ahora vuelvo con estos temas que calan. Mientras tanto, podéis escuchar esto.

Bueno, ya he vuelto..., voy a poneros una musiquilla.

Todas estas cosas deberían ser consideradas más o menos triviales. Sin embargo en ocasiones exige un cierto decoro en el uso de los términos.

El caso es que cuando nos obsesionamos con un tema nos valemos de la razón, el lenguaje, para intentar analizarlo y asociarlo con nuestras experiencias en síntesis. Pero tanta locura, como ya musitó Kant, puede llevarnos a hacernos creer cosas que no existen; puede hacernos suponer cosas que no son susceptibles de ser supuestas.

Es entonces cuando el yo-racional hace que celebremos ceremonias religiosas, que creamos en historias de ensueño..., todo esto ya lo dijo Camús. Igual que Kant dijo otras cosas, y luego la cagó en sus conclusiones... ¡idealismo kantiano! Puf...

La filosofía de Vampiro consiste en que alguien te ha condenado y, en ese juego de rol, si quieres sobrevivir debes matar a un inocente (o dejarle al borde de la muerte). Podría ser que sepas jugar tu baza para no tener que ir matando, pero la mascarada la debes mantener: nadie puede adivinar que eres un vampiro. Así que la vida de tu rebaño vale bien poco.

Es posible que optes por no querer matar a humanos, que quieras centrarte en matar animalitos..., animalitos pequeños. Pero el que dirija el juego también puede optar por decir que tu frenesí podría doblegar tu voluntad: y poco a poco hacer cosas mostruosas aunque no quieras.

Por tanto, si optas por no ser un monstruo te acabas convirtiendo en él al consumirte las ansias.

Bueno, voy a cambiar la música - ésta era cortita...

El caso es que la vida no es como la filosofía de Vampiro, donde o comes o te hacen comer. En realidad todas las personas nacemos puras, no nacemos ni con ningún pecado original ni plagiado; no hay ninguna clase de condena encima de nosotros. Es cierto que podríamos ser un poquito más veganos, pero los asuntos que competen a lo que no podemos consentir es lo que afecta a nuestro yo-racional. No hay nada más bonito como vivir en la inopia del que es inconsciente de todo lo que sucede a su alrededor.

Nuestro yo-racional tiene parejo una identidad moral, que viene impregnado con su propia ética. Por lo que nos toca asumir el rol que nos corresponde: es nuestra sociedad la que puede que se deje llevar por la ley del más fuerte, por lo que nuestro papel en la sociedad es lo que hay que depurar, no nosotros mismos.

Si el mundo está hecho unos zorros no es porque seamos unos monstruos, no somos vampiros, podemos cambiar las cosas. Nuestra obligación es ser protagonistas de nuestra historia, en vez de los títeres de un máster malévolo.

Dejarse llevar por las circunstancias y hacer cosas de poca importancia es el equivalente a no entender lo mismo que el que cree que todo se mide en torno a su persona.