Cuesta de Enero

La cuesta de Enero nos está trayendo muy pocas ventas, lo único que se mantienen son las visitas a mis publicaciones - que no me aportan ningún beneficio en especial.

Todavía, cuando voy al banco, me cuesta decir "en euros" cuando me dirijo al encargado para que me cambie un billete. Y no, no es timidez. La palabra se me queda enquistada en el cerebro, sin tener los medios para extraerla.

Le doy vueltas y claro, quizá debería escribir otra novela. Ése podría ser mi siguiente proyecto, no con miras de conseguir nada, sino para mantener la inercia.

Otra opción es hacerme influencer, probar a despotricar delante de una cámara. Una vez más sé que no conseguiré nada con ello, pero así me desahogo.

Pero no. Si continúo mi camino hacia el Olvido, al final este blog también tenderá a ser abandonado - junto con todos esos demonios que me acosan. Puede que encuentre la manera de aceptar la realidad si soy consciente de que en esta vida sólo soy un copiloto - como en una pesadilla en la que mi hermana mayor conducía un coche e iba teniendo un accidente detrás de otro con camiones que estaban atravesados en la carretera.

¿De qué me sirve tener conversación? ¿Acaso tengo amigos con la que mantenerla? Esas armas son del suficiente filo como para hacerme daño por tenerlas en la armería. La cultura puede ser tremendamente costosa.

Esto mismo le paso a mi gata: en cuanto le enseñé a hablar ésta lo intentó con sus vástagos. Y entonces vivió un tormento que nunca se había planteado, la frustración de ser conscientes de la enorme soledad que le tocaba vivir. Cuanto más supiera hablar mayor sería la violencia interna con la que tendría que vivir el resto de su vida.

La cultura es muy útil cuando vives en sociedad y tienes a alguien con quien compartirla. Cuando esto no se da se puede convertir en una enorme diana para aquellos que disfrutan haciendo daño.

Me imagino qué pudo pasar cuando observaron la enome calidad de mis artículos. Algunos de los programadores de la revista no podrían tolerarlo, así que necesitarían fingir alguna clase de prueba de la que fuera imposible salir bien parado - para poder marcarse la idea de que realmente el mundo no está siendo gobernado por idiotas.

Pero no, el mundo es de idiotas que no caben en la misma puerta. Lo que provoca que no sea contratado por las grandes inteligencias de los distintos países es el hecho de que cualquier inteligencia muy probablemente ya haya contactado conmigo y, por tanto, nadie podría fiarse de mi discreción. Simplemente.

Cuando se es excepcionalmente inteligente acabas viviendo en un mundo excepcionalmente estúpido.

No vale la pena intercambiar pareceres o dar buenos consejos. Nada de eso sirve absolutamente para nada. Y no es que yo sea un derrotista, lo que pasa es que existe una realidad estructural de la que no se puede escapar: por muchos deseos que tenga, por mucha inversión publicitaria, mi tienda en Enero venderá lo que va a vender..., la gente no consumirá más. Vendrá un sujeto, mirará los productos..., luego se irá por donde ha venido. Sus intenciones están tan congelados como su dinero y el propio clima. El dinero ha sido apalancado hacia otros intereses; los costes menores no existen, y de ahí la crisis de las mayorías - la oportunidad de unos pocos e intereses de los extranjeros.

Aún así siguen viéndose lecturas neoliberales absurdas. No gozan de lógica alguna, son ideas viejunas: que si oferta y demanda, que si mano invisible... Se han anclado en ideas que nos consta que no van a ninguna parte. Repiten el mismo mantra sin escuchar a los que les responden.

Dan ganas de tirar la toalla simplemente. Poco a poco la ideología se convierte en una forma de condescendencia: cuando escuchas a un tonto ya no crees que entienda que se equivoca, simplemente te ríes por dentro. Es la muerte del diálogo. Es la política tal como la conocemos en este país.

Este Enero será muy pobre. La gente ni se parará a pensar.


Mañana probaré a hacer una maratón de programar videojuegos aprovechando que los sábados es cuando todo está más muerto. Creo que es la temática que me ataca menos al aburrimiento.

Me pregunto si realmente habré desarrollado bien las técnicas de traducción...


Creo que voy a ir abandonando este blog. No sé.