viernes, 17 de mayo de 2019

Hoy me cago en Dios

Pues sí, hoy me cago en Dios y no me siento airado en lo más mínimo. Por eso mismo vamos a ponerle banda sonora.




Es un hecho que la gente que se siente demasiado atada a sus propios dogmas no es capaz de darse cuenta de lo limitada que está. Cualquiera podría pegar un puñetazo en la mesa y decirme: tú mismo tienes también muchos dogmas, y no lo admites. Sí, sucedáneo de respuesta, eso es lo que me diría un amigo si éste quisiera replicarme algo a la cara..., cosa que hace años que no sucede (sólo lo consigo, y os podéis imaginar en calidad de qué por Internet).

El caso es que hoy me he levantado fijándome en cómo el dogma cristiano se llegó a meter en una familia atea: uno de los chavales, que de hecho era un genio, se me acercó ya que yo era amigo de su hermano mayor y, de hecho al ser otro genio, me respetaba especialmente: Pues lo he estado pensando, a lo mejor soy cristiano. Nos hizo entonces gracia a su hermano y a mí: un chaval de ocho años decidiendo escaparse de un entorno normal para abrazar un pensamiento peculiar.

Por supuesto, nuestros ánimos de aclarar las ideas tenían que florecer por encima de todas las cosas: ¿qué es lo que piensan los que creen en Dios?

Resulta que yo, a diferencia de su hermano mayor, sí obtuve una educación cristiana - incluso practicante. Así que tenía cierta ventaja para explicar de manera resumida en qué consiste esa creencia. Y, por lógica, una persona no intoxicada el chaval acabaría por volver al pensamiento limpio.

Obviamente este tipo de conversaciones, que nunca son más conativas que la propia ironía que supone exponer las cosas tal como suenan, son las que evitan los señores del Opus Dei: ellos son los primeros en censurar y censurar y más censurar los libros y los documentos, así como la realidad de las tradiciones. Lo que defienden es que la verdad, que deslumbra, hay que mostrarla poquito a poco: el ser humano es demasiado pecador como para entender el áscesis. Efectivamente es así como piensan los sectarios, y por esa razón se habrá prohibido en Francia como secta peligrosa.

Pero ahora quería hilar más fino: he aprovechado mis nuevo estado de conocimiento para depurar mis ideas ¿Qué es lo que se entiende por consciencia? ¿Qué es el yo? ¿Qué son los mitos?

Por alguna extraña razón todo el mundo tiene claro que no sabe lo que es la consciencia, la inteligencia, el yo..., pero al mismo tiempo suelen estar rodeados de dogmas intocables. La cosa en sí es que si no existieran dogmas o axiomas, entonces no sería posible constituir un lenguaje. Ahora bien, ¿qué afirmaciones se presentan como un postulado y cuáles como axiomáticas? Es decir: ¿qué afirmaciones se deben sostener para conformar una teoría y cuáles son verdades evidentes que deben usarse por definición?

Parece como un principio axiomático el decir que la inteligencia aporta en el sujeto una ventaja en la toma de decisiones. Pero en realidad es un fenómeno repetido vincular una aptitud intelectual con pulsar un botón por asociación (luz roja + botón rojo = recompensa). Un postulado podría limitar la definición de para qué sirve la inteligencia, pero no sería éste un principio axiomático.

De la misma manera, ¿de dónde viene esa manía de vincular la consciencia con el yo? ¿Soy yo el que se equivoca? De hacerse así sería resultado de un postulado que funciona a quien defiende esa teoría, pero no he leído a nadie que quisiera plantearse esa distinción más allá de los que hablan de dualismos y nuevas complejidades que complican la respuesta.

Es decir, en ocasiones creemos que los conceptos significan lo mismo. La cosa es que se postula que para que haya vida debe haber inteligencia en el ente. Y parece que esa determinación se ha aceptado. Pero, si ya es inteligente, ¿acaso el yo no queda implícito? ¿O el yo se ubica donde la consciencia? Pues bien, parece que no se discute.

Tras escribir mi ensayo en Medium, ahora mme he vuelto más exquisito con esos temas y estoy empezando a juntar conceptos y separar otros. Tan pronto como separo el yo de la consciencia, que considero que quienes no se montan historias de creer en dioses o asuntos no pierden su identidad..., también vinculo los fallos dentro de la pragmática con los sesgos cognitivos. Y claro, esto último puede que más de uno no trague - es posible que esté toqueteando demasiados dogmas..., o puede que se comprenda fácilmente.

Se me cruzan entonces mis experiencias de cuando explicaba a los niños pequeños lo que era la religión, lo que significaba formar parte del culto: les decía en qué consistía tales sacrificios y cómo al no ser capaces los religiosos de aceptarlos cómo proyectaban sus iras en otros asuntos. Esta clase de cosas no la cuentan - o, simplemente, no son tan practicantes como se suponía que eran.

Por ejemplo, me hace gracia el que se hace llamar cristiano apostólico romano y que cuando el Papa interpreta la vida y obra de Jesús, al no coincidir - porque es imposible que coincidan dos personajes idealizados desde cada uno, se le cuestiona la infabilidad del mismo. Pero, eso sí, sigue siendo cristiano apostólico romano..., ¡sí, claro! Pues lo que yo pienso es que la mayoría de los cristianos apostólicos romanos no son ni romanos ni apostólicos y..., ¡vete tú a saber si les explico lo que significa ser cristianos si se mantienen!

Son los señores del dogma los que quieren que no se expongan los hechos directamente. Pero tampoco quieren que se debata al respecto.

Hace varias semanas se le meten a unos monos unas células humanas; el objeto es hacerles mejorar intelectualemente. Y sí, efectivamente, lo consiguieron. Nadie les preguntó a esos monos si por aumentar la presión de sus arterias iban a sufrir de fuertes cefaleas pero, claro, los animales no sufren. El dolor proviene del yo (llegué a escuchar). Pues no señor: el dolor en nuestro cerebro proviene de la zona parietal, no tiene nada que ver con el yo; de hecho el yo es más simple que el dolor, si mis postulados no se equivocan. Pero claro, ¿qué va a creer un señor al que le gusta los toros y no le gusta verse a sí mismo como un torturador?

Cuando los postulados se convierten en axiomas, como hace el señor Savater, la filosofía se muere y hablamos de otra cosa. Es entonces cuando las discusiones, acaloradas o no, se vuelven dogmáticas porque cada uno defiende su postura - sin más. Y claro, si tu posición es dogmática: ¿qué hago yo discutiendo contigo como si ésta fuera una discusión filosófica? No: para que la discusión sea filosófica antes:
  1. Debemos descubrir los significantes, 
  2. saber qué es cierto por definición, 
  3. dónde se ubica la teoría más conservadora y 
  4. qué es lo que aporta cada cual desde su perspectiva.
Si no se hacen esos cuatro pasos entonces se trata de un diálogo de besugos, nada con sentido - un mero ejercicio intelectual del mismo nivel que jugar al dominó.


Dicho ésto, juegos a parte, ya me he quedado a gusto...





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