martes, 7 de mayo de 2019

La ansiada estabilidad

Creían los esclavos que nunca vivirían la libertad. Creían las mujeres que nunca podrían ni plantearse el votar. Pero el grave error que cometieron muchos no fue acertar, sino creer que siempre sería así.




En ocasiones acertar es un error. En ocasiones tener razón te empuja a ver las cosas de una manera muy triunfal que te funcionará a ti. Sin embargo no te puedes permitir el lujo de desplazar tus consejos a quien esté destinado a cambiar las cosas. Acertaste contigo, fuiste derrotero y acabaste conociendo el mundo en algún sentido peor que como te lo dejaron..., pero no, el triunfalismo de algunos les hace pensar que las cosas están mejor.

Hace años cuando trabajabas podías tener una casa. Hoy día se puede trabajar y seguir estando en la severa pobreza ¿Qué sentido tiene entonces lo que nos cuentan?

Hay quien dice que nunca se vivirá la estabilidad. El vivir bajo la incertidumbre continua es propio de gente que quiere apostar continuamente un dinero, y especular con la vida de la gente. Pero, ¿por qué a los que no nos gusta esos juegos nos tienen que involucrar? Algún día algún anónimo irá a por el siguiente, y luego a por otro..., así hasta que se den cuenta de que nuestra inestabilidad debe desplazarse hacia arriba.

Nuestro mundo no debería de ser tan inestable. No me creo que estemos obligados a tener una vida sin saber si en el día de mañana acabarás durmiendo debajo de un puente; o encerrado en prisión porque esté prohibido dormir debajo de un puente. Esas incertidumbres son inaceptables. Sobretodo porque tenemos tecnología para resolver esa clase de asuntos: son los ricos los que quieren resolver los asuntos de supervivencia desde el punto de vista de los propios ricos; y eso dudo muy sinceramente de que funcione. Pero nada, luego dirán que lo intentaron y provocarán arcadas por no mover ni un dedo.

Las únicas personas con derecho a vivir de una manera estable son las que han nacido en el seno de una familia a la que se le han asignado recursos. En una socialdemocracia, ese modelo de familia puede ser cualquier tipo de familia. Pero no es cierto que todas las personas disfruten de tales recursos, ni que tengan derecho a seguir disfrutándolos año tras año: la legislación olvida.

Cada ciudad tiene su propio servicio social, que es el alma mater de un ayuntamiento. No entiendo las funciones de un ayuntamiento sin los servicios sociales. Sin embargo nunca entra en campaña lo que realmente compete a los problemas de máxima urgencia; porque los alcaldes se han empapado del fingimiento de la importancia de los presupuestos en asuntos grandes. Cuando en realidad lo masivo tiene que ver con las pequeñas partidas.

Al final la socialdemocracia sólo tiene capacidad para darse cuenta de unos pocos. Y, ¿qué pasa con l resto? ¿qué pasa con los que se cuelan en los huecos? No todas las mujeres maltratadas recibirán subvención, no todas las familias marginales serán protegidas, no todos..., la notodamocracia debería llamarse. Es una forma de nepotismo y, como suelo decir constantemente, está en la antesala del fascismo de Mussolini.

El caso es que he estado reflexionando sobre los artículos que estoy escribiendo. Me he dado cuenta de que me resultaría tremendamente sencillo escribir una cantidad masiva de artículos de una calidad sinceramente buena, desde mi punto de vista, aunque no sean considerados muy buenos desde el punto de vista de la comunidad; y, así, podría enfocar mi manera de presentarme ante el mundo. Como una forma de encontrar mi estabilidad personal..., aunque aún siga dándole vueltas sobre qué me dará de comer. Sobre la ausencia de meritocracia y de justicia social.

Y una de las cosas en las que había pensado era en Venezuela..., ¿y si me fuera a Venezuela? Allí, si me quedara en la estacada, tendría derecho a un subsidio - pero de verdad, no como en España, que según los medios existe y según la ley no.

Al fin y al cabo: me veo en la India dándome de hostias con traficantes de órganos..., y para quien me conozca, sabemos que sobreviviría, pero no quiero esa vida para mí. Y si me voy a Japón, las probabilidades de acabar abandonado y olvidado rayan el 90%. No hay modelos sociales hacia donde mirar, en Cuba no aceptan extranjeros (tendría que estar un mes por allí y enamorarme de una cubana, no me gusta hacer trampas, la verdad).

Así que..., ¡ah! Se me olvidaba..., Venezuela está lleno de petroleo... Por lo que no tienen derecho a ser soberanos o vivir en paz sin la injerencia de EEUU.

Está claro que si me fuera a Venezuela solicitaría ponerme de alta en el ejército.

Pero nada..., habrá que seguir especulando sobre un lugar donde encajaría. Por el momento éste es el más cómodo para mí - aunque no me reporta ninguna clase de futuro.




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