Desde el anonimato que me ofrece hablar en un blog donde ya nadie me lee, puedo permitirme el lujo de cambiar de tercio y reivindicar un modelo de historia muy rompedora, tal como se expresa en su banda sonora. Descubrir esta obra supone reconocer la verdad del arquetipo del amor cortés para volver a reivindicar los arcanos que se han ido constituyendo en nuestra civilización.
Leyendas de pasión es la historia narrada por un viejo nativo de norteamérica que pretende ironizar ante las futuras generaciones sobre el auténtico significado de lo que es el amor, sin llegar a usar en ningún momento esa palabra. Observamos en esa película los vaivenes de ese arquetipo, en este caso, orientados en el personaje que protagoniza Brad Pit.
La historia toca los aspectos que más repudio, por incivilizados y, por eso mismo, el arquetipo de lo que es el amor cortés, familiar, de amistad..., se ve perfectamente representado. Estamos hablando de la historia de una familia que se opone a todo: cuestiona las intenciones del estado, no quiere involucrarse en una guerra contra los nazis, se pone a vender licores cuando es ilegal, un soldado que no cumple órdenes, se protege a un fugitivo de la justicia..., sin embargo se presenta cada una de las circunstancias siempre por una buena razón: la corrupción del estado y la poca confianza que supone la cadena de mando más allá de los vínculos familiares conocidos. El estado y su violencia estructural es como un campo que vallaron con alambres de espino sólo porque alguien quiso marcar los límites de la posesión de un territorio que es salvaje por naturaleza.
En los tiempos que corren hoy día por tener como referente una historia que recalca cómo no se puede perder el último resquicio del valor del individuo a cambio de favorecer a un colectivo inquietante que cuestiona los valores más fundamentales es lo que creo que hace que esta película marque con su mensaje algo que raya la perfección. El hecho de que esas películas existieran antes que las feminazis y colectivos progres que fingen ser de izquierdas me demuestra que lo que nos pasa es simplemente que se les está dando mucho pávulo a gente con muy poca cultura. Porque sí: los que tienen más cultura también tienen más tablas para imaginarse porqué algo puede ser un error.
Un error puede ser eliminar cuentas de Twitter sólo porque una persona piense diferente (no porque sea un calumniador o intoxique a gente para que se suicide, sino por pensar diferente), error es llevar campañas de censura contra personas que quieren hacer una simple conferencia, sabotear páginas web o Facebook porque alguien defiende principios difíciles de entender..., y la cosa es que allá por el '95 se debatía hasta qué punto un nazi que negaba el holocausto podía tener derecho a tener su propia página de propaganda nazi, la respuesta acabó consolidándose: Internet no es un medio de comunicación, sino la comunicación de un pensamiento personal hacia todos los medios. Que nadie quiera ponerle puertas al campo, porque ésta es una de esas definiciones que representan sustancialmente el buen funcionamiento de esa herramienta.
Es natural controlar los medios de comunicación, y legislar para que sólo se filtre en ellos informaciones veraces y controladas. Pero Internet no es público, Internet es un fichero privado. Y nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a controlar lo que es privado.
Todos estos debates son viejos para los viejos informáticos que protagonizamos el nacimiento del world wide web. Nosotros, los que especificamos el protocolo http, y explicamos la filosofía cliente/servidor, introducimos además el código deóntico de qué es lo que esperamos encontrar y cómo debemos actuar en tales circunstancias. Ante las dudas y problemas que no estábamos seguros que no sabríamos si podíamos afrontar entonces, se consideró que un correo electrónico jamás debía ser usado como un chat, o un chat como un foro, o un foro como un correo... Con la llegada de las redes sociales las reglas cambian, supuestamente debíamos haber adquirido la experiencia necesaria como para saber afrontar los nuevos retos: ¿es así? ¿Tenemos leyes en virtud de cómo son las redes sociales?
Ya va siendo hora de que los políticos abran la puerta a los entendidos en tecnología, y no a los subvencionados por alguna corporación. Estamos en caida libre, y esta es la leyenda de una caída que no tiene freno cuanta más pasión nos infunde un usuario sincero que es censurado por algún colectivo.
Tómese ésto en especial consideración porque, si no se toman medidas, al final las medidas acabarán emergiendo por necesidad mientras cercenamos los miembros enmarañados en el alambre de espino.
Sucedáneos de pasión porque no quisieron aceptar que son ellos los psicópatas. Espero que las futuras generaciones sepan distinguir mayormente lo auténtico, para que lo excepcional sea el que debe aprender lo que eso significa.
Hasta la próxima, sucedáneos.
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