martes, 28 de junio de 2022

Un poco de metodología, pero no mucho

Algo de tan bajo nivel como el ir apuntando para cada esfera por activar una S, una A, etc..., me sabe enreversado. Las técnicas que hay que usar para crear guiones de videojuegos y películas deben hacer más versátil la notación algebraica para que fluya la creatividad de letras. Es decir, no hay que perderse en la notación. Así que, como en su momento comenté en mi panfleto, hace falta una cultura del prototipado que nos permita desarrollar nuestro Reinforcement Learning (el sistema VAWM en mi modelo) que usamos para determinar cómo crear. Sin embargo, en el panfleto nunca llegué a distinguir las letras de las ciencias: tenemos dos maneras de desarrollar a ambos creadores.

 

La búsqueda de la verdad.

La ciencia, así como la filosofía, son dos áreas que buscan trabajar la objetividad de los hechos. Decía Russell en un vídeo que pasaría a la posteridad que todas las personas deben hacer un ejercicio intelectual de cara a las obras del pasado de saber distinguir los hechos de los deseos o las posibilidades que nos beneficiarían. Efectivamente ese es el punto que estamos desarrollando exactamente ahora.

Los que buscan la verdad son defensores de someterse a una realidad de la que no pueden escapar a través de sus hechos. Todo desarrollo debe evolucionar hacia el respeto de la verdad, nunca manchada por la realidad social a la que pertenece. El ingenio, por tanto, no es más que una fórmula que sintetiza todos los hechos de la manera más sencilla para conformar una teoría. Esa teoría estará destinada a ser útil a un conjunto de personas, por lo que se desarrollarán productos a partir de lo investigado orientado a un target. Lo interesante de dicho desarrollo es que se vuelva innovador, ese cuento es el resultado de comprobar que uno de los dos productos es el caro, el obsoleto; y entonces tendremos una obra en condiciones.

Para poder alcanzar el I+D+i a partir de la recopilación de los hechos podemos aceptar la recomendación de Feinman, en parte: dispondremos de un cuaderno donde apuntaremos todo lo que no sabemos. Ese cuaderno deberá ser rellenado de una manera sistemática tanto para el científico como para el filósofo siguiendo los mismos esquemas. Y, por tanto, la manera de investigar desde mi punto de vista coincidirá ya sea con la filosofía de la ciencia como con la filosofía mundana.

Empezamos disponiendo del cuaderno que, a ser posible, será de una única temática - y así tenerlo todo bien ordenado. Ese cuaderno, según mi costumbre, suele tener un título con un punto frívolo y culto a la vez. Por ejemplo, a mi cuaderno sobre deep learning lo llamé "Zhongguo de fangjian", que con mi nivel de chino vendría a pretender llamarlo "La habitación china"..., en una ocasión me leyó el título una china y me dijo que no significaba exactamente eso; efectivamente literalmente ponía "Habitación de China". A efectos de lo que pretendía decir me significaba lo mismo..., pero en la confusión también está la ironía - porque esos matices son más culturales que mecánicos, y era apropiado.

El objeto de disponer de un cuaderno reside en que te sientas orgulloso de lo que está ahí escrito, por lo que habrá que cuidarlo con mimo y estilo. Esa es una de las primeras cosas que debería de aprender a hacer un buen estudiante: la preocupación de una buena maquetación, el estilo de unos buenos esquemas, una buena composición de colores, etc...

El primer tema que debe desarrollarse en el cuaderno debe ser un tema no extenso, para ir tomando forma. Es fundamental poder rellenar cada tema de manera clara y sin perderse en el primer paso hacia aspectos que podrían hacer perder el foco de todo el conjunto. Es decir, hay que empezar por lo accesorio, siempre que sea contingente y pequeño. Más adelante se hará el barrido necesario para determinar hasta qué punto debe formar parte o no de una teoría general. Lo extraño sería encontrar algo accesorio y extenso, parecería que más bien está fuera de la temática a estudiar directamente. Lo extenso no puede ser nunca accesorio.

Ahora es cuando llego al punto en el que discrepo con el 98% de aquellos a los que haya leído o escuchado al respecto. En este punto ya me escapo de lo conocido: 

A la hora de apuntar cosas en el cuaderno es vital e importante seguir este consejo al pie de la letra: jamás se debe escribir con tus palabras. La cita debe de buscarse, en lo posible, que sea literal. Es decir, los apuntes son citas exactas: si están en inglés lo escribes en inglés, si estaba en griego escribes en griego. Si no sabes griego, lo trascribes y traduces a tu pesar. Pero tras la rigurosidad de la precisión de la exactitud debe haber un apunte hacia el documento de donde sacas esa información. Es decir, si tienes que traducir, por lo menos, lo imperdonable sería no apuntar correctamente la referencia, el origen de la cita.

