Ayer me llevé dos grandes decepciones y una pequeña alegría. Por un lado, como ya comenté, recibí el pedido que me describía cómo crearme mi propia aventura narrativa - cuyos oráculos me parecieron según mi gusto poco trabajados, aunque el detalle de la ambientación era de lujo. Por otro lado, cuando creí que ya tendría resuelto el tema de la batería resultó que no..., que el problema lo tenía en el conector o el adaptador. Así que vuelvo a la casilla de salida, solo que un poco más pobre.
Ha sido despertarme esta mañana y pensar, ¿para qué me voy a comer el coco y esperar media hora hasta que suene el despertador? Me puse a andar y adelanté trabajo.
Ayer hice otro pequeño avance, pero en física: lo cual me hizo gracia, justo en el área que a nadie le interesa que avance. Así que me puse a tantear las ecuaciones de Navier-Strokes, un pequeño pasito más, otra pequeña condición... Recuerdo cuando diseñé un modelo hidráulico que mediante un sistema de bombeo fuera capaz de inducir un movimiento, entonces se basaba en controlar la turbulencia - quizá según el número de Reinolds. Son cálculos que se vuelven empíricos y útiles si te gusta la robótica: si lo llevas al extremo lo que haces es diseñar un corazón rudimentario, quizá como el de los insectos. Y lo mejor es cuando puedes justificar los requisitos no funcionales.
Luego vuelvo a la realidad que me ha tocado vivir: miro a la izquierda, miro a la derecha..., ¿cuántos ingenieros mecánicos ves? En definitiva, con la nueva metodología matemática que diseñé ayer podía hacer cumplir muchas condiciones no lineales.
Así que me levanto a la mañana siguiente comiéndome la cabeza, lleno de rabia por haber tenido que vivir en un entorno donde algunos consiguen un título con solo pagarlo y otros no tenemos ni derecho a que nos corrijan los exámenes aun estando matriculados y teniendo a los profesores en el punto de mira de los jueces por tener ellos antecedentes penales. Cuando el sistema no funciona..., la gente olvida. Pero somos las víctimas del sistema los que nos comemos la cabeza cada vez que volvemos a hacerlo, cada vez que volvemos a tener otra evidencia de que no deberíamos de estar donde estamos.
Así que he querido salir temprano, abrir antes, barrer un poco... Y no he podido evitar pasarme por la Wikipedia, toquetear fórmulas, jugar un poco con el álgebra... Y ahora me digo, ¿para qué? ¿Qué pretendes? ¿Acaso no te va a volver a pasar lo mismo que con los farsantes de tus colegas informáticos? Es el mismo Claymath Institute - cambiarán las reglas, promocionarán a unos y esconderán a otros ¿Cómo lo consiguió Perelman si no? Hasta que no se monta un pollo, en plan pancartas, no se mueven.
Lo mismo pasa con la fiscalía en las democracias. Me despertaba recordando porqué había casos de asesinatos, feminicidios, homicidios en masa, suicidios..., todo giraba en torno a la falsedad del mundo, el espectáculo del capital que explicaba Guy Debord. Un chaval es llevado por un mundo falso donde los profesores de instituto hacen la función de hacer de profesores, pero no lo son de verdad. Entonces así entendemos mejor lo que ocurrió en Columbine: el bucle se repite, vuelve a repetirse cada día de la vida de esos adolescentes, y no ven espectativas de mejoras - como una experiencia que se gana. Pero los años pasan y todos mejoran en algo, menos ellos. Da la impresión de que el mundo entero merece ser destruido porque algunos están destinados a vivir en un bucle - y no es justo, es antimeritocrático. Es anti...
¿Cómo puede ser cuando juegas al juego de Zelda que continúa a Ocarina of Time? Es ahí donde emerge la paradoja contra la que tiene que luchar el viajero del tiempo: en Ocarina of time el protagonista tuvo que viajar en el tiempo resolviendo asuntos tando de pequeño como de adulto - eso provocaría que pudiera salvar a su mundo por un lado, pero por otro lado se nos olvida el pago que va a tener que hacer por ello. El pago del viajero en el tiempo es que desde que termine esa misión (en el paso natural de hacerse adulto desde niño) no podrá adquirir una experiencia, e incluso deberá perder sus armas significativas - ya que de adulto no las tendrá, ni los propios conocimientos (¿os acordáis de lo que os expliqué en la última entrada sobre el fraccionar historias y el rapport?). La realidad física no puede generar un flujo de tiempo fluctuante, éste debe mantener la coherencia en bucle y, por tanto, el viajero en el tiempo no puede romperlo en una paradoja tan simple como que su mejor arma al terminar Ocarina of time (la ocarina) la pudiera mantener para cuando se vuelva adulto. De la misma manera, también perdería su identidad y su reconocimiento: pero eso es por haber sido un héroe a lo largo del tiempo. Es decir, el mundo que salve entre su niñez y adulto no se sentirá agradecido ni le hará ningún reconocimiento, porque luego siendo adulto en Ocarina of time empezó siendo un desconocido.
