martes, 17 de marzo de 2020

Increíble velocidad de adaptación

Más de uno pensaría que esta crisis pandémica provocaría la incapacidad de los proveedores para reaccionar y ofrecer productos de primera necesidad. Pues bien, de primera mano puedo decir que no es así.

Más allá de que los proveedores tenían margen de sobra como para preparar "alimentación apocalíptica", pues al final, en el peor de los casos, podrían exportarla a China - o donde sea. Estaba claro que las previsiones apocalípticas de las películas clásicas de zombies que nos trae Hollywood suelen ser demasiado apresuradas.

En ningún país se está dando (o eso creo) los saqueos clásicos. Y la cosa es que en esta película de zombies el muerto viviente lo más probable es que se cure y, por otro lado, ni siquiera sepas que es él. Por lo que no puedes cargártelo de un escopetazo en la cabeza: es decir, creo que el escenario apocalíptico es peor que en las películas y, al mismo tiempo, la reacción de la ciudadanía es mejor.

Un zombie necesita morderte, o compartir su sangre de alguna manera, el infectado asintomático sólo necesita echarte su aliento o empaparte con su sudor lleno de esputos propios. Si es sintomático puede toserte encima a los ojos, y ya no tendrías nada que hacer. Entonces, bien visto, veo que la gente comete el error temerario de formar colas..., pero al menos ya no se besan y se abrazan como en el 8M.

A medida de que se vayan mostrando qué ciudades lo están haciendo mejor bien podría estandarizar tales comportamientos hacia las ciudades que lo estén haciendo peor porque, al fin y al cabo, según dice la teoría, todos los españoles tenemos una cultura común..., bueno, obviamente no es así: hay que vigilar el orgullo chovinista que se antepondrá a la moral del colectivo.

Ahora bien, tras llamar a mi proveedor para sonsacarle a que me traiga productos de alimentación éste, con mascarilla y guantes, se presentó en mi tienda. Yo, por mi parte, soy más de guardar distancias y desinfectar lo que toquen mis clientes. Incluso, cuando toco el dinero, me echo un poco de gel. Algo que venía haciendo desde hace años, porque todos sabemos cómo son los hospitales, así como guardar distancias. Pero lo que me sorprendió fue comprobar cómo mi proveedor me ofrecía productos increiblemente económicos (una ganga) que permitía hacerse bocadillos con productos enlatados. Era como si se hubiera adaptado a la nueva realidad - lo que pasa es que reusé el comprar eso porque yo no vendía pan, no encajaba con mi tienda. Yo no tengo manipulación de alimentos. Y esas latas exigían comérselo con pan.

Un error que veo en algunos medios es obsesionarse con la seguridad. De hecho, los primeros días el ayuntamiento (o cada comunidad de vecinos) hizo bien limpiando las calles; pues las calles limpias se correlacionan con la disciplina comunitaria - como algún estudio en EEUU demuestra. Pero al pasar por encima, con el olor del veneno que echan, corremos el riesgo de volvernos más autoinmunes, que nos afecte al sistema inmunitario y, según mis pesquisas personales no profesionales, eso puede darle cancha al coronavirus.

Es decir, sobreexcitar con venenos, y limpieza es malo. Pero, por otro lado, esas limpiadoras supervagas que hasta ahora nunca nunca nunca terminaban de limpiar cierto cuarto de baño en el hospital, ayer lo visité y ahora sí estaba completamente desinfectado. Es decir, es imposible ser demasiado crítico con cómo se están haciendo las cosas porque, si bien hay excesos, puede que la orden que los emita es lo que se necesita hacer para pulir los defectos. En cualquier caso, ser conscientes de lo que se hace y cómo se hace debería de ser ideal.

Yo, por mi parte, he encontrado un ensayo mucho más fascinante que el último libro que encontré (o de mismo nivel) como para tenerme entretenido - aprovechando que parece que sólo me va a visitar un cliente cada dos horas..., lo cual, en fin, ¿por qué vengo? Porque estoy seguro que el que viene realmente me necesita al pie del cañón..., ciertamente lo creo. No me imagino a alguien teniendo que volver a Cartagena para suplir "necesidades menores" o resolver según qué contingencias. Independientemente de que tengo acceso a Internet y me pueden usar como..., no sé, informador de lo que esté pasando fuera (en vez de darle el follón a los guardias o a las enfermeras). Aunque esto último veo que no se da tanto, en el sentido de que no se da el escenario apocalíptico de las películas.

Pasa como con la renta básica: en las películas todo el mundo cree que va a pasar como en Guerra Mundial Z y, al mismo tiempo, se ven a sí mismos resolviéndose y sacrificándose como Brad Pitt. Es decir, tan pronto como piensan que la mayoría no trabajaría teniendo renta básica, luego esas mayorías confiesan que ellos en cambio sí lo harían. Ese pesimismo es lo que hace que no tengamos un pensamiento colectivo, el que hace que la gente se abalance hacia los supermercados. Si las autoridades lo vieran pertinente, bien podrían incorporar mecanismos de control sobre quiénes pueden salir a comprar a partir de su letra del DNI..., ya veremos si se necesita hacer.

Cuando ayer fui a conseguir calderilla, el del banco contaba a su compañero cómo en su casa había un pasillo bloqueado por paquetes de papel higiénico... ¡yo alucinaba de lo que confesaba del comportamiento de su familia!

Distancias y jabón. En el caso de los establecimientos, además desinfección. Y si se tiene síntomas, mascarilla. Comprar más generosamente, pero no patológicamente. Añadirle más historias, ok, pero puede ser contraproducente.

Emparanoiar a la gente conque limpie continuamente puede provocar que los suelos se llenen de esos venenos que pueden anular el sistema inmunológico. Malo: el paciente puede empeorar. Cuidado con esos médicos que se pasan de listos; ahí el estado bien podría estandarizar mejor: he visto declaraciones oficiales que se contradecían, y eso da derecho a criticar a lo que dicen los "magisters".

Yo, por mi parte, estoy más tranquilo que la mayoría de mis clientes - por lo que estoy doblemente más tranquilo. Puede que yo sea un asintomático, o puede que los virus por los que he pasado no me hayan dado la experiencia suficiente como para soportar lo que me viene encima, pero si hay algo que realmente me da miedo y con diferencia es el morir ahogado. Por eso quiero tener mi sistema inmunológico 100% preparado y no cometer errores para cuando me pase por delante.

He visto a doctores y alguna doctora hablar demasiado juntos para mi gusto, incluso con algún paciente. Creo que cometen errores protocolarios básicos; pero no les cuestiono: sin mascarilla, ni guantes, mantienen la cercanía sabiendo lo que está pasando fuera... Eso me dice que en mi hospital aún no ha empezado la juerga, si no, ellos mismos estarían más nerviosos. Pero los familiares de los pacientes..., ellos sí son más disciplinados y están más obsesionados por los protocolos (en su enorme mayoría).

Veremos lo que pasa.





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