Hay muchas maneras de apuntar las citas, la más cómoda es amontonarlas al final del cuaderno - quizá de abajo a arriba, o de arriba a abajo desde la última página hacia atrás. Es más cómodo apuntar un número, pero es bien sabido que si la cita fuera el autor con el año se puede contextualizar más en virtud de lo que se quiera tomar en consideración.

Por alguna razón en primaria no te enseñan a tomar apuntes de esta manera. Incluso no te dan las referencias de donde han sacado los profesores la información que nos brindan. Lo mismo ocurre en el instituto y, para pesadilla de la democracia, asímismo en la universidad. Los profesores de universidad pueden recriminar a los alumnos que quieran tomar apuntes en clase, no quieren que sean gente proactiva porque saben que los apuntes son inventados, y que las clases son un fingimiento. Pero te obligan a ir a clase igualmente y a poner en el examen aberraciones indocumentadas. Aunque lo peor del sistema educativo español está en los jueces, es decir: no hay seguridad jurídica para denunciar tales aberraciones en la universidad pública. Razón por la cual en todas las democracias la educación privada goza de más prestigio, salvo peculiares excepciones.

Una vez apuntado con precisión la cita, nunca con tus palabras, siempre se puede gozar de un margen en el que el estudiante evalúa el interés o las dudas que genera la apreciación. Todas las anotaciones que provengan de un lugar diferente del exterior debe poder distinguirse de las notas personales. Incluso, una buena costumbre es aprovechar el margen derecho para las opiniones y el margen izquierdo para las inferencias (o al revés, dependiendo de si se es zurdo). Entendiendo de que como los márgenes son demasiado pequeños siempre es interesante escribir ese apartado junto con una flecha que apunte o provenga de tales márgenes para indicar rápidamente qué enfoque debe tener el que quiera revisar rápidamente.

Cabe esperar que el propietario del cuaderno de notas no cometa el error de no saber cuándo toca opinión, y cuándo toca inferencia. Aún así se suele aconsejar la escritura en los márgenes, cuando yo, por ejemplo, dependiendo del cuaderno, sé que algunos márgenes los uso exclusivamente para continuar con inferencias y que las opiniones suelo manifestarlas mediante una escritura flotante y marcada con interrogaciones. Es decir, el objeto no es usar un único sistema sino valerse de un mecanismo de diferenciación de cara al propietario de las notas.

Llegados a este punto vuelvo a reconciliarme con Feinman, porque este hombre se saltó el paso anterior para decir que debe releerse todo lo escrito para intentar sintetizarlo todo, así como corregir imprecisiones. Está claro que si apuntaste de manera rigurosa y jamás con tus palabras las imprecisiones serán errores de método propio de gente que tiene que perfeccionarse. Sin embargo, si alguien te echa en cara una conclusión que apuntaste puedes disponer de tu cuaderno para decir exactamente la cita y su autor. Si aún así te cuestiona, una buena traza te permitirá acceder a ese documento para copiar y pegar la cita en su contexto ante quien te cuestione. Así, el que tenga problemas lo tendrá con el autor, nunca contigo. Si, por el contrario, fue un error de interpretación a la hora de sacar tus conclusiones entonces siempre será interesante que se te esclarezca en qué medida el contexto no encaja con tus valoraciones, porque significaría que cometes errores de novato - y eso desmerece tus apuntes.

Unos apuntes excelentes te ofrece una traza impoluta. Y gracias a eso puedes ya, ahora sí, reescribir con tus palabras la teoría completa adivinando un álgebra que te posibilite combinar los símbolos que pudieran representar todas las epígrafes. Es decir, la exactitud te brinda la oportunidad de adivinar una matemática exacta que te diga qué es simétrico y qué no lo es. Entonces postulas qué ignoras y con qué trabajas para conformar una teoría y una formulación. No es posible dar una fórmula sin una traza que justifique lo que consideras contingente.

