Creo que me mudo

Estas entradas han encontrado su techo de cristal. No veo que vayan a seguir creciendo ni tampoco creo que sirvan de mucho al nivel en el que se encuentran de lectores. Pero me han servido para practicar un poco y desahogarme.




Voy a probar a cambiar mis hábitos, aprovecharé este cambio de temporada para reenfocar el Juego de Tronos. Probaré a publicar en un medio de habla inglesa; no han querido cerrarme la puerta, pero tampoco se han querido mojar dándome una oferta porque, al fin y al cabo, no tengo ninguna experiencia al respecto. Así que vamos a ver qué sucede, el perfil que ofrezca debo pensarme muy concienzudamente cuál desarrollar: ¿cómo me deben ver? ¿Un lógico heterodoxo, un informático experto, un filólogo aficionado?

Está claro que a esa audiencia habrá temas que no les interese. Ya me ocuparé de cuidarme de ofrecer cosas que sí: ya tenía un repertorio preparado, como un conjunto casi interminable de recetas que en esos medios sí interesarían..., o eso pienso.

Luego está el desarrollo de la estructura mental: ¿podría echarle la culpa a ese modelo el que no consiguiera publicar cierto artículo? Está claro: desmenuzar y resintetizar. He visto artículos muy simples - muy terriblemente simples y, yo para empezar, lo mejor es no mojarme innecesariamente. Mi propia forma de ofrecer cosas raras ya aparecerá de manera natural.

Así que ya veré si nos veremos o no. Este blog nació porque los administradores de Twitter intentaron destruirme socialmente por culpa de discrepacias ideológicas (y sobretodo mucho corporativismo). Desde hace mucho volví a tener mi cuenta de Twitter, aunque no me aseguraron el despido de tales administradores. De ahí que este blog siguiera abierto..., era un final muy sucedáneo.

Por otro lado, puede que no me vaya, puede que vuelva o puede que esta sea la última entrada. Ni gano ni pierdo nada escribiendo esto. Es un hecho.