lunes, 19 de abril de 2021

UGT genocidas

No será por el gal ni por el partido socialista en los tiempos de Franco. Quizá los actos llevados a cabo por los terroristas en los tiempos de Franco hayan sido positivos para la España actual, no lo sé. Pero este post será precisamente para aclarar porqué estoy en duda.

Cuando los sindicalistas salían a las huelgas generales con hachas a matar funcionarios y empresarios la primera impresión que subyace en mí es una sensación de que no debió servir de mucho, pues Franco murió en la cama. Sin embargo, tras años y años he descubierto con lo poco que he leído, lo mucho que he entrevistado y algo que habré investigado de primera mano que realmente Franco era un cobarde - un completo cobarde. Que cuando había una manifestación el muy gallina se iría corriendo a su camita, debajo de sus sábanas, para decir gritando "¿se han ido ya? ¿se han ido ya?¡Haré lo que me pidan!". Creo que esta imagen encaja más con los resultados, con lo ocurrido tras su muerte, etc...

Ahora tenemos un Parlamento, y los medios centran su atención en el que ha sido elegido. Pero la dialéctica cotidiana es la misma: dictadura institucionalista. Ya no te matan, pero hay cárcel para el proletario igualmente. Si sale por la tele se libra, eligen a sus víctimas.

La agenda de UGT, la de Carrillo, siempre ha sido una barbaridad que ningún comunista internacional habría aceptado - una aberración. Una conversión de todas las empresas en instituciones públicas de manera que todo delito cometido desde el sector público sea encubierto desde las propias instituciones.

Y eso es lo que estamos viendo: policías encubriendo policías, empresarios encubriendo empresarios, trabajadores encubriendo trabajadores, inspectores de Hacienda encubriendo prevaricaciones de sus compañeros, etc... Esa agenda es la que ha creado el caldo de cultivo de la corrupción: eso que llaman hermanarse, como cuando los jueces encubren los delitos de sus compañeros justificándolos por TV. El corporativismo es lo que tienen en común los fascistas, los falangistas, los carrillistas y la UGT. No es de extrañar que se propagara en el resto de patronales y sindicatos; que afectara a colegios profesionales incluso.

¿Es de extrañar que Monasterio pudiera ejercer de arquitecta sin serlo? En un país serio habría sido imposible. Pero luego ella va cargando contra los menas: porque el supremacismo se debe a la familia que te acoje y a su vínculo político mediante un enemigo común. Se mueven por el odio, y se entienden de esa manera.

Es crimen organizado, que además consiente crímenes de odio cuando viene de los suyos.

Por eso toda asociación debe ser una extensión del Estado, o no ser reconocida como tal - ni ninguna organización o derecho jurídico asociado a su nombre. Todos tienen derecho a reunirse, pero cuando crean una orgánica con motivos sociales los estatutos los tiene que poner el Estado; como pasa con las empresas, deben estar tipificados, así como los contratos que subyazcan de esos entes. Todo público. De lo contrario resurge el corporativismo y la impunidad de la dictadura institucionalista.

- ¿Y qué quieres que hagamos con él?

- Pues dejadlo en el calabozo hasta que reciba un juicio.

- Pero ha dicho habeas corpus, y el juez lo va a soltar nada más verlo.

- Pues meted también al juez en el calabozo hasta que reciban los dos un juicio.

El problema es que los jueces tienen protocolos que les permite actuar sin rendir cuentas ante nadie; pueden imponer su criterio, como si fueran un sherif, y nadie puede contradecirles dentro de esos protocolos que inician. Porque hay actuaciones no recurribles ¿Entonces? ¿Y si sus actuaciones no son justas? ¿Está justificado actuar con violencia por la defensa de la democracia?

Cuando el sistema no es justo la aberración suele ser la única respuesta. 

Si la violencia está justificada entonces no es violencia, aun hablando de homicidios. Eso es lo que nos enseña la historia: el revolucionario se distingue del terrorista en que el revolucionario no es el que evita que el dictador muera en la cama, sino que es el que actúa para que el Pueblo tenga recuperada su soberanía. Como defendía Maquiavelo: cualquier acto que justifique en el Principe la conversión de una autocracia (a su favor) en una república del Pueblo (que le impida tener él poder) quedan justificados por su nobleza (la cesión de ese poder).

El revolucionario no lo es por coincidir con tus mismas ideas, ni tampoco por sólo matar a los malos, tampoco por no cometer homicidios, ni tampoco porque los vencedores lo han catalogado como tal: el revolucionario lo es porque ha invadido dos conceptos mentales objetivos que ha supuesto un descubrimiento para su sociedad. Ha conseguido identificar lo que destruye la soberanía en el Pueblo y lo que la construye y se ha dado de los medios a su alcance para llevar a cabo la transformación de la manera menos violenta posible.

La Revolución supone protagonizar un cambio sustancial en la cosmovisión de la gente; y que ese cambio sea para bien, porque de lo contrario sería contrarrevolucionario, reaccionario..., volver atrás. Y no podemos ser relativistas morales. Hay un proceso de descubrimiento y progreso continuo y bien definido.

Pero el camino no se puede llevar a cabo en solitario, y la izquierda indefinida, utópica, es la que ha promovido tanta muerte en este país. Han matado a la izquierda, el progreso, y, con ella, a millones de compatriotas.


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