martes, 16 de abril de 2019

Confabulaciones.

Ni fábulas, ni historias maravillosas, ni historias heróicas..., en ocasiones vemos confabulaciones. Son historias fuertemente dramáticas donde se confunden buenos y malos; donde se enseña el valor de la resignación, la negociación y el valor de los Principios.




Arde París y yo voy a hablaros del Gato con botas o del Cerdo encantado... Historias que no tienen que ser ni para niños, ni para adultos. Son historias que, según cómo sean contadas, se piensan de cara a una audiencia.

La potencia de una historia es como la catedral parisina: siempre acaba repitiéndose de la misma manera. Al menos en lo que más nos llame la atención, iluminará en los puntos que más hagamos arder. Esto es: siempre que París vive un conflicto profundo con su pueblo, arde Notre Dame.

Ese principio conflagrador existe en muchas personas: en cuanto se concentran en un mismo punto aparece un efecto pirólisis un tanto extraño..., y es entonces cuando arderá París.

La danza del fuego se fundamenta en cuatro pasos a seguir: EIJP, según mi notación y estúdios del género único. Lo vemos en películas de thriller muy actuales, de hecho, podemos poner como referente "La soga" como un ejemplo perfecto de película algo deflagrativa... Y es que las fases son Estereotipo, Idealismo, Justificación y Pragmatismo; cuanto más contundente sea el pragmatismo mayor será el drama.


Principio de la historia del cerdo encantado

En un castillo había tres infantas casaderas (E).

A cada hija se le comprometió con un heredero de un país cercano (I).

A la mayor le correspondió uno muy guapo, a la siguiente uno muy fuerte (J).

Y a la más pequeña se le destinó un cerdo (P).

En la noche de bodas la princesa pequeña lloró (E).

Sin embargo, mientras dormía, el cerdo se convirtió en un hermoso príncipe (I).

Así que la princesita durmió feliz a su lado (J).

A la mañana siguiente despertó siendo un cerdo de nuevo (P).

La princesa lloró y lloró por el destino que le había tocado (E).

Y una arpía mágica se le apareció con el compromiso de ayudarla (I).

Le dijo que si ataba el dedo gordo del pie del príncipe una vez convertido en humano,
sería así para siempre. A la noche siguiente, la princesa ató el dedo del príncipe (J)

pero, al apretarlo demasiado fuerte el príncipe se despertó y escapó asustado (P).



Lo más gracioso del tema es comprobar cómo hay gente que considera tóxica la Caperucita Roja ¡Con lo fácil que es recontar las historias e interactuar con quienes escuchan los cuentos! Y es que lo que marca el carácter del cuenta cuentos es, precisamente, cómo se potencia cada fase de la historia. Si queremos que arda necesitaremos hacer mucho mucho énfasis en la parte Pragmática. Esto me recuerda a una escena de la Familia Adams, cuando Morticia se puso a contar cuentos a niños pequeños.

Las películas más dramáticas, si bien suelen ser las leyendas griegas antiguas, creo que en realidad son superadas por los dramas chinos de las últimas décadas: donde hay una confrontación en fuerza entre I y P constantemente, como para dar una sensación de frustración continua.

Aunque, paradógicamente, las películas más deflagrativas sueles ser francesas: concretamente, habría que citar Delicatesen, con una cierta preponderancia de JP.

Estos estudios que suelo llevar a cabo me acaban diciendo que una buena historia acaba cumpliendo un invariante, que rara vez es vulnerado.

1. Toda historia digna de ser contada divisible en cuatro tiempos empieza con un estereotipo seguido de una ruptura idealista o una continuación del mismo en forma de justificación (EI, EJ).
2. Después terminara los otros dos tiempos ubicando el pragmatismo en una posición que sea contradicho o dejándolo como la última palabra (PI, PJ, IP, JP).

Eso quiere decir que lo que determina el género principal de la historia es la combinación de los dos últimos tiempos: cómo reiteradamente acaba la historia. Esto es, cuando empezamos la historia con una justificación del estereotipo bien puede tratarse de una fábula o de una historia heroica, y si se empieza con un idealismo que rompa el estereotipo es porque nos encontramos o con una confabulación o un cuento maravilloso..., pero hasta que no lleguemos al final del tercer tiempo absolutamente nada nos podrá decir cuál es el género.

Por lo que encontramos cuatro tipos de nudos: IP, JP, JI, IJ. Esta relación es la que tiene que tener en mente el autor de la historia antes de decidir cuál será su final o el envoltorio estereotipado.

Es decir, si un maestro quiere enseñarle un cuento heroico a sus alumnos, lo más sencillo será plantearse qué tipo de nudo se llevará a cabo (JP): "En cuanto el héroe hizo cuanto debía el villano le asestó un duro golpe de efecto que le obligó a la reflexión", efectivamente: ¿qué grandeza le queda a un héroe sin un buen villano?


Estoy pensando en ir conectando las distintas entradas para que el que lea mi blog tenga la oportunidad de tener una idea de cómo funciona mi mente..., supongo que podré enlaces del tipo anterior, y cosas así... Ya iré haciendo cosas.



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