domingo, 12 de enero de 2020

Se me va a explotar el bolo

Mis estudios sobre el lenguaje humano no pueden ser más minimales, es la cosa más chic que se me ha ocurrido. Mi cabeza no para de dar vueltas, se me ocurre millones o incluso infinitas maneras de implementar tales técnicas..., poco a poco me doy cuenta de que detrás de estos estudios no está la racionalidad humana, sino la consciencia animal.

Me duele la cabeza. Esta mañana me he visto recordando cómo le contaba a terceros que los jueces en este país redactan los hechos probados sin racionalidad alguna, y sin tener que justificar lo que escriben - con completa impunidad. Estuve como andando varios minutos mientras hablaba solo. Creo que he descubierto el patrón: si no escribo aquí, o no hago algo al respecto, se me va la pinza.

Ahora estoy con nuevos elementos que están pululando mientras perfecciono mis estudios sobre el lenguaje. Creo que será mejor que abandone esa tecnología, no vale la pena. Pero no hay que olvidar que crear un lenguaje capaz de darle carácter moral a lo que se hace implica planificar conscientemente las decisiones - mi modelo va tomando forma con el ensamblador que he diseñado en exclusividad. Ahora me río de Kant.

Y sí. Si tuviera que justificar cada diseño y referenciar a cada ensayo creo que podría hacerlo..., pero, por otro lado, ¿para qué? ¿Acaso vivo en un mundo mínimamente meritocrático? Nadie me lo va a agradecer, salvo para reirse en mi cara.

Mis ensayos siguen siendo leídos aun después de haber sido abandonados a su suerte. No sé qué pretenden hacer con ellos: algunos se han percatado de la seriedad de mis estudios sobre pragmática, pero dudo que lo conecten con el de la moralidad..., de verdad, debo de dejar de comerme la cabeza. Si además de que yo solo tengo problemas para encontrar palabras simples encima me enzarzo en temas que exigen tener todos los recovecos bien explicados..., es como si fuera un masoquista. Sin olvidar el detalle de que absolutamente nadie me va a apoyar - no me consta eso mismo.

Los únicos que me apoyan son los que no tienen intenciones de mojarse - tampoco me sirve de nada.

Pero claro, lo que tengo ahora mismo entre manos cuestiona varios postulados inherentes que se adoptan en la informática: ahora veo por qué hay veces en el que no conviene ejecutar los algoritmos más eficientes.

Y sí, empieza a dolerme mucho la cabeza.

Me he puesto a escribir para relajarme, y está funcionando. Debo hacer cosas que no exijan esfuerzo mental. Ver vídeos puede que me requiera algún esfuerzo, puede que leer no... Lo mejor será desconectar.

Dentro de pocos días termino de desconectar del mundo externo, ya no me importará una mierda nada de lo que pase "fuera". Es lo mejor. Tal vez me dedique a hacer videojuegos. Ya ni me acuerdo de ciertos proyectos que tenía a medias para hacer scrabbing sobre textos y hacer un análisis morfológico..., poco a poco yo, como influencer, voy perdiendo interés.

Creo que estoy siendo testigo de mi declive como ente social y que cada vez que vuelvo a desarrollar esta tecnología prohibida vuelvo a vivir ese estrés.

Y recuerdo ese consejo que recibí hace décadas y que no entendí entonces: "investiga hasta" este punto, "y después confórmate" para dejar de seguir investigando. Que una desconocida te proponga un tope a tus investigaciones exige por necesidad un discurso social muy diferente al habitual. Un conocimiento del mundo por venir más privilegiado del que yo tenía.

Y es que la mentira de la meritocracia estaba por llegar y no me la imaginaba. Si me la hubiera imaginado tal vez no habría llegado tan lejos como llegué - no me habría esforzado en crear las máquinas más eficientes que se han diseñado jamás.

¿Y si aprovechando mi cierre al mundo cultural aprovecho para encauzar mi mirada hacia la aburridísima tarea de editar vídeos o publicarlos por Youtube? Tal vez me divierta. Tal vez encuentre temas de conversación, podría enseñar Python, mis máquinas... No sé.

Tal vez lo que haga sea comprarme Stadia y me haga gamer; ya está bien que me dedique a diseñar tornillos para unas tuercas que no se quiere cubrir. Además de que la enorme distorsión en la que vivo no me deja psicológicamente en un estado muy deseable.

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Por otro lado, espero que el gobierno que viene realmente sea de izquierdas: la gente no tiene poder adquisitivo y la economía está aumentando el paro estructural y el trabajo para no salir de la pobreza. Esto combinado con el hecho de que los economistas aún no se han dado cuenta de que el liberalismo es el principal problema de la congelación económica mundial, y que la solución pasa por imitar el modelo cubano. Pero nada, ideología al poder; ¡viva los dogmas!







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