martes, 12 de noviembre de 2019

Pues sí que es de sabios el saber..., divertirse

Me ha dado por probar mis teorías aplicado sobre el evangelio de Marcos, pero esperando el terminarlo en menos de un par de horitas no sé si me he desesperado..., si lo dejo aparcado...


 
He estado estudiando el evangelio de Marcos y, poco a poco, he creído observar la segmentación que dice mi teoría para desglosar el sentimiento de fe de quienes leen esa historia. Creo que voy por buen camino, pero el esfuerzo mental, según me he dado cuenta, exige tener que dedicarle mucho tiempo para algo que, principalmente, me parece aburrido porque no me aporta absolutamente nada.

No sé. Posiblemente haya podido aprender un poco más la idea de cómo funciona la creación de un dogma gracias a la teoría del detergente que mencioné en los pasados posts..., pero, al fin y al cabo, ¿de qué me sirve ser un experto en religiones si no conozco a nadie? Sin amigos, una comunidad, gente a quien le interese escuchar mis pesquisas...

Está claro que si le dedicara tiempo de investigación sería para sacarle algún tipo de beneficio. Y mi verdadera cuestión aquí no es hacerlo por el bien de la Humanidad, más que nada porque dudo que yo tenga ni el más leve poder de difusión. No serviría de nada, ya  que mi lenguaje recuerda más a un mago que a un científico. Es como si ya estuviera destinado a construir teorías exclusivamente oficiosas.

Así que tampoco me vale la pena dedicarle tiempo a analizar ese evangelio. Podría dedicarle tiempo a analizar..., un discursito, un monólogo gracioso..., algo que me divierta. No sé. Lo pensaré para la próxima.

Así que lo que he podido hacer ha sido seguir mejorando mis técnicas para crear juegos de diseño: ya sea minijuegos tipo pasatiempo, para crear videojuegos minimales, juegos de rol básicos..., aún estoy con la parametrización: todos los juegos tienen unos parámetros en virtud de para qué estén destinados. 

Es decir, interesa si sólo se puede usar lapiz y papel, si hace falta árbitro, si los jugadores están desbalanceados, si hay azar, qué habilidades se espera en los jugadores (si memoria, discreción, cálculo, ...). Por ahí me divierto un poco más porque, en cierta manera, al construirme las reglas es como si mis amigos sucedáneos jugaran para mí en mi imaginación (suena cutre, pero es la vida que me ha tocado elegir). Quizá me haga la vida más llevadera mientras agilizo mi mente y planteo retos que ahonden en cada área del cerebro.

Ya he diseñado algunos juegos minimales bastante buenos ¿Habré dado ya con una buena base? ¿Con la componente principal de toda petición de creación de juegos como para ramificar un diseño a medida?

Por lo pronto creo que ya he dado con unas reglas de descripción minimal que consiste en jugar a un equivalente a HeroQuest pero modo pasatiempos. Como resolver un laberinto. Es decir: ves un mapa con monstruos y cosas así, y tienes que resolverlo sabiendo las limitaciones de tu guerrero. La máxima dificultad reside no en dar con unas reglas coherentes sino en dar con unas reglas intuitivas y minimales que no pierda la esencia que hace divertido el subgénero del HeroQuest. Es decir, hay un algo por parte de los que jugamos a ese juego de mesa que podría replicarse con un mínimo de reglas...

Y este estudio es como ocurre con la literatura: si le quitamos al juego de mesa los dados y le ponemos otro tipo de regla, ¿podríamos estar hablando del mismo juego? ¿De la misma diversión? Es decir, ¿los jugadores que se divertían antes podrían divertirse de manera equivalente en este otro juego? La cosa es, ¿qué cosas se pueden permutar por otras de manera que cambien los parámetros más logísticos? 

Es decir, ¿existe una técnica para adaptar un juego de un formato logístico a otro sin que cambie su esencia?

Este tipo de estudios a mí me atraen. Es como cuando hay que adaptar un libro a una película. O cuando hay que crear una película a partir del videojuego..., o crear un videojuego desde una película. Las adaptaciones son de muchos tipos, sobretodo pensando que el arte está pensado para otro tipo de espectadores/jugadores. Sin embargo siempre existe una esencia: la experiencia de quien vivió el original. Es un saber. Y si se fuera capaz de adaptar ese saber a todas las logísticas posibles: convertirlo en videojuego, película, libro, serie de televisión, miniserie de dos capítulos, telenovela, serie de comedia jovial, serie ácida..., entonces habrá un saber que se habrá sabido mantener porque es una experiencia que ha sabido, de alguna manera, persistir en todas esas obras. 

Y es interesante descubrir ese meme cultural. O ese meme atemporal...

Pero claro, una vez más vuelvo a hablar como un mago. Nadie habla como yo ni ha tenido mis mismas experiencias al respecto.

Siempre me quedarán mis amigos sucedáneos.
 

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