He pretendido hacer recuento y fijarme en qué medios dispongo para divulgar mis resultados. Cuando creía en el modernismo y no sospechaba sobre la existencia del corporativismo en la comunidad científica preparaba mis ensayos para los journals, luego pasé a subirlo a archive.org..., y con el tiempo me fui dando cuenta de que todo esto solo me sirve como copia de seguridad: me vale lo mismo meter toda la información en DVD's o USB's.
Un mecanismo de divulgación que me pareció interesante fue medium.com, pero los aires corporativistas que ya no es que te pongan más o menos visibles tus ensayos sino que directamente te los desmaquetan para que no puedan ser legibles..., eso superaba cualquier espectativa de maldad corporativa.
Al final daba igual que subiera nada a la red social de IBM, o a github, siempre necesitas un grupo de gente que te conozca previamente. Tampoco me sirvió el grupo de hacktivistas, ni el haber hablado con Stalman, son cada uno a su modo un completo grupo de completos imbéciles. Cada uno mirando para lo suyo de una manera de lo más ruín - cada uno a su royo.
También lo intentaría a través de los periodistas, pero lo que siempre huele mal no va a dejar de hacerlo. Y, cómo no, pedirle al rey por dos veces - para dos ensayos diferentes, que ejecute la vigilancia de que realmente se haga una revisión de pares. Y nada.
Ni he pedido dinero, ni nada en especial..., he aceptado remaquetar, reexplicar..., me han obligado a tener que reescribir un ensayo de otra manera solo para aspirar a conseguir lo que no me darían al final: una simple revisión de pares. Lo que nadie me acaba dando: porque las respuestas o son contradictorias entre ellas, o no tienen nada que ver con lo que se lee en el documento. Como si opinaran una banda de borrachos llenos de odio.
Solo en una cosa sí podía darles la razón: mi inglés no les era comprensible. Pero que no comprendieran mi marco de pensamiento no significaba que mi razonamientos fueran erróneos: la hermenéutica es una falsa disciplina racional. Además, el asunto que tocaba era demasiado importante y la lengua principal demasiado universal (matemáticas, programación...) como para hacer que el inglés fuera la razón por la que no querrían revisar el documento. Al fin y al cabo, las demostraciones eran diáfanas, estaban factorizadas en partes y, en ocasiones, eran hasta gráficas.
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Y, ante este percal, los hubo que me pidieron frenar mis ansias de investigación. Deleznable, porque para vergüenza de esa chusma seguiría investigando para dejar atrás a todos los que siguieran fingiendo lo que no deben. Y de ahí mi última publicación que, por supuesto, no hubo cojones de querer emparejar - la que cuestiona las conclusiones dadas por los matemáticos Cook y Fajin de primera mano, por ser demasiado formalistas y no tener parejo invenciones tangibles (ni desde hace cuarenta años, ni en los próximos siglos).
La única reacción que parece que he conseguido ha sido mediante un journal que, en realidad, son unos estafadores. Usando distintos ISBNs empiezan diciéndome que se ofrecen a publicar un resumen de mi obra, para luego desplazarla a un journal diferente - de temática que no tiene nada que ver. Es como si quisieran intentarme gastar una broma kafkiana para intentar rematar mi moral.
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Anoche rematé mi idea de triestable, bajo el cual comprendo cómo pueden las neuronas emerger de un azar y proliferarse para constituir ideas cada vez más sensibles. Y ayer por la tarde comprendí de dónde venía la metaimpresión de la frivolidad: lo que realmente nos hace gracia. Lo llamaré la teoría de la obviedad. Bajo esta teoría, películas como la última de Garci, "Madrid days", podría entenderse porqué no fue comprendida: si mi teoría es cierta muy probablemente esa película sería un éxito en China, por ejemplo.
También habré perfeccionado un poco mi máquina de traducción..., ya veremos si lo voy compartiendo por aquí o si muestro mis resultados a través de mi amigo el filólogo... Es la última vía de escape que me queda para no volverme loco: creo Nicolás ha creado mi especialidad en pragmática.
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Viniendo a la tienda recordé cómo salí en mitad de la noche para comprobar si un amigo me había apuñalado no llamándome. Entonces me crucé con dos mujeres que fingieron estar perdidas a la hora de encontrar una playa..., mi obcecación por una posible amistad perdida me hizo no ver que ellas querían usar cualquier excusa para llevarme con ellas, y a mí me habría encantado transformar la noche de esa manera. Ahora, sin embargo, me siento ya muy viejo: tras descubrir que mi amigo sí me traicionó, que no me lo confesó, que le pillé la mentira de la excusa, que tampoco reaccionó ante esa situación de la que ambos éramos conscientes... Con el tiempo dejaríamos de hablar - y otro gallo habría cantado si me hubiera ido con esas chicas, porque probablemente habría considerado la amistad como algo más tolerante a fallos. Pero, por otro lado, mis conversaciones habrían sido menos sinceras y habría desarrollado mi sensibilidad hacia unos temas, cuando las obviedades habrían sido otras.
Ahora todo eso lo veo desde una perspectiva que está muy por encima de todo: me vale más añorar la amistad perdida que el haberla vivido.
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