Apostando por perfeccionar las técnicas

Acabo de sacrificar un día más con el fin de tener algunos diseños depurados, aún no sé cómo vender la resolución: ¿historia de cómo se consiguió, explicación de más pequeño a más grande...?




No, aún no tengo un público. No hay feedback de ningún tipo. No hay manera de que me imagine una forma de dirigirme a nadie. La cosa es que tenía pensado explicar cómo es posible que con funciones primitivas se puede resolver uno de los problemás más míticos de los últimos 30 años, pero lo enfoque como lo enfoque..., siempre habrá alguien que no trague.

Lo que es difícil de tragar es que haya un tío que se piense que puede sobrepasar a Sir Stephen Cook, hace poco condecorado con el premio Premio Príncipe de Asturias: cuanto más poderoso es este señor y, considerando lo poco honesta que me parece su posición (o poco valiente), más difícil será que se acepten mis pesquisas.

Quizá, en estos casos, hay que ser conciso y claro. El principal problema de escribir de esta manera consiste en que no existe un método para ser igual de claros con unos que con otros.

Gracias a las nuevas alianzas que me estoy forjando, ahora sé que los traductores cuando tienen que adaptar un texto en un idioma a otro que exige más cuidados y restricciones, a la acción de adaptación lo llaman domesticar. El proceso de domesticación no es, de hecho, algo que sea fácil de evaluar.

Podemos obtener un texto lo suficientemente claro para cierto sector, pero otros sectores lo verán demasiado largo. Cuando se pretende explicar las cosas con su debida concisión, es muy probable que se te acuse de pretender ser ofuscador (como en una ocasión me acusaron cuando intenté hacer una conferencia: su manera de explicar es mediante la ofuscación; un pretendido necio, no había sitio para los malentendidos - siempre lo hay para pretender hacer daño).

Ahora debo jugar con la hipótesis de la buena fe, porque es un hecho de que me han abierto una puerta. No es lo mismo que colarme en el edificio y autopromocionarme que lo que he hecho yo: presentarme expresamente con una intención sincera de trabajar en tal medio para luego esperar una respuesta. Y sí, la respuesta ha sido prácticamente: empieza haciendo cosas y ya veremos.

No es gran cosa: pero es la primera respuesta no negativa que recibo. Y de estas espectativas estoy consiguiendo exactamente lo que me prometen: desde una dirección puedo editar con cierta prospección. Todo muy favorable. Y debo aprovecharlo. Pero sigo sin saber cuál es mi mercado: de los lectores que leen ahí ¿les marea la lógica de predicados o prefieren los ejemplos? Es decir: ¿qué lado del cerebro usan?

Puedo apostar en una dirección, pero es posible que mis desconocidos pares no entiendan como bien domesticadas mis opiniones. Y, claro, si desaprovecho la oportunidad, la próxima vez que lean algo por el estilo ya tendrán una opinión forjada; y será más difícil que quieran pararse a pensar si le dieron una oportunidad realmente.

No es un asunto sencillo.

Puedo valerme de la experiencia de mis pares, pero el problema es que tales pares respondían en base al hecho de que no habían leído el documento. Siempre se lo miraban muy por encima y, a juzgar por las respuestas, con un sobrevalorado desprecio.

Tocará seguir indagando..., aunque no tengo ni idea de si todo esto no es más que una enorme pérdida de un tiempo que me cuesta muchísimo dinero dando palos de ciego ahora que llega el verano, y el invierno no ha sido tan propicio como debiera.

Ya no recuerdo la última vez que vendí un móvil..., menos mal que los políticos están pensando en subir los impuestos a los superclase, que eso es justo lo que necesitamos los que no llegamos a fin de mes.