viernes, 22 de julio de 2022

La desconexión. Lo noto.

Ya tengo experiencia en estos temas, y lo noto. Esa es la expresión que se suele hacer, el verbo. Cuando una persona está dentro del grupo, pero no forma parte de él. Ha perdido su cohesión, hay una algamasa que se ha quedado suelta, seca por parte de un hueco, y alguien se ha quedado fuera.

Los motivos por los que un miembro se queda fuera pueden ser muchos. Esto mismo me ocurrió cuando intenté formar parte de Amnistía Internacional, cuando una persona no encaja en un grupo es o porque se toma las cosas demasiado en serio o porque se las toma demasiado en broma. En su momento fue porque me las tomaba demasiado en serio.

También puede una persona no encajar debido a los prejuicios que haya sobre esa persona, o porque esa persona se crea víctima de tales prejuicios. Digamos que por uno de esos cuatro motivos, o por una superposición de los cuatro, puede una persona desencajar. Y no me he equivocado, he dicho superposición de los cuatro, no combinación.

No es lo mismo una combinación que una superposición. En lo que se refiere a las conexiones la lógica que hay que usar es la de la superposición de causas. Así, a la hora de colapsarlas en una observación se acaba transformando mediante el Olvido en lo que los propios integrantes quieran. Sin embargo hay que tener cuidado con la propaganda, una ideología que intente machacar la objetividad científica solo puede llevar a la autodestrucción.

La desconexión se puede producir tras adoptarse decisiones, o tener vivencias, que han motivado el desentendimiento del miembro con las partes. Un claro caso de desconexión fue cuando estaba con mis compañeros esperando a que se cambiaran para ponernos a jugar al fútbol, y el caso es que no lo hacían... Tenían alguna clase de barrera ¿Por qué? Éramos mayores de edad, no había nada mágico, todos tíos... Con el balón me fui desesperando y me puse a dar golpes contra una pared; quizá mi rabia interna no me hizo ver que los golpes eran contundentes - no sé. Me dijeron que me marchara a la pista, así que driblé con el balón y me fui por los pasillos. Según oí a lo lejos, les gustó cómo el portero se había marchado con el balón. Al llegar a la pista, solo, me puse a tirar hacia el larguero desde el centro del campo - el objeto era que el balón volviera a mí. Uno de mis compañeros me vio tirando para darle al larguero unas cuantas veces, y me gritó "¡malo!", de manera jocosa. Poco a poco se fue dando cuenta de que lo estaba haciendo a posta y se marchó corriendo para decírselo a los compañeros. Ningún, "bravo, eres un crack" o un "yo también suelo hacerlo". Creo que sí dijo un "no me lo creo" antes de marcharse corriendo. Luego me ofrecieron jugar de lateral, en vez de portero. Sin embargo, estando en la zaga, todos mis compañeros se lanzaron hacia el ataque, ninguno quería subir conmigo, y me vi obligado a tener que driblar al que tenía delante, o pegar un pelotazo. Nadie quería bajar a apoyarme. Todos se quedaron quietos. Así que, al verlos congelados, me moví de tal manera que también se congeló el atacante que tenía delante. Antes de que me diera cuenta todos se habían congelado, podía moverme con el balón como me daba la gana..., nadie hacía nada. Así que fingí que era malo con el balón, que a penas lo controlaba, seguí moviéndome como fingiendo que driblaba..., y todos congelados. Como si fuera víctima de un mal sueño, luego avancé con el balón y me dijeron que tirara a puerta estando aún en mi campo - ni siquiera en el centro del campo. Me demandaron hacer lo que muy pocos profesionales del fútbol sala eran capaces de hacer, ¿para qué iba a tirar desde tan lejos? Todos me demandaron que tirara, lo hice, salió un disparo fácil de atrapar..., y no volví a jugar de lateral con ellos.

La desconexión se produce cuando las espectativas que se tiene de una persona no encaja con su desmitificación. La desmitificación muy probablemente buscaba alguna clase de mácula y, al no encontrarla, descubren que el mito no estaba a la altura de la persona real. Eso era debido a que los prejuicios del mito no acabaron a la altura de la realidad. Se trata de un desarraigo hacia un tercero.

La desmitificación supuestamente siempre tiene que ser un proceso de manchado objetivo. No tenemos instinto para desmitificar observando más limpieza. Este proceso de desmitificación se suele llamar: el encuentro con lo insólito. No le hemos puesto hospedaje a la idea que se presenta ante nosotros: no hay etiqueta dentro de nuestros modelos científicos a lo que se presenta; por eso se convierte en un suceso paranormal. La envidia es una reacción ante lo insólito: todo lo que no es etiquetable nuestra amígdala lo etiqueta con miedo, y el miedo vinculado con el asco de no querer ser como alguien que, en realidad, se presenta como alguien admirable es la envidia. Todo acto de presencia que lleva a cabo el sujeto y que fue con objeto de desmitificarle es lo que crea la envidia: se esperaba que fracasara y, sin embargo, sale aún más reforzado.

La envidia desaparece en cuanto se etiqueta. El sujeto debería decir: "te tengo envidia", asímismo, cuando vea algo admirable, a falta de palabras, buenas son las palmas. Si cree que podría hacerlo mejor solo tiene que decir "creo que yo podría mejorarlo", si luego ve que no pudo solo tendría que decir "¡vaya! creí que podía mejorarlo"..., en ocasiones el mundo es tan simple..., pero la gente es la que quiere complicarlo todo. No hay filosofía mágica contra la envidia, ni fórmulas, ni nada... En ocasiones es tan simple como decirle a un gordo que se obsesiona por su peso que lo único que tiene que hacer es perderlo. Y ya está.

- Pero si el peso no es el problema

- Eso es lo que dices en cuanto debes asumir lo que debes hacer para quitarte ese problema de encima.

Por eso hay superposición: no existe combinación de razones, lo que hay es una conexión múltiple con los distintos motivos a la espera de que el que tiene que tomar la decisión se decida con qué es realmente el problema - si su visión de la realidad o una parte de esa realidad. Pero hasta que no establezca la observación no se podrá colapsar en una determinación.

Un gordo que va a una consulta no tiene ningún problema con la gordura salvo que él mismo diga que ese es el problema. Pero una vez colapsada la decisión no se puede volver atrás. O fue un problema o no lo fue, lo demás que queda será cosa del Olvido.

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Algo así me está pasando en las bolsas de trabajo. Noto una cierta desconexión, quizá porque esperan que mi currículo sea falso y, en cuanto comprueben cualquier cosa, descubrirán que es exactamente al contrario. Los que se encargan de hacer oficial mi currículo tienen esos problemas conmigo, pero no me lo dicen a la cara - no me exponen sus inquietudes, se lo comen con patatas. Al final veo cómo en mi currículo en un portal llegan a calcularme solo 11 meses de experiencia en vez de los 10 años y 11 meses, un error que sé perfectamente que no es "informático".

Cuando a mí me venía gente con talento y les preguntaba si eran capaces de hacer unas u otras cosas yo solía fingir mucho expresiones, o situaciones, pero nunca perdía el contacto. Si realmente alguno de ellos me hubiera llegado me habría obligado a sincerarme y, en esta vida, lo raro es conocer a alguien con quien sincerarte. Lo sencillo que sería este mundo si la gente tuviera intención de conectarse, y los sádicos dejaran en paz de una puta vez y para siempre a sus víctimas.

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