miércoles, 16 de noviembre de 2022

Es un mal sueño

Lo peor que podría pasar ya está sucediendo. Si el hospital gasta una cantidad descomunal de dinero en electricidad a mí no me piden permiso, y entonces me veo obligado a pagar muy por encima de mis posibilidades.

Voy a tener que llevar el asunto por mecanismos jurídicos por mi propia cuenta. No entiendo que tenga que pagar una proporción de lo que deciden gastar en electricidad en el hospital. Al fin y al cabo ni mi calefacción, ni mi aire acondicionado me lo paga el hospital: mi gasto es independiente. Sin embargo en el hospital pueden aumentar los costes y, proporcionalmente, me los como con patatas.

Las cosas pintan mal, esperemos que pueda renegociar los términos. Debo intentar ver las cosas con alguna clase de perspectiva que me permita poder hablar con esta gente. Lo que no quiero es ponerme de los nervios ante la falta de compromiso. Al menos me gustaría tener acceso a los fundamentos jurídicos, al pliego de condiciones...

Mi negocio de venta de móviles en peligro, y Hacienda que sospecha de mí. Como si no tuviera suficientes problemas.

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Me pongo a mirar y da igual la enorme cantidad de proyectos que sea capaz de iniciar, o lo que sea capaz de defender. El problema es que no creo en el mercado. Ya vemos qué pasa con el universo Meta: el mercado se vuelve voluble e impredecible - cada vez es más exigente. Y no es de extrañar: hablamos de personas que consumen e hiperconsumen, aumentan su cultura junto con su capacidad para sentirse ofendidos por los productos que consumen. Eso quiere decir que cualquiera abre un negocio y empieza a lloverle las críticas en negativo.

Sin ir más lejos mi kiosko ha recibido una única reseña, y esa reseña es malísima ¿Ha tomado en cuenta de que soy el único kiosko que ha sobrevivido en el hospital o que mis precios están ajustados a la gente? Me desprecian los médicos, como lo pueden hacer los que escriben reseñas..., creo que mi negocio se va para pique.

Pero claro, si no puedo hacer esto, ¿qué hago? Ya tengo 45 años y no tengo esperanzas de que me contraten como senior en programación - porque no se creerán de que soy un experto programando. Me veo abocado a acabar en la indigencia.

Sin embargo en cuanto cierre el local sé que mucha gente proyectará el aislamiento del hospital contra enfermeros y médicos. Y que se volverá un lugar de locos y mucha tensión. Y lo sé, porque suele ser agobiante tener que valerse por sí mismos cuando hay tensiones. Y veo mucha gente tensa.

Por otro lado, ¿qué he pretendido con Youtube? Tengo que ver cómo asumo mi aislamiento real. El hecho consumado de que no tengo vida de ningún tipo - y admitirlo. Escribir comentarios en Youtube como mecanismo de escape es cuanto menos triste. Sobretodo si no sé si estos comentarios pueden ser silenciados o borrados sin que sea avisado - solo podría adquirir una sensación falsa de comunicación. Y no es suficiente. Pero porque a la larga lo voy a sentir así.


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