Bajando las escaleras...
- Oye, que me ha decepcionado mucho cómo hablas a las mujeres. Que no esperes nada de mí.
- ¡Vaya! - hablando con los compañeros como si tal cosa - parece que ya ha pasado a la fase II.
- ¡Oye! Que sigo detrás - dijo mientras le hacía un gesto de asentimiento sin darle mayor importancia.
- ¿Y cómo crees que te va a funcionar?
- Porque funciona con todas. Es infalible. Lo que pasa es que hay que darle tiempo. Es como dorar una magdalena.
- Creía que tu técnica era más rápida, es un poco decepcionante.
- Si quieres ir por lo rápido, y que acabe pronto, sí: vas a una discoteca os elegís por la mirada y enseñas las llaves de un coche. Luego, al salir de la discoteca, os preguntáis por vuestro nombre.
- ¿Y eso funciona?
- Es diferente. Y solo lo hace con algunas, de las que van a la discoteca. Es difícil elegir. Con mi técnica dispones de prácticamente todas las que quieras, y nunca se echan para atrás.
- ¡Oye! ¡Pero qué te has creído!
- ¿No hay forma de que vuelvan para atrás?
- A medida que van avanzando en las fases jamás vuelven atrás, solo pueden avanzar. Lo primero es que sepan que existas, luego se decepcionan contigo y te lo hacen saber.
- ¡Eh! Pues te digo una cosa, ya puedes cancelar mi suscripción. No pienso volver a seguirte el juego.
- ¿Lo veis? Ahora está en la fase III. Es un juego de ignorar, tiras y aflojas. Es inevitable.
- Pues yo creo que cada vez está más lejos.
- Hay que pensar a largo plazo. Piensa en la gran cantidad de mujeres que hay, cómo algunas tendrán más tiempo dorándose, otras son más nuevas. En la fase IV ya es cuando entramos a intercambiar un diálogo sexual. Hay que saber esperar.
- ¿Y no te importa que ella esté detrás mientras lo dices?
- Las mejores técnicas son las que se comparten. Las mejores ideas son las que no parecen tener propietario ¿Quién creó "cumpleaños feliz"? Los cantan hasta los chinos. Puede que el primero en hacerlo fuera chino.
- Bueno..., pues ya que nos lo estás contando, ¿cómo va a caer en la última fase?
- Sencillo. En un momento dado no podrá aguantar y tendrá que dirigirme la palabra.
- ¡Será posible!
- Entonces yo usaré la carta de: "¿creía que no me ibas a dirigir la palabra?". Si hablamos de temas profesionales no me funcionará la carta.
- Pues eso pensaba hacer.
- Y si se me ocurre gastarla cuando no corresponde entonces se malgastará su uso para cuando la necesite. Por eso debo esperar a que caiga. Y caerá.
- Pues quédate sentado.
- ...
- Lo que me parece curioso es cómo un tipo que es como tú pueda estar con tantas mujeres girando en torno a él. Y los demás, que somos claramente más..., pues eso, que no lo entiendo.
- No las drogo. La técnica es esa; en realidad aciertas en una cosa y en otra te equivocas.
- ¿He acertado en algo?
- En el instituto también me decían lo mismo: mis compañeros se quejaban de que todas babearan hacia mí, cuando en principio tengo claras trabas.
- ¿Y es lo mismo?
- Los adolescentes viven el tiempo más intensamente, así que la técnica funcionaba mejor. En la universidad hay que esperar mucho más. Pero los resultados son los mismos.
- ¿A qué te refieres con los resultados?
- Dispondrás de ellas cuando quieras, volver a cada una, algunas serán más abiertas..., todo eso...
- ¡Lo que hay que oir! ¿Pero no os da asco?
- Entonces acerté en que realmente te buscan ¿Y en qué me equivoqué?
- Piensa en un abogado; él no es el responsable de que su cliente sea culpable o inocente. El buen abogado es el que ayuda al juez a decidirlo de la manera más eficiente posible.
- Eso es cierto.
- Por eso no es talento mío el que vengan a mí, yo les ayudo a decidirse a mi favor. Deberías decir que eres tú quien no lo hace bien.
- Pues..., tienes razón...
- Al final estas conversaciones se repiten, y vuelven... No tienen autoría a un arquetipo establecido o cultura.
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