En este proceso de elaboración de una buena teoría se puede apuntar un glosario de términos que ayude a comprender porqué algunos autores consideran importante algunas distinciones, de la misma manera que puede ser reseñable la apreciación que tengas sobre la falta de algún término: como me pasaba en mi caso con distinguir el enmarañamiento con la superposición, así como distinguir el enmarañamiento epistemológico del ontológico. El hecho de no hacer las distinciones provoca que muchos físicos crean que ciertas reglas de la física teórica no se han incumplido, porque leen esos términos de manera equívoca. Es lo que se extrae, por ejemplo, de mi estudio de las dimensiones: donde uso dos operaciones entre dimensiones, el producto y la suma - el producto de dos dimensiones significa que te mueves primero por una y luego por otra (al ser abeliano da igual el orden, porque te mueves por la diagonal si fuera el camino más corto), mientras que la suma significa que te mueves por ambas a la vez (superposición). La suma se distingue en mi álgebra del enmarañamiento, donde este otro es resultado de hacer muchas sumas y productos (como muestro con una fórmula específica) con, al menos, dos dimensiones diferentes, para implementar la puerta CNOT (o la toffoli).


La búsqueda de la pasión

A la hora de montar relatos, o de hacer propagandas, lo que importa es encantar al destinatario. Por eso partiremos del producto a vender y la sociedad que lo consume. Este producto debe tener un objetivo y, de ahí, se puede extraer la socioléctica de su mundo. Así que se tiene que establecer vínculos o correlaciones entre el producto y el target, se debe ingeniar usando el efecto halo qué significa adquirir ese producto o idea para que se visualice el mundo desde lo producido. Acto seguido hay que dar con todos y cada uno de los ladrillos que conformarán la historia, y es entonces cuando nace la invención: érase una vez...

Partiendo de un estereotipo de historia que se quiera contar, bien se puede romper algunas reglas para luego determinar cómo cohesionarlo todo con una buena justificación. Hecho esto hay que reordenarlo todo para contarlo desde un punto de vista subjetivo, y ya podemos empezar a desarrollar ese enfoque.

Pero antes de nada, vamos a determinar cómo rellenar nuestro cuaderno de notas.

Cuantos más preparativos se tengan más fácil será ir rellenando las hojas en blanco; y, al tener tantas técnicas, eso significa que la mayoría no son necesarias para la mayoría de los autores. Pero es bueno irlas mencionando, porque el objeto es activar la creatividad artística.

Como se habrá podido apreciar el proceso de las letras va en sentido inverso al proceso I+D+i; en este caso hay que partir de los errores sociopragmáticos antes de acabar en el temporal. Para ello el autor, si quiere dar todos sus pasos en su cuaderno de notas personal, debe preocuparse de llamar a su proyecto como si fuera un producto final. Así, puede que el título de la obra sea otro, pero cabe esperar que esté fuertemente ligado con el nombre del proyecto, porque la diferencia entre el título de un cuaderno y el título de un proyecto es que el proyecto se ubica dentro de una realidad sociocultural. Ya no es algo objetivo, es más bien resultado de ubicarse dentro de un entorno más bien emic.

Una vez presentado el proyecto la primera página será una sinopsis de la obra; más en concreto, es el comentario de texto que analiza la obra como si ya estuviera acabada. Es lo que se espera de ella, y las impresiones que genera en quien la ve. Es decir, algo que no nos enseñan en el colegio, y no me parece bien, es a hacer comentarios de obras que aún no se han escrito ¿Acaso no es lógico hacer el comentario de un libro que un alumno considere ideal? ¿No es un ejercicio interesante que alguien ponga por escrito lo que le gustaría ver en el cine? El decir lo que has querido ver, distinto de lo que quieres ver, supone escribir en pasado como si sí lo hubieras visto - como si hubieras visto algo en concreto y lo estás describiendo.

Dentro de la apreciación de lo que es un buen comentario, ahí observamos el título del proyecto, un resumen de la obra, un contexto social que se cita y el análisis de sus partes seguido de una visión comentada de lo que te pareció el final y tus escenas favoritas. Es decir, todo apunta a que serán necesarias ciertas escenas. Entonces empieza el primer prototipo de esquema que nos dirá cómo se irán organizando cronológicamente las escenas. 

Gracias a tener una buena idea de cómo debe rematarse la obra, el tener una idea clara de cómo debe terminar ayudará a generar nudos, sin embargo hay lectores que prefieren que las descripciones le ofrezcan más ambigüedades y, por tanto, bifurcaciones y dobles sentidos. Cuantos más nudos es más difícil preparar dobles sentidos y los nudos suelen deshacer los malentendidos a través de los efectos que se producen. Por eso, se atraerá a lectores que leen la obra cuando toca el nudo o tras leer el efecto. Aunque parezca que hay cuatro tipos de lectores solo se citan a dos: los que descansan la lectura cuando empieza lo emocionante o cuando descansan la lectura cuando ha acabado lo emocionante. Los primeros no tienen ganas de hacer click en la serie, y prefieren que la serie les empuje a querer seguir viéndola. Los segundos ya están enganchados, pero consideran que la serie es muy pesada y prefieren ver lo emocionante para no aburrirse.

