Quería salirme un poco del carril aprovechando que las actuales elecciones de cara a este domingo han salido cobardes. Evitar el enfrentamiento con el líder de VOX con la excusa de que los partidos nacionalistas habían conseguido mucha más representación en las pasadas elecciones no sólo no puede obligar a una cadena privada a hacer más visibles a unos partidos frente a otros (eso es algo que siempre se ha estado haciendo a favor de los nacionalistas, y durante todo el año y varios años), sino que tampoco una institución como la Junta Electoral tiene poder frente a otra institución a su misma altura como la Radio Televisión Española. Esto es, las malas decisiones ejecutivas se discuten con todos los factores relativos a la relevancia (adecuación) por parte del mensaje, y eso es un concepto objetivo que se puede calcular tras una debida interpretación.
Dicho esto, es perfectamente razonable que los medios hayan querido hacer caso a la Junta Electoral; es su elección. Pero también han conseguido ayudar a los partidos que sólo se preocupan de los rincones de España pegarse un tiro en su propio rincón: porque el ciudadano de a pie no lo va a entender y, de hecho, no lo ha entendido. Y los salvapatrias ganan mucho, e iluminan una cosa mala, cuando se ven deflagrados injustamente.
Y es que, al fin y al cabo, para que una iglesia ilumine antes debe ponerse a arder: para que afloren los sentimientos de repulsa por los malnacidos que no entienden de cultura, los intolerantes..., para que aparezca el martirio y el valorar las cosas que ya no se tienen. Es así cómo salen los héroes - los convincentes.
El caso es que me quedo pensando en cómo podría retroceder un país como España con partidos como el de VOX. La clave para su triunfo está en poner argumentos mucho más progresistas y que trasciendan a la indolencia del stablishment, y ese discurso ya lo tienen. De hecho, si lo consiguió Trump, que es como un cerdo con peluca, yo creo que Abascal lo tiene trillado.
¿Qué es un héroe y cómo podemos crear una historia de manera que sea convincente?
El camino del héroe ya fue descrito por Campbell, aunque se quedó corto, a mi juicio, con algunos de los aspectos que hace que una película de tipos duros triunfe. Películas en las que vemos a los clásicos tipos duros es lo que se ve con más frecuencia en Holywood. El macho alfa, poco a poco, se ve desplazado por la figura de una especie de Supermán que, en algún aspecto, es inquebrantable. Sin embargo, ¿es posible que la elección de sus vulnerabilidades no convenza? ¿Es posible que el público se vuelva conscientemente crítico con las elecciones del director?
Justamente eso es lo que sucede con el cine cuando se intenta rescatar unas figuras ya existentes y muy bien desarrolladas. Es entonces cuando los critifans empiezan a demostrar porqué aún con cuarenta tacos son vírgenes. Y que conste que la carrera por perder la virginidad me parece una imposición cultural bastante mediocre..., pero ya puestos a criticar tonterías que se pregunten porqué no tienen novia, digo yo...
La cosa es que para crear un héroe antes debes crearte un villano, como lo que hizo Kennedy que creó el comunismo a las puertas. El villano debe ser capaz de encontrar la vulnerabilidad del héroe de manera convincente, antes de ser superado por sorprendentes actos heróicos del protagonista. Esto mismo lo vemos en Nietzsche: cuando consigue acabar en boca de todos los religiosos, porque parece vulnerable - un débil loco, ya que él mismo se vendía así...
El verdadero héroe, el Supermán, tiene una vida abocada a convertirle en lo que realmente es y, por tanto, debe ser artífice de una serie de actos sorprendentes dentro de una secuencia que se repite constantemente:
- Situación de peligro,
- el peligro madura hasta hacerse evidente,
- la víctima comprueba que no tiene salvación alguna,
- aparece el héroe.
Los posibles intrusistas son los héroes que no son convincentes. Aunque tienen una horda de seguidores que posiblemente los vean como auténticos héroes. Ahí aparece la figura de los partisanos y amigos..., quizá no era la idea que se quería transmitir. De la misma manera, con la llegada de las nuevas corrientes feministas, ya no es políticamente correcto ver a una mujer depender de la llegada de un supermacho para resolver sus asuntos. Por eso, en parte, la sociedad ha estado perdiendo sus instintos para desarrollar héroes: estamos viviendo una etapa cultural más orientada al antihéroe.
Así que los creadores que vean de qué herramientas se vale el arquetipo del héroe: el carro, ya sea un cetro, un par de caballos..., podrán vestir a su héroe para sorpresa de todas los critifans, justo por detrás, sin que se den cuenta de ello. Atacando por el lado occipital de sus cabezas, los héroes se colarán mostrando los elementos que necesita ver la gente, mientras tanto, los distintos partisanos se reirán..., pensarán que no es convincente.
Ante héroes que no parecen convincentes se suele actuar de manera desmedida; se les vapulea, se les critica de manera injusta. Empieza la crítica estereotipada, otros justifican sus ideas criticonas, pero esas ideas criticonas son joyas para el tertuliano que sepa valorar el momento hasta el punto de encontrar la frase para esperar una respuesta ante el critifan y, ante el silencio, aparece un símbolo inquebrantable de la victoria apoteósica del héroe: lo que le haga consolidar la escena a su favor.
Otro de los aspectos en donde suelen fallar muchos señores que tienen ganas de convertirse en héroes es en no saber cuándo o dónde son oportunos. La oportunidad no es algo que se tiene, porque es más fácil alimentarla: en esto muchos dirán que sí que soy el mayor de los expertos. El mejor alimento de la oportunidad se encuentra en la ley Zipf, pero de eso no toca hoy...
La oportunidad está para quienes sepan dónde está la historia principal, y su verdadero mensaje: el título de la historia que se vive. Se trata de la gran estructura pragmática de lo que justifica porqué el director quiso hacer esa película y no otra. Se trata de la idea que tenía en mente el autor del libro antes o durante el proceso de escritura. Se trata de encontrar la verdadera razón que sucumba en la apoteosis que haga al votante ir a las urnas a votar a tu partido.
Primero hay que localizar esas escenas repetitivas, las que se dejan ver como que todo va bien para el héroe. Es un proceso de repetición constante de la misma cantinela increible, cuando todo ocurre maravillosamente como se espera, dentro de la idiosincrasia del héroe y, entonces, es cuando ocurre una ruptura: el verdadero mensaje viene seguido de un momento de auténtico pragmatismo o bofetada de realidad. Tras la bofetada el perfil ideal del héroe renace para dar el verdadero mensaje; sea cual sea su punto más fuerte. Una historia que no aprovecha su punto más fuerte no consigue mantenerse con fuerza.
Un ejemplo: en la serie Dragon Ball cuando un aliado lanza al enemigo múltiples bolas de fuego, y después se llena todo de humo, siempre sucede que el enemigo aparece sorprendentemente inmaculado de todo daño. Efectivamente:
- tras un proceso estereotipado de ataque proveniente de un personaje, que
- se repita con cierta espectacularidad, debe sucederle
- un momento de drama, frustración..., antes de que
- se levante de nuevo con un ataque mucho más potente.
Quizá no tengamos en España buenos estrategas de campaña porque no llegaron a analizar los animes japoneses - lo que sí tendremos son sujetos que fueron capaces de aprobar exámenes estereotipados. Y la cosa es que, tras un pequeño estudio filológigo sobre animes japoneses y discursos políticos, sorprende que sea más convincente Goku que cualquier político puesto en la palestra.
En cualquier caso, aquí quedan mis reflexiones...
Hasta la próxima sucedáneos
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