Quizá me haya venido demasiado arriba: terminar guiones puede ser fácil, pero que queden bien eso no tanto. Es decir, si me pasa como ayer que no me veo inspirado..., entonces ¿para qué hacer más de dos páginas?
Uno de los principales miedos que tengo es que esos guiones/películas que he visto y que considero que están a la altura al escuchar la crítica observo cómo dicen que los chistes son malos, y cosas por el estilo. Si eso es así, ¿qué será con mis chistes? En alguna ocasión he llegado a poner alguno, mi primer lector no lo pilló ni por asomo, y decidí quitarlo de en medio: ¿puedo estar seguro de estar llegando a la generación destino? El target no es mi generación, supuestamente.
El problema de ponerse en la piel de otro es que la gente es muy víctima de su tiempo, el zeitgeist. Las personas hacen una mirada rápida, con sus correspondientes discriminaciones - algunas afectarán a la ética y otras no - y entonces dirán si les gusta o no. Pero hay que ser temerosos de no tener gracia.
El estilo se construye mediante el trabajo constante. De ahí puedes incluso crearte varias voces, y todo ello sin incorporarle la parte frívola necesariamente - porque para mí la voz y la comedia son cosas diferentes. Así que te diriges a una mentalidad, a un marco de pensamiento, y entonces debes enclaustrarte en una época para ser irónico o hacer comparaciones. Ahora bien, ¿cómo te clavas en la época?
Mediante esa fase de desarrollo socioléctico los espectadores observan comportamientos que pueden asumir y entender como las más lógicas, junto con los errores propios de su tiempo. Si se crea una ruptura a partir de lo que se esperaba y lo que se muestra y ésta afecta al propio mundo del espectador entonces la literatura de los acontecimientos deberán ser sensibles ante el drama. La bifurcación que emerge entre las distintas interpretaciones que se le debe dar al nudo incorpora el hacer las cosas moralmente bien y el hacer las cosas de la manera correcta; cuando los efectos resultantes descritos de una sola vez son muy discrepantes entonces, al volver a recuperar los índices de serotonina, algo quedará en la cabeza del espectador - algo le acalorará.
Esa sensación obliga a percibir anidaciones dentro de cada circunstancia: lo que moralmente siempre era de una manera se nos obliga a crear un gradiente que bifurque antes de evaluar el nudo. Así, al tomar en cuenta la previsión de lo que tiene que hacer el cerebro antes de disparar la serotonina ya habremos preparado las carreteras para ese percance.
La regla es: si SyABxE nos lleva a disonancia cognitiva entonces SyBxEABxE nos prepara para lo que nos viene encima. Quizá el puente generacional acabe convirtiendo el código en SyBxEABE y, ante una generación "kali yuga" SyBxEA. Este no es el cálculo que encuentra el antídoto a un ataque VAWM, pero fusionar ambos lenguajes me parece complejo - y no descarto que algún día sorprenda con una teoría realmente bestia que deje a más de uno de piedra..., todo depende para qué dedique mi tiempo de desarrollo.
Es decir, tenemos una generación que ha aprendido de los errores de la anterior, y que se ha desentendido de otros tantos. Cuando vamos a sorprenderles resulta que eso ya lo sabían, y cuando hablamos con normalidad resulta que les sorprendemos. Dentro de sus esquemas sociolécticos saben que hay dobles sentidos, porque el chiste es viejo, y no se puede presentar como dos alternativas. Se trata de cuatro generaciones: la primera en escuchar el chiste, la que escucha el chiste por segunda vez - le hace gracia aunque no le sorprende tanto, la que interiorizó el chiste hasta el punto de que solo hay que referenciarlo como un meme y la generación que olvidó el chiste y lo tiene sobrepasado dentro de su moralidad.
Entonces, veo películas que a mí sí me hacen gracias, me pongo a buscar críticas y observo que los machacan ¿Debo buscar las críticas que se acoplan a mis esquemas? Suena triste... ¿O más bien debo investigar cómo incorporar chistes para todas las generaciones? Quizá haya que tomar en consideración voces que llamen a los de su propia generación - si te molesta un chiste que no encaja con tu voz entonces tu crítica no me interesa. A este criterio lo llamaré el criterio de la voz para elegir el target.
Es la conclusión a la que puedo llegar. Aún así habrá que tomárselo más en serio: para fabricarse una buena comedia hay que imbuirse en la filosofía del personaje que se pretende desarrollar. Y no es fácil ser un bicho de cristal. Así que lo asumo: mis novelas sorprenderán en su normalidad y puede que sus ironías no encajen. En cualquier caso, con el criterio de la voz nos quitamos problemas como los chistes carcas (cuando el maduro se hace pasar por guay) y otras formas de intrusión cultural. Mis personajes más infantiles bien podrían ser dramáticos, mientras que los que hablen como yo podrían ser más chistosos.
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