miércoles, 17 de agosto de 2022

Represalias y Desafueros

La última teoría, en combinación con un tipo de neurona que tiene mortalidad para que sea eficiente, nos lleva a una conclusión estructural de que el Alzheimer es una enfermedad natural en todos los animales.

En cualquier caso no sé si desarrollaré estos aspectos, lo que haré ahora será centrarme en lo que me hace evitar volver a dormir por las noches tras beber agua. Se trata del odio que suele tener la gente y que he sufrido como víctima, y son de dos tipos: represalias y desafueros. 

Una represalia se produce cuando el infractor cree que tiene derecho a actuar de manera sociopática a modo de venganza, entonces le destroza gratuitamente a la víctima en algo por sentir la satisfacción de colocarlo al mismo nivel. Se entiende que la víctima bien podría ser de un colectivo rival, o podría mostrar un talento inusual, o cualquier detalle que provoque que la idea de represalia es un acto de odio en sí y no una manera de hacer justicia en ningún aspecto.

Los desafueros, por el contrario, se producen cuando la víctima es atacada debido a que incumple algún principio estético - razón por la que pierde sus derechos más inherentes. Ese principio antiestético puede ser desde tener los dientes torcidos, no vestirse de manera elegante, ir despeinado, ser negro, mujer, etc...

Los desafueros y las represalias suelen ir parejos porque generan el mismo tipo de víctima para dos tipos de criminales que podrían entenderse entre ellos, o rivalizar entre sí. Los criminales que actúan en base a represalias consideran a la víctima su posesión personal, como si tuvieran derecho a enseñarles o a que no sobresalgan más allá de ellos. Los desafueros, sin embargo, se produce cuando se introduce en el fuero personal del criminal alguien que no quiere que entre y automáticamente se reprime hasta encontrar la solución: el acto violento.

Por tanto, son dos tipos de criminales diferentes con la diferencia de que los que actúan desaforadamente suelen explotar en vejaciones y actos de barbarie por motivos discriminatorios para provocar la expulsión, mientras que las represalias tiene una naturaleza de atracción tóxica que solo es sostenible mediante una moralidad incompleta, como la cristiana - y la de cualquier religión, porque con los años se vuelve obsoleta y las traducciones bien intencionadas solo pueden expresar costumbres que habrán quedado atrás.

Y esta última apreciación hay que entenderla de la manera más adecuada, porque parecería que cuando se defiende la ley natural la moralidad siempre será la misma; y no es así. La moralidad es un constructo cultural que intenta converger a un código deóntico que recuerde a esa ley natural en las personas; sin embargo las personas tienen dos caras, la que es en sí, y la que es para sí. Aquello que somos en sí no varía, pero lo que se espera de nosotros dependerá de cómo evolucione la modernidad.

Una religión que monte sus moralidades antes de la modernidad no puede marcar las pautas de educación, dedicación al trabajo y preocupaciones sociales que aparecen en la modernidad; pero claro, ¿qué pasa con las religiones modernas como, por ejemplo, la cienciología? Las religiones modernas pueden empezar a definir una idea de modernidad, pero para que sean religiones tendrán que incorporar necesariamente ritos que vinculen al integrante con lo trascendental, es decir: no hay nada más antimoderno (antiprogreso) que decirle a una persona qué estándares debe llevar a cabo para progresar sin que puedan entrar éstos en entredicho. La mente moderna cuestiona lo que le dicen porque quiere saber a santo de qué debe hacer lo que hace, de lo contrario nos meteríamos dentro del postmodernismo, el corporativismo, la tecnocracia y, de ahí, a la idiocracia.

Los desafueros más llamativos nos lo ha dado la historia: ¿cómo es posible que los españoles, que nos hemos visto mezclado con romanos y bereberes tengamos la piel tan clarita? La única explicación nos la puede dar el desarrollo de lo que es la historia de un desafuero: la expulsión del "mauro", negro en árabe, del moro.

