sábado, 28 de diciembre de 2019

La inconveniencia de la Disonancia Cognitiva

Las revoluciones pueden ser a largo o a corto plazo. Para que se active la de largo plazo suele ser necesario una revolución cultural y, si tenemos prisa, valernos de las de corto plazo. Las revoluciones a corto plazo todas han partido del beneplácito de la burguesía: tal como los definía Marx.

Todas las revoluciones, o eso es lo que me dice mi manera de ver la Historia de la civilización occidental, han sucumbido a largo plazo en la medida de que no daban aportes económicos y sociales que el anterior sistema sí hacía. Esto quiere decir que, por ejemplo, en el caso de la independencia catalana, al ser sus normativas de peor calidad que la propia Constitución Española, entonces estaría abocada al desastre..., a la larga.

Todavía habría que agradecer que la agonía durara tan poco. Y es que haría gracia pensar que todo ese daño se le quisiera asociar a la sociedad catalana, ya sea en parte o en su conjunto. Aún resonarían los ecos de los medios que magnificaban la barbaridad que supone iniciar una revolución de ese calibre con la mitad de la población en contra..., cómo sería la recaudación de impuestos, la relación internacional y, por supuesto, el destrozo económico con el boicot a los productos catalanes por parte del resto de los españoles... Suena, aun siendo legítimo el proceso, a revolución de pacotilla. Algo sin recorrido. Y los principales artífices de la revolución no sería Rajoi o Soraya: porque ellos fueron coherentes; que te traten como a un adulto y te dieran cancha para independizarte, que te dieran unos palos y unas amenazas no impulsa absolutamente nada ¿Que queda muy bien echarle la culpa a "los malos"? Sí, eso queda fenomenal cuando sólo tratamos con niños pequeños.

El problema de iniciar una revolución sin recorrido está en los autores de la revolución. Nunca en quienes ponen palos en las ruedas, puertas al campo, advertencias y cosas por el estilo... Los autores de la revolución de los papanatas son los únicos responsables del problema.

Bien se puede decir que España es un estado opresor. Pero es que una Cataluña independiente sería más opresor todavía. La media de la corrupción de la clase política es mucho mayor en Cataluña que en el resto de la península..., quien no quiera verlo, allá cada cual.

Por eso, me imagino a todos los que estuvieron en medio de ese proceso de independencia, todo lo que estuvieron costeándose con el fin de hacer ese sueño realidad.

La independencia de Cataluña recuerda a la historia del Cantón de Cartagena. En la versión sureña unos propietarios quisieron revivir ensoñaciones de independencia que eran clásicas por esas tierras y su historia. Cuando en el norte nunca se habían ni imaginado la posibilidad de ser independientes del norte de España, salvo en los tiempos de don Pelayo o más atrás, en el sur la idea era una pequeña constante debido a las rupturas entre los dictámenes del norte y las tradiciones chovinistas que se tenían en el sur.

Por eso el Cantón de Cartagena pretendió ser una revolución a largo plazo: cuando en España se habían cerrado a morales conservadoras, en Cartagena no sólo se acuñó una moneda propia sino que se aprobó una ley del divorcio. Y las miras largoplacistas eran tales que, para asegurarse esos militares la victoria, además trampeaban en la guerra de una manera ruín y negociaban con otros países para su anexión.

No es de extrañar que, aunque la Región de Murcia adquirió una independencia tangible por un tiempo, a golpe de cañonazo y masacrando a población civil que muy probablemente no tenía nada que ver en absoluto con todas esas pantochadas, se consiguió restaurar el orden.

Luego los catalanes de ahora, al no tener historia de revolución, cargarán contra el héroe vasco ultrapatriota español Blas de Lezo al recuperar Cataluña para España de los ingleses. La ignorancia y la ferrazón por defender una historia que no tienen y que les convendría tener por motivos políticos, por motivos de corrupción, abochona hasta al más tonto de los pueblos del sur.

Pero eso es lo que hace la disonancia cognitiva: han estado defendiendo tanto tiempo su modelo de independencia, se han montado mediante un sistema de propaganda tan profundo una realidad disonante a tal nivel que los hechos, la historia, la ley..., todo molesta.

La culpa es primero de los políticos independentistas y luego de los medios en general. Primero de los medios independentistas y su estética nazi. Luego de los medios nacionales que no ayudaban a explicar lo que iba a pasar sí o sí. Por último, y en último término, también la culpa sería del ejecutivo nacional por no tratar como niños pequeños a ese cúmulo de ignorantes que niegan la realidad, por no lanzar una advertencia a Europa y a la ONU de lo que se estaba produciendo para obtener apoyo internacional a tiempo, por no iniciar un programa de sensibilización por recuperar la historia de la nación y dar con la interpretación más objetiva..., pero claro, esto último está claro que la derecha sí que no lo haría nunca. Pero eso es porque antes que los políticos los medios tienen un deber de cara a los ciudadanos, así como los juristas. Cargar al poder ejecutivo un asunto que les favorecería a la larga no es lógico: con el ridículo que está haciendo el independentismo catalán ahora las alianzas envenenadas se las va a tener que tragar la izquierda, y de eso sabe mucho el aznarismo.

Al final ya veremos cómo se cargan la ley D'Hont y los independentistas se convierten en un mal sueño en este país.

Otra cosa ya es el guiño que le hace el juez al político, de cómo le perdona todo y siempre hay una ley que le exonera de toda responsabilidad. Y bajo esos esquemas, además de los de dar a entender de que España ni es país ni es nada, se van a mover los intereses o bien de reconocer a Alemania como nuestra alfa o recuperamos nuestra senda soberana para reencauzar nuestros intereses sociales y económicos: pensar a largo plazo, pero no necesariamente con los del norte.

