miércoles, 28 de agosto de 2019

La nostalgia y otras formas pornográficas

De todas las ideas que se me han cruzado por la cabeza, sólo una se ha querido mantener de forma recurrente hasta el punto de poder recordarla: hoy hablaré de la trascendencia para el ateo - para el nihilista.




Son muchos los que piensan que el que no cree en un ser igual o semejante a sí mismo en plan superior no pueden concebir la trascendencia. Ciertamente, los que piensan así me infunden una enorme pena.

También hay quien piensa que la palabra trascendencia no tiene cabida dentro de un lenguaje científico, ¿y eso? ¿No saben cuál es la función de la filosofía científica? Ciertamente, también se equivocan.

Con una palabra tan peculiar como la trascendencia hay que tener cuidado, porque la cuna de nuestra civilización ya le dedicó un apartado: un apartado que trascendía al poder de los propios dioses. Y el nombre que le pusieron fue: esperanza.

Podemos recordar el mito de Prometeo, de cómo éste se encaraba contra el dios que sobrevivió al caos del tiempo para desafiar su determinismo y crueldad. Razón por la cual creó a la Humanidad y, ante su falta de fidelidad a Zeus, le premió con la ciencia y el conocimiento. Y, ante un posible acto de venganza de Zeus contra su gente, Prometeo encerró todos los males que acosaría a la Humanidad en el interior de una caja justo cuando Hefesto le sorprendió para hacerle sufrir una condena eterna. Ante los gritos desesperados de Prometeo a su hermano de que jamás se le ocurriera abrir la caja, y sin darle tiempo a dar mayores explicaciones, sería la novia, enviada por Zeus con todas sus imperfecciones, la que abriría la caja por pura curiosidad.

Así se vieron cumplidos los designios de Zeus que condenó a la Humanidad a sufrir todos los males que fueron liberados mientras Prometeo sufría una condena de sufrimiento eterno. Sin embargo, antes de que escaparan todos los malos deseos imaginables por los dioses, con la ayuda de su cónyuge, consiguieron cerrar la caja. Lo que quiere decir que no todos los males imaginables eran posibles contra la Humanidad..., gracias a que en parte se cerró la caja ésta pudo liberar, al estar cerrada, un halo de esperanza.

La condena a Prometeo es la condena a una deidad que quiso medirse con Zeus, es pareja a la condena de Lucifer, se busca la manera de decir que el Patriarca no comparte voz de mando. Sin embargo, la voz de mando es cambiante, la cultura suele subvertir el orden de las cosas. Por eso, en la medida de que los años pasan, aun con los errores y el deseo de mejorar la sociedad desde su posición, se puede vivir una tragedia, ser el único que sobreviva y contemplar cómo todo se repite sin que nada sea igual. Es la mirada trascendente: la condena de Prometeo.

Un abuelo le regala un libro a su nieto. El libro está mohoso y el niño le pregunta qué tiene eso de valor.

- Este libro me lo regaló mi abuelo cuando era nuevo. Ahora ha perdido las sensaciones de cuando se compró, el olor de las hojas al abrirse por primera vez, pero ha ganado una nueva esencia. Ha ganado las veces que ha sido leído y está desgastado y aún es servible. Este libro alberga mis recuerdos de cuando tenía tu edad y por eso quiero regalártelo.

- Abuelo, este libro alberga más recuerdos en ti de lo que yo pueda percibir. Cojo mi tablet y es menos pesada. Ese título me lo puedo descargar por Internet y con esta aplicación no tengo que esforzarme en pasar las páginas. Puedo quedarme sobre la cama aguantando la tablet y me costará menos leerme la novela. De hecho, para cuando me la acabe podré buscar reflexiones de otros lectores y opinar lo idiotas que son al no haber entendido su significado.

- Nieto, creo que no entiendes el valor del significado de lo que fue mi libro en aquel entonces.

- Abuelo, el que no lo entiende es Vd. que vive anclado en una nostalgia bastante pornográfica: esas sensaciones que tienes son tan simples como dependientes del objeto que tienes delante. Recuerdas cosas que viviste en tu época. Pero eso que viviste no tiene autenticidad, fue lo que revistió la felicidad de la experiencia que adquiriste al leer posteriormente la novela. Esas mismas sensaciones son las que yo siento cuando me meto a opinar con otros usuarios en redes sociales y opino sobre su manera de ver la obra. El paso de las hojas y lo mohoso del libro pasa a ser la versión de la aplicación que usamos para leer la misma obra. Los tiempos cambian, pero las fórmulas siguen siendo las mismas.

Dicho esto, el abuelo altamente chovinista, castiga a su nieto a su cuarto totalmente malhumorado porque ha sido cuestionado por un puto criajo de mierda ¿Qué forma es esa de hablarle a una persona mayor y mucho más respetable? El nieto, resignado asumirá su castigo sin cambiar ni un ápice su comportamiento por una sencilla razón: su mirada ha alcanzado la trascendencia.













 

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