Alegres no etílicos

Después de sacar los demonios uno hace reminiscencia y descubre que puede perfectamente tranquilizarse porque no existe ni el malvado perfecto, ni tampoco hay enemigo acérrimo que se merezca mi tiempo.


 
Rememorar malos momentos puede o liberarte o atormentarte. Lo cierto es que las apariencias pueden ser peculiares, porque más allá de lo que cualquiera pudiera leer la única realidad que es vivo una realidad perfectamente estable. Es cierto que sigo sin ver el futuro, sigo sin ser capaz de ver un proyecto en este país que se lance, me sigue dando la impresión de que todo es un completo azar..., pero si sigo encasillado en mi realidad es porque, en el fondo, cualquier paso que dé en otra dirección equivale a mucho dolor, o a la pérdida de los pequeños placeres que me da la constancia de la vida que llevo.

Se trata, por tanto, de una alegría no etílica, no voy a entrar en un momento de abandono de la depresión, porque se basa en un encasillamiento, de un enconamiento del tipo de vida que tengo. De aferrarme a la llave que abre la jaula y no alzar el vuelo por prudencia, porque no me fío de las clases de vuelo que he recibido ni tampoco de los planos que han intentado venderme.

Así que toca el "quiero vivir".

Me ha llegado el aviso desde Hacienda, ahora me quedo mirando sin saber qué hacer. Ya presenté la respuesta telemática conque no ganaba lo suficiente, pero en el fondo hay algo que me dice..., ¿y qué mas da? Me veo que la situación en la que me encuentro es en la de alguien que no va a perder nada, y que esa es la razón por la cual no veía motivos por los que pagar el IRPF. Entonces es posible que me exijan justificaciones de pagos sueltos e irrisorios..., ¿serán tan buitres? Quizá me interese descubrirlo.

Es como el gato que está jugando con intentar abrir la puerta de la jaula ¿Será él mi excusa para alzar el vuelo o sólo me quedaré mirando mientras intenta lo que no será capaz de hacer? No hay que descartar que se quede vigilante hasta el punto de hacer imposible cualquier clase de avance; lo puedo asumir, al fin y al cabo ¿qué iba a perder?

Cada vez que oigo las propuestas inconclusas de los líderes políticos vuelve de nuevo a quedárseme la cara de gilipoyas. Vuelvo a observar cómo mis pensamientos se ponen a correr y desean hacerse libres. Veo que hay muchas afirmaciones que aún no he puesto por escrito; quizá en cuanto las sintetice aquí dejarán de martirizarme y la política terminará de darme exactamente igual - igual que el trato que recibimos los votantes por parte de ellos.

También he probado a estas alturas el crear sobre el cuaderno un videojuego desde el principio. Antes de que me diera cuenta, con la nueva visión que tengo, ya he sido capaz de localizar los aspectos propios de un megajuego como Minecraft o Arc, considerando su gran debilidad: el enorme trabajo que representa tener que crearse un mundo completo. Mi idea supone hacer que los jugadores sean los encargados de ponerle nombre a las cosas; así este humilde creador sólo se ocupará del entrelazado matemático, de las formas, de la estética... Me ha salido una ingeniería de materiales muy de juguete, lo puedo perfeccionar, y le incorporo viajes interestelares. Veo que hay proyectos, nunca los terminaré, pero el hecho de que sea capaz implica una cosa: algo intermedio también es posible.

Revisando antiguos documentos encontré una carpeta donde puse juntos el panfleto comunista de Marx y, por otro lado, la teoría de colas que se estudia en las ingenierías industriales. Me veo capaz de crear no  ya un lenguaje, sino algo más simple con la experiencia que tengo con los .csv aplicando los estudios que hice para Medium sobre estadística, y así normalizar los sistemas de colas..., podría venderlo para hacerlo  accesible a cualquier negocio y que éste planifique su negocio ¿Le meteré el plan maestro de la producción? Suena divertido. Nadie me hará caso o usará mi producto, pero hacerlo agilizará mis capacidades. 

Me pregunto dónde acabó ese artículo sobre crearse un país comunista de cero..., que iba sobre el plan maestro de la producción. En Medium vuelven las visitas a repuntarse con mis artículos. No creo que me dé alguna clase de beneficio interesante para cuando acabe el mes, pero suena gracioso que aún sigan leyendo mis artículos cuando hace meses que abandoné la divulgación.

Esos sentimientos son como los de nostalgia, que evoca a una contemplación nada etílica, cuando jugaba con mi familia, amigos..., en mi antigua casa, en mi infancia. Habrán puntos oscuros en la vida de la gente, puntos muy oscuros en el trato que recibes desde una publicación, pero al finalizar el mes te dan unos céntimos de recuerdo. La experiencia de haber divulgado es algo que no me podrán arrebatar - mis artículos seguirán siendo útiles con el paso de los años. Lo sé.

Mi abuela murió con alzheimer. Algunos principios sé que suelo tener, pero no me preocupa. La lucha constante, el saber hacer siempre algo y analizar por dónde tirar para acabar con la demencia, es algo que hago y haré constantemente. Cuando ella se ocupaba de mí recuerdo la enorme cantidad de torpezas que cometía, el fingimiento maternal era un sentimiento sucedáneo que no le perdonaba - como ella a mí no me perdonaba que no se lo consintiera: cuando me era necesaria me hacía ascos, y cuando no la necesitaba me acosaba con achuches absurdos. Sin embargo, más allá del jugueteo absurdo, me queda la constancia, la observación continua del devenir del mundo sentada en su ventana mientras su cuerpo enfermaba cada vez más por la diabetes y el abandono. Hay que saber llevar la vida y, de vez en cuando, la filosofía del oportunismo, de estar donde se debe, de poner la contrapartida a un pensamiento no planteado, de poner el apoyo logístico sin que lo sepa esa persona..., ese es un bien higiénico que, en cuanto sus hijos se hacen muy mayores, deja de ser útil. De todo se aprende: me alegro de no hacer familia.

Quizá el futuro aún no esté escrito para los acordes que se han elegido para mí. Pero la letra ahí quedará, y eso a mí me basta.