Pero lo que no podemos esperar es que los políticos hagan su trabajo, que se estudie desde las embajadas los intereses de todos los países dentro de un análisis no sólo macroeconómico sino más allá de los años para estudiar los efectos a muy largo plazo..., como a diez años vista, veinte... Ya digo que no tenemos políticos para eso, porque para eso tendrían que ser capaces de tener un discurso previsor de lo que significa toda la demencia que ha supuesto el asunto catalán, haber encontrado motivos, leyes..., en definitiva un marco jurídico que permita desarrollar una deontología en condiciones.

Pero eso no lo vamos a ver.

En una ocasión le dije a un amigo que podría probar yo a dedicarme a importar y exportar mercancías, valiéndome de mis conocimientos de idiomas y la idea de portes, así como dirección de la producción, entonces me dijo que él no me veía haciendo algo tan grande. Como si me fuera a dar un problema de ansiedad en cuanto disponga de, no sé, 10 toneladas de hierro ocupando un alquiler en el puerto. Luego él mismo me confesó los problemas que tenía con un perfecto imbécil que llevaba la dirección de la Cruz Roja debido a un enchufe. Tan pronto como me comentaba lo impropio de su gestión y de cómo acababa con los voluntarios, luego me decía que este hombre iba para presidente de Gobierno. Parece que la idea que tienen algunos de gestor es el de un estafador, un hijodeputa, un gañán que no sabe con qué trata, un perfecto inútil..., y ése es a quienes elegirán para ocupar el poder. Ésa clase de personas son las que inspiran confianzas.

Claro, luego ese tío se hizo militante activo de Podemos. Todo cuadra.

Mientras Cataluña se está convirtiendo en una olla que cocina españolistas a fuego lento por la manera que tienen de quemar independentistas vinculados con movimientos de izquierdas, poco a poco la disonancia cognitiva hacia la burguesía catalana se va diluyendo, como en su tiempo pasó con los burgueses del sur en los procesos independentistas que se promovieron en el pasado.

El alfa que aporte mejores resultados sociales y económicos se llevará el gato al agua. Y, desde siempre, la burguesía, si no tiene algo ideológico que aportar, lo que sí que no hará será tirar billetes de cincuenta por la calle. Y menos aún siendo catalanes.

Colau, de hecho, tuvo la oportunidad de liderar el movimiento independentista, en su incoherencia, mediante esa moneda rara que se inventó y que no afianzó con nada tangible. Pero claro, al demostrar no tener cultura alguna con la creación de monedas, y al revalidar el nepotismo por activa y por pasiva, al final sólo demostró ser una segunda versión de más de lo mismo.

Si te creas una moneda lo primero que tienes que hacer es valerte de la disonancia cognitiva: obligas a tener que trabajar con tu moneda para pagar tus multas, luego te vales de la misma moneda para crear una facturación estatal que favorezca al pequeño negocio y rematas el uso de esa moneda para darle valor a la participación de las empresas mediante su tributación ante servicios previamente tipificados a concurso público que podría proponerse desde el ayuntamiento..., hay muchas formas de revolucionar unos esquemas. Pero siempre le toca al más tonto ocupar la posición más influyente. El que peor nos cae por ser malo conocido es de más confianza porque lo bueno por conocer puede que nos recuerde más a nuestras frustraciones a la hora de llevar a cabo nuestros proyectos. Por eso, la democracia debería basarse en vetar candidatos, en vez de votar por ellos. Decir qué políticas no apruebas para que los que acumulen menos vetos de contenidos sean los elegidos para que nos representen.

A mí me ha tenido que pasar que he dado con unos imbéciles en HBO. Ayer le di un click a un botón que me ofrecía dos semanas de prueba gratuita, lo cual me parecía fundamental porque si no me iba bien la conexión no me daba la gana el pagar por un servicio en malas condiciones. Lo que pasa es que como ya me conecté con HBO, y no me convenció hace meses, lo dejé olvidado y, según parece, el mes gratuito, sin avisarme de nada, no me lo dieron. Es decir, que me han cobrado el mes sin avisar, sin que pudiera probar si realmente tengo buena o mala conexión - y eso es una estafa en toda regla. Así que fui a llamar a atención al cliente y, sin llegar a confirmarme nada, como dándome la razón se puso a no hacer nada que no pudiera hacer yo como si solucionara algo..., es decir, que encima me trataron como a un completo imbécil: me roban primero y luego me tratan como si fuera gilipoyas.

El cabreo por ese comportamiento tan rata y ladrón por parte de HBO es algo que no tiene nombre: para hoy ya me habré tranquilizado, pero dudo que mi relación con HBO pueda seguir como siempre.

Y es que a la gente hay que tratarla con respeto. Desde HBO parece que tienen la creencia de que si inviertes un mes, por disonancia cognitiva, te obligas a ti mismo a justificar la inversión para pensar que te ha gustado lo que has hecho. Así que si te tienen que robar te roban, que para algo es una televisión. Y las televisiones están para robar. Esa es la creencia: el gestor tiene que ser un hijodeputa que tiene que robar. La gente que piensa a largo plazo no son de confianza. Como entendiendo que la mayoría de los que tengan la tensión que he tenido yo con ellos no les castigarán. Que no hay pérdida asumible a largo plazo por no devolver una suscripción pulsada por error, o por publicidad engañosa.

Pues..., sólo puedo decir una cosa: la próxima vez que me venga un artista me preocuparé de decir que puede trabajar con cualquier productora, plataforma, etc..., pero a HBO ni agua, que mi licencia es clara. Ayer me arrepentí de las melodías que recibieron en HBO en su famosa serie, me parece un robo y una estafa lo que hacen. No me gusta.






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