Yo y mis influencias

Me habría gustado vivir una vida más sencilla; una que me permita independizarme, y no ser dependiente de mi familia. Cualquier vida me habría valido. Pero, poco a poco, me voy volviendo más y más inútil.



Mi espíritu joven y aguerrido de pretender iniciar proyectos y embarcarme en cualquier clase de aventuras se ha ido perdiendo con el tiempo. Si antes tenía el atractivo de la juventud, de las ganas y la buena fe, ahora me toca sobrellevar el ir perdiendo absolutamente de todo un poco - hasta el punto de que desconozco qué influencias habré perdido en qué cantidad y si será así para siempre.

Un tipo como yo ya no tiene pretensión de volver a hacer amistades, ya no digo una familia propia, y eso es debido a que el encarcelamiento al que me veo sometido no me permite contemplar ninguna clase de perspectiva de futuro. Las malas decisiones del pasado, que habían sido vestidas como apropiadas para conseguir la victoria tecnológica, no volverán a pasarse por delante o, al menos, no con el ímpetu con las que las habría cogido.

Luego tenemos esos pasos en falso que me han hecho perder no sólo el tiempo, sino también algo de esperanza ¿Cómo se dignan a seguirme la corriente en lo referente a evaluar mi tecnología? Si no lo van a hacer o, de no encontrar fallo, no me lo van aceptar entonces que me digan directamente que no.

Ahora me he vuelto más pragmático y si me plantean evaluar mi tecnología mis condiciones será: haced lo que os venga en gana, pero a mí dejadme en paz. Porque sí: he cambiado. He envejecido. Si antes no tenía intención de ser influyente, sólo de exponer resultados objetivos, ahora ya ni eso: porque me harán perder el tiempo, como viene sucediendo hasta ahora.

Con los años me veré envuelto en el interior de esta espiral de la pérdida y el Olvido. Y, mientras tanto, me habré sometido a un proceso de tortura continua que no habrá servido absolutamente para nada.

De vez en cuando, mi buena fe me obliga a preguntarme el porqué de ciertas actitudes hirientes, gratuitas..., y posiblemente no sea yo el que haya vivido la peor de las experiencias, pero en cuanto al absurdo del que soy consciente digamos que no le encuentro parangón.

Hay una cita de Ortega y Gasset con la que estoy especialmente en desacuerdo: dice que negar es una forma de pensar. No puedo estar más en especial desacuerdo. La negación puede ser resultado de no querer aceptar la realidad, de encontrarle una excepción a todo, de rechazar de plano una idea porque se es capaz de hacer como que se responde en contra.

Negarse es tan fácil como confirmarse a algo. No supone ninguna clase de reflexión. De hecho, si el resultado de la reflexión es la negación entonces nos vemos abocados a preguntar porqué niega la afirmación. Es decir, la negación está en la antesala de preguntar si se ha pensado o no en lo que se ha dicho.

Un experto lleva años haciendo lo que hace y cuando se tiene que confrontar a una afirmación que le es trivialmente absurda automáticamente la niega; sin pensarla, porque es un experto y sabe manejarse. Se trata de una acción ya pensada, pero no racionalmente por necesidad - no supone necesariamente un acto reflexivo.

La falta de reflexión en ocasiones es lo que necesita una sociedad enferma de conformismos y malas acciones. Falta de héroes, quizá. Quizá no hayamos sido capaces de darnos cuenta de en qué consiste defender una figura, en vez de permitir que se destruya al que destaque.

En este último mes he ganado el doble como influencer en Medium que cuando divulgaba artículos. Es decir, en cuanto he abandonado la actividad aún había artículos que la gente seguía leyendo. Es cierto: mis artículos, o la mayoría al menos, son para siempre (o casi). El que entienda de informática podrá apreciarlo. Aún así, mis artículos favoritos no tienen ni medio aplauso. Lo que quiere decir que estoy viviendo una falsa realidad de todas formas. Hay una farsa que podría soportar..., o la podría abordar si no hubiera sabotages entre los administradores de Medium: si no me manipularan los artículos entonces podría probar a seguir perdiendo allí el tiempo, a probar suerte a ver si consigo alguna mensualidad. Pero la cosa es que, según sospecho, en cuanto consiguiera alguna clase de mensualidad es cuando realmente empezarían los problemas, no como hasta ahora que ya empecé a tenerlo cuando no era nadie.

