He desplazado hasta este momento la que podría ser mi entrada más gruesa. Y elijo la palabra gruesa en oposición al tipo de entrada que emitiría un pedante; es como si la entrada fuera de una enorme sencillez, para muchos incluso simplista. Para mí, los postulados necesarios para entendernos.
Esta entrada va sobre el estudio de los significados. En filología se estableció que era la semiología la encargada de velar por dicho estudio. Por eso, en una entrada tan gruesa como ésta aprovecharemos para decir que semántica y semiología serán lo mismo. Y hasta aquí muchos filólogos seguro que se habrán puesto las manos en la cabeza: ¡pero qué dice este hombre! De acuerdo, pues no lo diré muy alto; solo lo dejaré por escrito por aquí y ya veremos más adelante - pero lo pronto este no será el único de mis postulados que espetaré en nuestro estudio de los significados.
Efectivamente, no olvidemos que suscribo lo dicho por Kristeva: la semiología es una rama de la lingüística, pero que no puede abordar toda la semiótica - pues ésta es la que permite la adquisición del lenguaje. La semiótica estudia los significantes, y comprende de dos fases iniciales: en mi aplicación una fase busca encontrar los registros de los significantes, y la segunda las categorías de los significantes. Esto es, coincidiendo con las dos primeras fases de la evolución de la moralidad de Kohlberg. Y es aquí donde los sociólogos y psicólogos se estarán levantando del asiento y saltando sobre la mesa...
Resulta que el señor Kohlberg desarrolló una teoría muy curiosa sobre la evolución de la moralidad en las personas, concretamente consideró que comprendía 6 fases. Bueno, pues diré que con las cuatro primeras ya me veo satisfecho, y corresponde con mis dos aplicaciones. Las dos primeras fases corresponden con la semiótica y las dos siguientes con la semántica o semiología. Et finito.
Pero claro, ¿qué pretendería insinuar el exponer esos tres postulados? Por un lado asevero con firmeza que las dos primeras fases del desarrollo de la moralidad de un niño coinciden con su proceso de adquisición del lenguaje. Lo que quiere decir que la ética del niño no evoluciona, sino solo su moralidad - pues la ética corresponde más bien con la interpretación del marco que tiene el niño de fábrica.
Otro postulado lo que nos dice es que el desarrollo del lenguaje nos llevará un marco definido por la lingüística, y aquí tendremos lo que Kohlberg llamaba "el desarrollo convencional de la moral": donde en una primera fase estudia las espectativas y relaciones interpersonales y en una segunda fase se preocupa del mantenimiento de todo el sistema. Esto segundo es en lo que consiste la semántica: primero debemos estudiar qué significantes implican a qué significantes, o qué significantes contradicen a qué significantes..., en eso consiste el estudio de las espectativas y las relaciones interpersonales. Por otro lado, la semántica debe decirnos hasta qué punto una frase establece una descripción metalingüística de la última fase descrita, que parecerá difícil de entender - cuando en realidad es de una trivialidad que salta a la vista: el estudio de cómo se interrelacionan las interrelaciones no es más que el propio mantenimiento del sistema que se conforma mediante un conjunto de reglas que ejercen como "metarreglas". Y ahí tendríamos absolutamente toda la semántica, que coincidirá con el estudio completo de la semiología.
Pero claro, el tercer postulado es: no necesitamos las dos fases siguientes. Es decir, con esto intento decir que este programa semiológico puede incorporar a posteriori un desarrollo de la mentalidad a través de lo que yo llamo en mi última teoría "obviedades". Y claro, si son obviedades no lo voy a incorporar en el campo de la filología..., supongo. Parecería algo más bien de ciencias, como el comportamiento o álgebra que tienen que seguir las estructuras. Así que ya no me quedan más fases por desarrollar, el resto es práctica - nada más.
Un corolario a todo lo que estoy diciendo es que se podría crear una aplicación que ayudara a interpretar las leyes, o los eventos, para determinar qué agentes han cometido el mayor de los dolos; para establecer una jerarquía de responsabilidades ante los eventos - que es para lo que sirve más en concreto la semántica.
Es decir, todos los animales tienen que tener la habilidad para reconocer la semántica de un evento y, por ende, la capacidad para interpretar si alguna clase de regla establecida se está o no infringiendo. Por muy sencilla que haya sido escrita esa regla.
¿Y por qué pienso que esto es una habilidad común incluso para una mosca? Pues porque hasta las moscas necesitan modelar el mundo por donde revolotean, adivinar por dónde andan los pájaros y hacia dónde tira la mierda... Y, por muy trivial que sea, todo esto conforma un lenguaje con unas poquitas reglas de producción como las que describía Chomsky - aunque para él esas reglas son exclusivamente humanas, no es que lo demostrara, lo defendía porque sí...
Así que sí, es factible crear una aplicación que funcionaría, por ejemplo, para analizar los crímenes sin resolver y determinar cuál debe ser el criminal por su implicación en la mayoría de los eventos tras completar un diagrama de eventos ligeramente ampliado..., claro.
Para mí un evento se conforma de una fecha, el número de evento, la descripción del mismo, si hubo o no dolo, la responsabilidad que recae para cada agente en el evento y los efectos que producen en otros eventos. A partir de la descripción del evento se puede extraer los significantes y los agentes para así extraer los n-gramas que representen el evento con independencia de los agentes, y así deducir las responsabilidades y los efectos mediante un proceso de aprendizaje supervisado. Es decir, el comportamiento, como ya dije, es un cálculo de obviedades, por lo que los datos que obtenemos pueden ayudar a juzgar la buena o mala fe de los agentes: saber si son aliados o depredadores.
En fin, en esta entrada me habré metido con demasiada gente - suficiente por hoy.
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