Parece poca cosa, pero es importante. Cuando juegas a ese juego resuelves los problemas de los personajes, pero éstos no se sienten especialmente agradecidos. Se olvidarán de ti y tú como héroe seguirás tu camino para encontrar a la única persona que podría valorarte.
Y a más de uno le debería de generar algo de rabia: ¿por qué tratan así a la gente? ¿Acaso son viajeros del tiempo? Son ganas de comerse la cabeza. Y esos héroes que no tienen derecho a ser héroes porque lo único que hacen es jugar a los bolos no tienen más remedio que volverse sociopáticos, y se hacen villanos. Se enmascaran para desatender a su naturaleza, se comen su propia cabeza.
No recuerdo cómo se llamaba la continuación del Ocarina of Time, era nosequé de una máscara. No estoy para recordar nombrecicos, la verdad. Pero pasa como cuando unos padres envían a un adolescente a un instituto donde le hacen bulling, entonces el adolescente se lo hace saber a sus padres y éstos, como son unos perturbados del opus dei, lo ignoran. Al final el adolescente se suicida (la versión española de lo que hacen los de Columbine) y los padres se vuelven buena gente y le echan la culpa al instituto tras leer la nota de suicidio... ¡Señores! Se suicidó en vuestra puta casa. Cada cual tiene que resolver lo suyo desde su parcela.
El director del centro es culpable y no debería de volver a ejercer, los que hicieron bulling debieron ser expulsados y ahora también procesados por un delito - así como los padres, por fomentar el suicidio. Pero claro, eso es lo que tendría que hacer la fiscalía..., que no quise documentarme en absoluto. Es probable que los padres llegaran a ser investigados, o no..., pero dudo realmente que un fiscal vaya a iniciar un proceso judicial contra unos asesinos del opus dei en España.
Para que esas instituciones hagan su trabajo en una socialdemocracia hace falta lanzarse con pancartas. Si una institución se encarga de velar por el cumplimiento de alguna medida lo más probable es que no haga absolutamente nada por velar por el cumplimiento de ninguna medida. La posición del poder ejecutivo no es ejercer ese poder, sino responder a los de las pancartas. No moverán un dedo si éste pretende apretar un botón demasiado ruidoso. Y, claro, ¿entonces para qué queremos un fiscal que no fiscaliza? ¿Para qué un director que no dirige? ¿Para qué financiar un Instituto que no arbitra?
Cada cual desde su parcela descubre que el poder ejecutivo solo es una excusa para que el poder judicial no ejecute sus funciones, o para que pueda el funcionario hace caso omiso a lo que decida un juez o lo que ponga una ley. Lo ideal ante un sistema laberíntico lleno de muchas leyes y corrupción sistémica es un poder sobre el que desplazar las turbulencias de la indefensión. Solo temeremos lo que se filtre a la prensa, esas turbulencias superan los filtros definidos por los conductos establecidos por el sistema; pero si "no te quejas" entonces no existes independientemente de la barbaridad de la que estemos hablando.
Me he levantado antes para no comerme la cabeza y, constantemente, solo veo impunidad. Cuando unos adolescentes matan a decenas de personas solo le echaremos la culpa a los adolescentes, a la sociedad del miedo y las armas..., al espectáculo. Sí, ¿pero qué pasa con todos y cada uno de los otros responsables? Han sido ocultados por la masacre, quizá disfrazados de víctimas, de no poder adivinar como si fueran mediums lo que iba a suceder, de que el asunto le desborda a cualquiera... No sabemos hasta qué punto toma a todo el mundo como completos imbéciles - porque las respuestas que dan son realmente aborrecibles e infantiles: tan pronto como reconocen su incompetencia no ponen la dimisión sobre la mesa. Y yo hablo no de despedirlos solamente.
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