Dentro de poco cumpliré 42 años y este Octubre será muy movidito a nivel internacional: ¿me valdrá la pena acuñar ese filo tan perfecto para gobernar los movimientos financieros? ¿A favor de quién, de mí mismo, de un desconocido? Me aburre y no entiendo: no soy guerrero, soy mago. 

También podría diseñar una canción del verano. Pero como antes, ¿a quién se lo daría y por qué? No conozco ni tengo ganas de nada así. Esos hits obligan a transmitir unos sentimientos que ya fueron suplidos al 100% en los '80, se depuraron en los '90 y se remaquetaron en los '00. Estando falto de relaciones sociales, dudo que tenga nada que transmitir.

Si me marco unas vacaciones, ¿hacia dónde ir y para qué? Luego tendría que volver. No puedo construirme con ninguna clase de lógica el acogimiento de ningún país hacia mi persona porque paradógicamente se produce el mayor de los absurdos posibles: cualquier país tendría motivos sobrantes para acogerme y darme trabajo y, al mismo tiempo, no me llueven ofertas. La situación en la que me encuentro es completamente demencial.

¿Arquitectura, idiomas, informática, formador, electricidad,...? Tengo experiencia para dar y tomar profesionalmente. Pero no tengo ninguna posibilidad de encontrar trabajo. Si ya lo tenía difícil antes cuando estaba en la bolsa de trabajo ahora ya es imposible porque al ser autónomo, supuestamente, estoy en activo. Si antes no me daban un duro con mi búsqueda activa de trabajo, ahora no conseguiré que me tomen ni el currículo. Y menos aún con esta actitud que se me ha adherido tan deprimente.

También me he planteado conseguir el logro de aprender japonés en tiempo record con una técnica. Sospecho que podría funcionar, pero claro: ¿acaso mi experiencia no  me dice que cuando algo funciona realmente bien automáticamente la gente te llama mentiroso aun teniendo las pruebas delante para que las puedan testear? Y si acabo en Japón, ¿acaso voy a tener poder de convocatoria para hacer conferencias?

No tengo poder de convocatoria ni en España, lo voy a tener en Japón..., ni de coña.

Le doy vueltas..., seguir haciendo más pasatiempos. Perder el tiempo. Es lo único. Mirar para adelante sin pensar. Ver cómo todos mis amigos siguen creciendo y avanzando, mis familiares igual..., todo mi entorno. Y yo estancado para siempre. Llevo toda la vida viviendo un continuo proceso de sabotages a mis trabajos y a lo que se pone a mi nombre.

Hay gente que se siente mejor cuanto en peor estado me encuentro, y eso lo noto. Por desgracia esos son los carceleros de todos los techos que tengo ante mí.


Ni idea. Pero si alguien me pregunta, ¿que cómo estoy? Pues pse... ¡Qué voy a decir! Pero dentro de poco me reiré por cómo se colapsará la economía por motivos financieros. Así que cuando llegue la crisis económica (y no me refiero a esta financiera) debido a los efectos estructurales y colaterales de la tecnología aquí los economistas tendrán que buscar VERDADERAS soluciones, y no estos apaños que no tienen un carácter tan urgente.

Yo ya he descubierto que me premian más por fingir que los palurdos más referenciados son unos alfas y altamente competentes. 

A todo esto, ¿y si teorizo la manera de crear un meme con mis álgebras? ¿Me lo censuraría Twitter o Youtube en cuanto viera el tsunami? Suena aburrido..., ahora todo para mí son desganas.

De los cientos y cientos de páginas que escribí cuando era adolescente sólo ha sobrevivido a los sabotages de mi familia unas pocas páginas. Supongo que va siendo hora de que recupere parte de esa información para rescatar esos momentos de juventud. Podría diseñar una nueva modalidad de juego de rol, en base a cómo afrontar una realidad que la gente en general no quiere admitir.

Intentaré divertirme, o intentaré volver a jugar a la Playstation. Necesito hacer algo..., o se me secará el cerebro.