domingo, 10 de noviembre de 2019

Las palabras fundamentales

Ya he descubierto unos cuantos autores, poco a poco la filología, el estudio de los procesadores del lenguaje y la filosofía van fusionándose en una única disciplina.


 
En inglés es muy difícil distinguir el ser del estar. Podemos reconocer los adjetivos, que suelen calificar el cómo están los elementos; mientras que los sustantivos se suelen usar para darle un carácter más persistente.

Un idioma más perfecto para representar esta clase de operaciones es el japonés. Quizá, influenciado por el chino mandarín, que incorpora esta clase de apreciaciones (diferencia entre ser sin más y serlo con persistencia), el japonés evolucionó de una manera extraordinaria al modificar no sólo sus verbos (desu/de+aru = da), sino también la partícula que usan los adjetivos (i/na).

Es decir, podemos comprender mejor el carácter persistente de las palabras gracias al rol que desempeñan: pueden ser complementos, núcleos del sintagma..., y se debe considerar la manera de clasificar los verbos. Los verbos pueden derivarse de SER, ESTAR, IR y HABER..., para empezar. Todo esto ya está estudiado y, efectivamente, hemos podido comprobar cómo el lenguaje criolla que deriva ya sea del inglés, como del francés o el español suele tener esos andamios bien definidos.

Este era uno de los temas que habría sido interesante desarrollar: ver hasta qué punto empezando por esta manera de clasificar verbos (y luego los sustantivos y adjetivos también) se puede acabar encontrando la teoría de roles dentro del lenguaje (cuando descubrimos qué palabras hacen de agente, de objeto, de dativo...).

Ayer recibí en mi correo lo que ahora ya estoy ganando de la red social Medium..., se veía venir. El pico lo gané en los dos meses anteriores, cambiaron la fórmula (especulo que a algo más justo), y ahora no gano ni medio euro al mes. Lo veo justo porque hace meses que decidí abandonar esa plataforma, plataforma que no habría tenido ningún inconveniente en sabotearme todos mis trabajos con el fin de que no supere según qué techo. Y, claro, puede que siga aumentando mis seguidores con cuentagotas, pero no es creible que vaya a encontrarme con hordas de científicos aplaudiendo mi tecnología - eso exige cierto nivel/expectativa.

Así que, ¿qué pretendo con estos estudios? ¿A quién podría interesarle? A nadie.

Pero claro..., luego vemos a los políticos, los periodistas..., me he dado cuenta de que se está consolidando un lenguaje que es impropio. Pero es como si sólo yo me diera cuenta. La diferencia entre el genio y el loco es que el genio es capaz de justificar su respuesta pero, cuando a una persona no se le escucha por defender asuntos demasiado complejos, el genio muere y no puede ser distinguido del resto de los locos. Se me obliga a ser sutil.

Y es que resulta que entre el SER y el ESTAR existe un estado intermedio. Es el que tiene que ver con lo que cada persona se hace de sí misma. Es un verbo que aparece en todos los idiomas menos en el español: LLEGAR A SER. En ocasiones usamos la palabra convertirse para traducir ese verbo. En inglés usan una combinación de verbos modales para transmitir su existencia (become), mientras que en japonés usan un verbo especial (naru). 

Resulta que no podemos derivar el concepto de llegar a ser como algo propio del ser, pero tampoco como algo propio del estar. Por ejemplo, el vegano no ha nacido condicionado a serlo: cuando quiera dejar de serlo volverá a comer carne (dejará de ser vegano). De la misma manera, el llegar a ser no es propio de un estado momentáneo - como ocurriría con el ejemplo citado: es una forma de vida que te condiciona. Al final, somos lo que comemos.

Ortega y Gasset aseveraba que nuestro afán por llegar a ser más provocaba que siempre vivíamos en una nada continua: el estudiante que quiere llegar a ser médico, el médico que quiere llegar a ser cirujano..., esto provoca que la gente ocupe roles con la pretensión de llegar a ser algo y sin nunca llegar a serlo realmente. Esta es una concepción, a mi juicio, equivocada del existencialismo: el que es médico ya puede curar pacientes (ya es), aunque en un momento dado puede dejar de ser médico.

Es lo que ocurre con las vocaciones y otras tantas cosas que muchas personas creen que deben atribuirse o al mundo de lo sustancial (sustantivos, persistencia) o al mundo de lo circunstancial (verbos, volatibilidad). Sin embargo, cuando hacemos uso del LLEGAR A SER el resultado tiene un caracter persistente dentro de su volatibilidad: es decir, usando la jerga de Sartre, acaba gobernando en parte un EN-SÍ y un PARA-SÍ. Por eso no estoy de acuerdo con las reflexiones de Ortega y Gasset.

La obsesión del existencialismo se centraba en el PARA-QUÉ, que rellenaba el rol dentro de la teoría correspondiente. Todo tiene un destino, en japonés es lo que usamos como partícula MADE (o he). Aunque el destino es más propio de verbos que provienen de IR. Cuando queremos atribuirle una causa a algo usamos en japonés el sustantivo tame (objetivo), y así observamos que para un mismo rol se entremezclan los términos dependiendo de si son sustantivos, verbos, adjetivos...

El lenguaje suele esconder la sustancia filosófica. Ni el mejor de los lenguajes está a la altura - todos embarranan de alguna manera la reflexión: cuando preguntas a la gente si la homosexualidad es una condición nadie se lo plantea como un estado autocondicionado, automáticamente o es algo tipo SER o es algo tipo ESTAR - existe una enorme bipolaridad. Y esto hace que usar cualquier idioma para explicar algo como eso puede convertirse (LLEGAR A SER) en una trampa.

Podemos cambiar el lenguaje, pero no debemos olvidar que éste nos condiciona. De ahí que la literatura de ficción sea perfecta para romper las barreras que nos imponen los moralistas que se someten a los esquemas del lenguaje. Son relativistas con poca ética, o también han sido llamados chovinistas.

Es por esa razón por la que he tenido como proyecto crearme un idioma cuyo andamiaje sea construido por los propios hablantes. Que tenga los roles bien definidos y que pueda prescindir de los aspectos estructurales que no necesitamos.

Y de ahí nacería la pregunta: ¿acaso no desaparecerían las religiones al no tener cabida estructural al sonar a chiste? Un lenguaje perfecto es el que convierte cualquier dogma en un chiste ¿Cómo sería un lenguaje no diseñado para comunicarse, sino para compartir pensamientos? 

Ese era el objetivo del Toki Pona cuando su creadora lo creó (un lenguaje sincero). De ahí nació mi proyecto personal Toki Iké, como un dialecto de ese lenguaje. Pero claro..., ¿un idioma hablado por sólo una persona? Ahí hay un PARA-QUÉ que te cagas.






 
 

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