La analogía de la musa

La autoridad no se impone, ni se graba, sobre la gente. La autoridad sólo puede ser objeto de inspiración, y de esto buena cuenta dieron los estoicos. Paradógicamente, a pesar de que se sabe perfectamente lo que significa tener autoridad los vicios humanos han acabado prevaleciendo - y las administraciones han admitido esas máculas, en vez de sancionarlas.

Sabemos qué es lo que hace que un político no valga, sabemos qué es lo que hace que pierda convicción. Sin embargo los suyos no le echarán, nos conformamos con los restos. Esto es porque no hay espíritu crítico en "nuestro menos malo". Lo que prevalece es la propaganda, y todo el que sea de un bando o de otro tiene la obligación de perpetrar la propaganda, los extremos.

La autoridad que ofrece el que inspira confianza es mucho más poderosa que la que inspira miedo. El miedo es algo que no queremos tener, el daño es algo que queremos evitar, la pérdida es algo que queremos quitarnos: como decía el infame Séneca, desaparece el miedo, desaparece el poder que le somete. Sigo sin creer que Nerón quemara Roma - demasiado obvio. Pero no es el caso.

El caso es que el que inspira confianza es como el atleta desnudo que se presenta ante el pintor. Como buenos atletas debemos trabajarnos la figura para inspirar una obra de arte, y debemos desnudar nuestra efigie, humillarnos, para que el que deba trabajar entienda ese camino. Como el juez que debe desnudar su intención para que el mena delincuente encuentre en él una figura a la que seguir, y abandone su sociopatía.

El pintor debe elegir el cuadro que pintar, pero cuando tiene un mecenas que le viene recordando que sin él no pintará nada, que él es el sustento y razón de su existencia, que debe pintar motivos concretos..., eso no inspira una verdadera autoridad. Ese tipo de autoridad es sustituible por otro mecenas, por otras actividades.

Un buen contrato puede fijar cuáles son nuestras obligaciones, pero siempre que no tengamos que recordarle a nuestra contraparte cuáles son sus deberes la relación irá a mejor.

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No sé, estoy echado para atrás. No tengo fuerzas para tomar decisiones. Es la sociedad en la que me encuentro, que no me da referentes ni me da motivaciones para pintar aquí nada. El nivel de los influyentes es muy bajo, hay mucha más inteligencia en los medios. Cuando el entrevistador está más preparado que el entrevistado recuerda a cuando los niños juegan a las entrevistas, y todo está invertido.

Cuando el poderoso no resiste la hemeroteca éste puede escapar mediante la coherencia sistémica de una política trasparente sobre cuál es la dialéctica que se usa para avanzar. Pero cuando no hay ni dialéctica ni coherencia...