domingo, 4 de agosto de 2019

Crece la violencia pero no las condenas

Más violencia y menos condenas. Se persigue a los que quieren frenar la violencia. Se les acusa de violentos ¿Cuál es el verdadero rostro de la violencia? ¿Dónde está el verdadero genocidio continuo? ¿Cuál es el elefante alfa de la habitación?




Trump ya se ha pronunciado: ¡que Dios bendiga a América...! Algo así decía Hitler con su la historia decidirá. No hay condena por los genocidios, las masacres..., nada de eso proviene de sus palabras. Y sí: seguro que Hitler jamás habría pegado un tiro a un solo judío (no me conozco su biografía, sed cautelosos con mi impresión), pero admitió la masacre. Igual que el ya difunto Carrillo admitió la masacre en Paracuellos. Igual que el propio Franco admitió todas las masacres que se hicieran en su nombre. Las masacres que admitía Mussolini por la socialdemocracia y la limpieza étnica..., él no tenía que pegar ni un santo tiro, ya lo harían sus partisanos. Y él no condenaría tales actos.

¿Se buscó a los posibles responsables de la muerte de Lorca? Impensable entonces, y más impensable ahora. No se condena. Algunos no quieren ni saber qué pasó. Tienen miedo de la oficialidad, de hacer las cosas bien. Los políticos ya se encargan de añadirle una caricatura ideológica a todo lo que se pida: el asunto es censurar la opinión científica cuando se trate de entrar en asuntos de la propia historia de España.

No se condena.

Cuando estaba en la universidad ya me costó lo suyo convencer a los del gobierno: tienen que condenar. Al final, no sé cuántos lo insistimos lo suficiente, pero se consiguió: al menos ETA tenía la obligación de condenar. Al menos los partidos políticos debían condenar el terrorismo. Al menos..., y fue una ley que costó que la pusieran pero, como pasa siempre, no fue ni la mitad de lo que el sentido común demandaba de ella. No estaba dentro de la ley penal, los partidos políticos seguían imponiendo su relatividad moral, su dictadura..., era una fantochada más. Una manera de controlar a los pequeños o, visto de otra manera, una manera de doblegarse a los que ejerzan más presión - más fuerza.

¿Crimen organizado? Si está lo suficientemente organizado entonces ya no es un crimen. La dictadura institucionalizada si no se considera crimen organizado es porque no se persigue. Porque constituye los poderes fácticos del estado, lo que en EEUU llaman el estado profundo.

Y vemos otra matanza en Texas, ¿aislada? No. Lo que la hace especial es que se ha hecho ante población civil, y no en mitad de un desierto. Si fuera en mitad de un desierto cogerían a los mexicanos: hombres, mujeres y niños muertos, los tirarían a la camioneta, y de ahí a la fosa común. Por algo parecido se quiso invadir pueblos semitas: Iraq, Libia, Afganistán..., ¿cuántos más? ¿cuántos nombres de supuestos dictadores? ¿Cuántos genocidas? ¿Trump también es un genocida?

No, Trump no ¿Por qué? Porque él está organizado. Quienes se organizan no son criminales: son dictadores institucionalizados. Toleran el estado profundo genocida. No se les llama criminales. Hace falta una cultura más fuerte para que los podamos llamar criminales..., será eso.

Luego tenemos a esos señores que reinciden en España. Criminales de todos los tonos y colores. Drogadiptos e inmigrantes..., uhmmm, acabo de decir dos palabras que cuando se ponen es porque eres de derechas..., bien, no lo diré. El problema es que cuando hablamos de reincidentes no hablamos de blanquitos que se ríen ante la siguiente masacre en el Mediterráneo, o que heredará el cargo privado de su papá en la empresa porque es a eso a lo que llaman capitalismo. No, cuando hablamos de reincidentes estamos hablando por necesidad de esos a los que, en principio, protegen los de izquierdas en España ¿Sólo los reincidentes que cometen delitos peligrosos son de izquierdas? No, lo que pasa es que en este país el lumpenismo se ha convertido en un voto más: no hay que olvidar de la clase de influencia que ha conseguido la kale-borroka esa..., la idea de vincular la violencia con la política, el dar a entender que los derechos son alienables, la manipulación continua y expresa..., y el problema no es que los ciudadanos se hayan creído tal estafa: es que los políticos creen que esa estafa es creíble.

Me da la impresión, y me puedo equivocar, que los que defienden el lumpenismo no son tantos..., y que si la izquierda se volviera de izquierdas, con su purga, acabaría con tanto minini (milenial-nini) con ganas de involucrarse sin haber cogido en su vida un santo libro. O esos que no son milenials, pero que se han convertido en una clara influencia: influencia que hace años habría sido impensable que consiguieran transmitir.

Pero lo que pasa es que desde hace años condenar no está bien.

La fórmula de éxito está en la condena. Los que no condenan se desmarcan. Veremos nacionalistas condenar, pero al menos condenan. Veremos ladrones condenar, pero al menos condenan. Existe un límite muy fácil de conseguir: la condena. Condenar actos violentos en nombre de una causa por parte de los heraldos de la causa es fundamental para saber qué clase de heraldos son.

Vemos, por ejemplo, un anuncio de Greenpeace que se centra en un pobre gorilita que se queda sin casa...., ¡cínicos! Os importa un auténtico bledo los gorilas..., y lo humanizáis en vuestro anuncio. Estáis haciendo un llamamiento a gente que no tiene nada que ver con vosotros: ¡menuda mentira!

Vivimos en un mundo de cínicos, nuestro planeta es cínico, y contra el cinismo sólo cabe la violencia se ponga en su contra: como una bofetada inmensa. Como una de esas Sagradas Hostias que, muy de vez en cuando, aparecen de la nada. Sólo funciona con los cínicos; pues el mezquino se crecerá con la Hostia, pero el cínico cambiará de estrategia.

Algunos dicen: Está creciendo los crímenes violentos.
Los cínicos: Aún no hay muchos.
Los mezquinos: Eres un racista porque esos crímenes son provocados por otras razas.

Todo ese cinismo que viene de la izquierda alimenta una mezquindad que torna a las personas a un ideario exclusivo de la derecha. Por eso la izquierda en España ha muerto.

¿Y cómo voy a votar si ningún partido es de izquierdas?



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