Ya lo decía Isabel la Católica, "o todos moros o todos cristianos". Es la frase que usan los que tiran de represalias, pero es el origen de la historia del mayor de los desafueros que ha tenido España en su historia: se trata del origen de la expulsión de todo aquel que tenía estética oscura en la piel con la excusa de que no es cristiano.

Como era muy católica había desafueros que no podía cometer, porque podría ser excomulgada, pero con el tiempo y la coherencia de sus hijos y nietos conseguiría el objetivo..., no sería tanto Carlos I y V, sino más bien Felipe II. Fue Felipe II el que terminó de blanquear España y, así, la mayoría de los nacidos en España lo harían con piel más clarita. 

El blanqueamiento supondría la persecución por parte de la inquisición a todo sujeto sospechoso de no ser muy católico. La estética de la piel oscura, de no comer cerdo, de no adorar la virgen..., todo eso restaba puntos. Lo que definiría la edad media desde sus comienzos fue el Orden a una estética bien definida: con su corte de pelo, su piel clarita, los vestiditos en unas, calzones en otros... Aquellos que no cumplan con la estética yendo de punta en blanco los domingos bien podrían ser sospechosos. La moda queda definida de una cierta manera, y todos tenían que ir bien parecidos. De lo contrario, tus mismos vecinos, los buenos feligreses podrían tener represalias contigo. Ahora bien, la peor parte vendría a través de la inquisición, que actuaría de manera desaforada.

La suerte que tuvo España y la desgracia que vivió Europa fue el descubrimiento de América. Quizá América se convirtió en el hogar de los moriscos, que huirían despavoridos a lugares donde la inquisición no se atrevía por las puñaladas por la espalda que allí sería muy fácil que recibieran. La jungla americana es todo un caos, no es lugar para inquisidores. Por eso la moralidad americana estaba destinada a funcionar bajo otros esquemas. Al menos en sudamérica los moriscos tendrían alguna oportunidad de ser igual de católicos que el resto, lejos de la inquisición, y lejos de la estética tan difícil de mantener cuando lo que más importa es la sanidad (civilizar las plantas, crear explanadas, levantar barricadas...).

Los desafueros forman parte de los instintos más comunes del ser humano, con el fin de defender una imagen que se tiene internamente de quién puede habitar tu caverna solo las criaturas que han sobrevivido con la mejor estética demostrarán tener los genes más adaptados - los ideales para la procreación de la camada. La discriminación violenta de los desafueros ayudaría a hacer que sobrevivieran muchos homo sapiens, por lo que se justifica no por los comportamientos llevados a cabo cuando el homo se civilizó, sino por los comportamientos previos a la revolución del neolítico. Como es de esperar, el modernismo es incompatible con los desafueros.

Ahora bien, el modernismo no solo considerarán los desafueros una sociopatía peligrosa sino que también lo considerará en las represalias: no es posible constituir una sociedad orientada en el crecimiento del individuo si el mismo crecimiento puede ser considerado una amenaza para algunos. La modernidad no puede sostenerse en sujetos que están midiendo su situación en comparación con terceros. Esa dependencia es una patología que dificulta la vida de las víctimas de manera generalmente indirecta y que, cuando no les afecta, en ocasiones explota en represalias directas.

Por eso no hay que sorprenderse tanto ante las atrocidades que vienen del nacismo, o de la violencia en el interior de los hogares. El patriarcado no tiene intenciones violentas más allá de las represalias, que deben ser explícitamente aceptadas por la sociedad moderna para que se plasmen como tales. Las medidas desaforadas, por el contrario, son incompatibles con el patriarcado porque tienen por objeto la expulsión del diferente y, por tanto, corresponderá con otro tipo criminal. Quizá sea compatible con la idea de atacar con la nueva pareja de la ex, por ejemplo, para asociarlo con el patriarcado. Pero hay que considerar que son tipos prácticamente independientes. Todo apunta a que la violencia en el hogar está más vinculado a represalias, cuando no estemos hablando directamente de sadomasoquismo aplicado sobre abusos de poder ya sea desde arriba (linchamiento) como desde abajo (extorsión).

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Todo lo dicho en este post es un tema pendiente a día de hoy a nivel global.

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