La frivolidad ha llegado y, un año más, algunos nos encontramos más cerca de la indigencia. Somos autónomos, tenemos que pagar por encima de nuestras posibilidades y, bueno, al menos como no nos llega para pagar a Hacienda de algo nos libramos. Pero ya hemos estado pagando al estado casi el 90% de nuestros ingresos. Poco importan los detalles.
La severa pobreza no puede ir cogida de la mano de fuertes inspecciones. Cualquier clase de inspección supongo que no la pasaba y, por supuesto, de pagar la multa pertinente ni pensarlo: me convendría más pasar el periodo pertinente en prisión. Aunque vete a saber si luego Hacienda volvería a atacarme con deudas inexistentes a través del que me provee el alquiler; porque sí, cuando tu proveedor es el estado (la seguridad social a través de un hospital) pueden delegar sus errores administrativos a través de un comunicado de embargo a través de Hacienda (con multa incluida).
No le veo ningún futuro a la vida que llevo. Estoy más a la espera de que me enchironen para poder tener una excusa de mandarlo todo a la real..., pero nada. Hay que aguantar.
Mientras tanto, voy a ver si cediendo mi autoría consigo hacer que me reconozcan una tecnología realmente antigua. Cuando veo cómo están mis colegas informáticos..., me da mucha pena ¡Cómo me gustaría que se normalizara todo! Sería interesante vivir en un mundo donde los méritos se reconocieran, y se penalizaran los falsos títulos y el verdadero intrusismo profesional. Pero ya hace tiempo asumí que eso no lo viviré.
Los proyectos pueden servir de bien poco cuando tienes algún tendencioso con ganas de destruirte: recuerdo cuando hace años podía enviar un documento para que me lo revisaran, ahora mismo eso es literalmente imposible ¿Me han cogido el nombre? Es posible.
Tengo una desconfianza casi plena del sistema académico, no sólo español, sino mundial. En cuanto pienso en cómo funcionan los de EEUU se me cae el alma de solo pensar en las paupérrimas condiciones humanas en las que se encuentran. Pero nadie se fija en conceptos tan básicos como la deuda académica y quiénes se encargan de pagarla a cambio de qué. Me horroriza pensar que esa mentalidad se extienda al resto del planeta.
Todos sabemos que los pobres seguiremos siendo pobres, y que los ricos no aprenderán ni a pulsar un botón. Lo vemos en los decadentes ensayos post-milenials. Sólo puedo hablar de lo que leo en mi campo: la informática, teoría de complejidad, computabilidad, lo que llaman inteligencia artificial...
La calidad de los artículos, a partir del 2010 creo ya que empieza a olerse más y más a podrido..., pero los que emergieron desde 2015... Todo lo que tiende a publicarse es de un nauseabundo constructo no argumentativo que debería de alertar a cualquier lógico.
Ya no sólo se admite que se pueda escribir sobre la posible tecnología generada en algún azar y cuya repetibilidad depende de que tengas un maquinón descomunal, es que dudo que realmente la gente esté por la labor de testear y, si comprueban que el artículo no encaja con sus experiencias, nunca leeremos un artículo de contrarréplica. Esto es, la tecnología está agonizando. Pero eso es porque la ciencia ha muerto.
Teníamos una idea de ciencia: lo que usábamos para asegurarnos qué era racional y qué no lo era. Entonces lo sustituimos por lo que justifique nuestras cátedras, y ya la cosa cambia. La nueva ciencia, que se prostituye a cambio de estar bien alimentada por el capital, nos ofrece una perspectiva ideológica sustentada en el corporativismo.
Esta enfermedad por la que pasa la ciencia, muy de vez en cuando en la antigüedad era curada mediante un bálsamo: el de la genialidad. Cada vez que aparecía un gran descubrimiento, todo el mundo quería ser como el descubridor. La prensa giraba en torno a esa idea y a quien dio ese giro. Sin embargo, ¿por qué eso ya no se da?
Hace relativamente poco un equipo de españoles encontraron una cura no demasiado cara para acabar con el SIDA. Lo gracioso de la cura es que era sutil: consistía en inyectar células madre. Claro: si se tratara de una infección, ¿acaso no podrían sucumbir las mismas células madre? Bueno, porque se trata de una infección el SIDA, suponemos, ¿no?
Quizá por eso no se hizo ningún eco de la cura del SIDA. Porque si se hablaba mucho del tema se podría descubrir que el virus no era como tal el responsable de la muerte de tanta gente, sino que los problemas podrían estar vinculados con una enfermedad autoinmune; mayormente provocado por problemas de malnutrición o de exceso de sanidad.
Pero claro, ¿y qué pasa con las vacunas? Se supone que vacunarse es bueno; hasta ahí es de sentido común. Pero si entonces aparece un ensayo que cuestiona un método de vacunación en un caso específico, pues ahí están los equipos pagados para difundir que ese ensayo no tiene validez científica - y a usar como argumento que cuestionar un procedimiento o solicitar más control en las patentes de las vacunas te llevan automáticamente a no querer vacunarte.
En ocasiones pienso que las editoriales que dirigen la prensa están siendo llevadas o por gente que nos toma por imbéciles (unos auténticos mezquinos) o por completos imbéciles ¿Qué pasa en la prensa? ¿Por qué no se lo piensan dos veces antes de crear un titular bipolar?
Algún día se darán cuenta de que la idea de científico al que aspiramos a tener es un cabeza hueca como Pedro Duque que, en principio, debería de haber sido el más excelente de los ministros de educación que debíamos haber tenido..., suena gracioso, ¿verdad? Algunos consiguen promocionarse precisamente por su capacidad para cerrar el pico y emitir una sonrisa.
Y es que, yo pienso, si ni un astronauta puede estar a la altura de ponerse en el ministerio de Educación entonces, ¿para qué queremos un ministerio de Educación? Claro, yo respondería: para acabar con los vertederos, eso por lo pronto. Pero claro, ¿lo va a hacer un producto de los mismos? Obviamente no.
Hasta la próxima, sucedáneos
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