Por tanto, están los que no se ponen y los que se aburren. Los que tienen mejores cosas que hacer y los que se cansan pronto. Si alguien tiene mejores cosas que hacer y se cansa pronto ya es un caso perdido; y por otro lado, hay que pensar que a lo largo de la serie algunos capítulos podrían orientarse a enganchar a unos o a otros. No todo va a ser blanco o negro.

Un ejemplo de lo dicho lo tenemos en un dinamizador, oficio que he practicado. Si quiere el dinamizador hacer que el enfermo salga de fiesta hay dos tipos de no: el no porque los preparativos le cansa y el no porque las fiestas son muy largas. Sea cual sea el no, debe desarrollar su respuesta para hacerle la propuesta pertinente - una acorde a sus circunstancias. Lo que no puede ser es que sea como el "no" de Melibea ante la propuesta de matrimonio de Calisto; ese no era para que no fuera facilona, era un no social, o incluso un no que está ahí para poder hacer posible la novela de amor cortés. Es un no paródico de la realidad social que se vivía en la época. El no que busca el dinamizador debe ser un no sincero antes de poder clasificarlo para estudiar el tipo de dinamización que necesita el paciente.

Llegados a este punto ya tenemos un esquema y una idea clara de la obra, con citas internas de mensajes que se emiten y, claro: ¿qué pasa con las esferas? Los personajes, o esferas, aparecen en la obra a lo largo del esquema. Tal vez la obra está más orientada a los personajes que a las historias que desarrollan. Esto es posible porque se quiere desarrollar un arte escénico donde sus actores desarrollen sus trasfondos en distintos escenarios que ayude a traslucir sus conflictos. En este caso el esquema no sería más que un listado de escenarios colocados uno debajo de otro.

Por otro lado, los personajes parece apropiado que sea también un mero listado que refleja conflictos entre ellos y demás trasfondos, como puntos de vista diferentes. Sin embargo, cuanto más se quiera profundizar en los personajes más fácil será entender que éstos deben aparecer más o menos en algunas escenas, por lo que se puede marcar en qué escenas deben gastar más minutos unos u otros. Si se quiere desarrollar este enfoque. Y es que tanto las presencias como las ausencias forma parte del mensaje. Mediante una tabla de Seasure se puede comprobar los rasgos de oposición de los personajes, así como lo que saben y lo que tienen, como sus objetivos personales, puntos débiles y fuertes. Parecería que si un personaje estuviera bien definido por sus puntos débiles también habría que remarcar con la misma fuerza en un momento dado la suma de sus puntos fuertes, para cerrar su nudo personal. Y al contrario.

En cualquier caso, hasta aquí, vendrían las anotaciones básicas para conformar una buena historia. Ahora detallaré el sistema SABE para desarrollar guiones.

Para empezar hay que considerar que, a diferencia de lo anterior, lo siguiente que voy a desarrollar aún debe ponerse en el correspondiente contraste. Porque sigo con los preparativos, pero aún no he escrito realmente ningún guión - no porque sea difícil que, de hecho, me parece vanal - sino porque quiero automatizar todas las partes y detallar todos los aspectos. Y es que, aun explicando la mayor parte aún quedarán muchos análisis que, por supuesto, o no tengo el nivel o no considero que toca desarrollarlo aquí.

El sistema SABE en la elaboración del pre-guión consiste en apuntar con una S la escena socioléctica, con una A la escena de aparición del nudo, con una B la escena que supone acción o una doble interpretación y con la E los resultados de decidir lo que se decidiera en alguna B. Tras apuntar esquemáticamente qué debe esperarse en cada apartado tenemos una visión general de qué escena es compatible cronológicamente con la siguiente y qué escena se cohesiona con cuál.

Este esquema permite desarrollar juegos para determinar su gamificación: si vemos que todas las bifurcaciones del juego de la oca se fundamentan en una tirada de dado entonces eso afecta a quiénes está orientado ese tipo de juegos. De la misma manera, los juegos más abstractos no desarrollan demasiada socioléctica: ¿qué representan las piezas del ajedrez? Que sea una batalla es poco relevante, es más una excusa.

Si nos damos cuenta, es posible encontrar en este preguión una suerte de metodología que ayude a que sea la propia máquina la que desarrolle el videojuego desde un punto de vista declarativo: esto es, mediante las técnicas de un autojuego de rol (juego de rol que se juega - o se puede jugar - en solitario).

Sin embargo, como la entrada me ha salido un poco larga ya expondré una propuesta de autojuego de rol para mañana a modo de ejemplo.


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