viernes, 11 de octubre de 2019

Tierra de oportunismos

Hace tiempo le dije a un grupo de amigos que desarrollar nuestra capacidad de emprendimiento en ser youtubers sería mala idea debido a que depende mucho del oportunismo..., sigo pensándolo pero...



Éramos un grupo de amigos de Facebook, yo conocía en persona a sólo uno de ellos. Aunque entre ellos se conocían mucho más. Veíamos que teníamos que aprovechar para intentar desarrollar alguna clase de proyecto personal. Digamos que yo expuse varias ideas, pero había un espíritu de no querer mojarse..., no había una clara confirmación.

En casos así lo mejor habría sido poner una planificación sobre la mesa, decir qué es lo siguiente que se va a hacer y, en virtud de que nadie se queje, esperar a que se haga. El problema era que yo no tenía ese poder de convocatoria. No podía valerme de ser proactivo ante personas que, lo más probable, no vayan a asistir a alguna quedada que yo organice. Y es que eso es lo primero: la capacidad para reunirse.

Franco no era un dictador idiota. El derecho de reunión era una de las ideas que debía dejarse al desamparo. Muchos pensaréis: a qué viene hablar de un dictador cuando naciste después de que él muriera. Viene a que estoy poniéndolo de ejemplo sobre cómo someter e idiotizar a una sociedad: Franco es el primer dictador en España que aguantó hasta su muerte, y que lo hizo más tiempo - a pesar de que según qué historiador, Franco no aportó ABSOLUTAMENTE NADA a la sociedad española (más allá de los claros retrocesos).

¿Entonces? ¿Cómo consiguió idiotizar a una población entera?

Las dictaduras institucionalistas funcionan de esa manera: se deja hacer al falangista para que anule cualquier tipo de reunión, o manifestación de nada, y no se cuestiona nunca el régimen de ausencia de libertades que eso supone. Cuando yo entrevistaba a falangistas (y gente que decía no serlo, pero que hacía migas con el régimen) ellos decían que nunca tuvieron problemas con reunirse con terceros en los tiempos de Franco. La cosa es que, muy probablemente, el derecho de reunión era un derecho tácito al que a muchos desgraciados se les había arrebatado, y además de manera sistemática. Todo esto de tal manera que el resto de la población vivía en la creencia de que se vivía con cierta placidez.

Es la misma mezquindad por parte del pueblo de la Alemania nazi: la socialdemocracia de Hitler obligaba a desplazar a todos lo judíos a los campos de concentración. Y ya sea por el camino, como pasaría por parte de los insurrectos, ¿acaso no iba a acabar todo eso en alguna clase de exterminio? En la película "La vida es Bella" se expone ese tipo de cálculos matemáticos, de manera que la mezquindad se ve de manera muy gráfica: hay que ser muy, pero que muy, inocentón para pensar que  esos modelos dictatoriales no son asesinos, y genocidas. Y como los adultos de inocentones tienen bien poco, eso los convierte en mezquinos.

Eso mismo lo he vivido en la universidad: tan pronto como era agredido una y otra vez por los mismos profesores, éstos eran soltados, para luego recordar lo único coherente de toda esta historia, alguien como yo tenía poder suficiente como para acabar con toda esa farsa matándolos - eso era lo que quería realmente el juez, no hay jurista que haya leído los informes de denuncias que pueda argumentarme lo contrario. Pero, en definitiva, se trataba de una manera efectiva de arrebatarme mi derecho a la formación, o a ser ingeniero.

Pues comentaba que, ahora de vuelta a nuestros maravillosos tiempos, no veía adecuado que el grupo iniciara proyectos para hacernos influencers. Para mí el mundo de los influencers exigía dos cosas fundamentales: una es el talento y otra el oportunismo. Cuando tenías el apoyo de unos mecenas el oportunismo lo tendrás siempre, si los mecenas creen en un producto, entonces el talento necesario reside en que hayas podido demostrar que puedes ejecutar dicho producto. Por eso, hacer famosa a la gente es tan sencillo como que un negro con mucho talento sea conocido por unos productores.

Pero el mundo de Youtube funciona diferente: ahí los productores es el público puro y duro; el oportunismo es muy azaroso. Gente con mucho talento podría ser ignorada, además de que se depende de una compañía cuyos criterios pueden vincularse con partidos políticos y asuntos turbios (véase a posteriori lo que pasó con Facebook). Así que el factor oportunismo es demasiado enorme (considerando las enormes sumas que mueven a los partidos políticos de cualquier país desarrollado en una socialdemocracia).

Siempre había comparado a un youtuber con un surfista: da igual lo bueno que seas, si no te vienen buenas olas no te luces. Pero por otro lado, te pueden venir unas olas estupendas que, como no seas bueno, te las comes. Hay surfistas que dirán que son buenos porque ven la ola venir..., y sí. De acuerdo: pueden ver venir la ola, pero si en ese momento del día en la playa no hay olas, la tarde la pierdes; lo mismo aparecen horas antes o después.

En cualquier caso, ahora me doy cuenta de que es todo mucho más complejo: ¿acaso cuando se crea una empresa tu estudio de mercado va a ser capaz de predecir la aparición de un oportunista con una gran capacidad de riesgo que pueda machacarte la idea? En cuanto a que esas cosas pasen, habrán ocurrido dentro de tu realidad privada y a todo el mundo, hoy día, esas cosas les parecerán normales. Sin embargo, el ganador no estará ligado por su enorme talento, o su capacidad para aprovechar grandes oportunidades, estamos hablando más bien de que ha tenido la capacidad para manejarse con grandes empresas o fraudes, y ha sabido colocarse en dependencia de muchas personas - que le han correspondido. En definitiva, los hay que sí han podido disfrutar de un derecho de reunión, de una capacidad para llamar, han sabido ser ¿líderes?..., no, alfas. No hay que olvidar este modelo.

Ya sea hombre o mujer, preferentemente hombre, hay gente que te dice lo que tienes que hacer. Lo curioso es que ese paternalismo lo acepta la gente y, cuando se ponen violentos ante quienes no les hacen caso, esos lamepelotas se encargan de machacarte tu independencia: quieren ganarse puestos, son unos claros trepas.

Engels ya criticaría la figura de los trepas con la excusa de hablar de la familia y el papel de la mujer en ella. Es una pena que un pensador tan adecuado para la política de hoy día no haya sido saberse ser descubierto. Engels criticaba el nepotismo (el rigor moral dentro de la idea de la familia - lo que es propio de un buen padre, lo que es propio de un buen hijo, etc...), el movimiento de actuar como ovejas, la incoherencia del socialista que se convierte en un opresor en casa..., hay que fijarse que la defensa de un mundo de alfas, como él mismo decía, provocaba que nuestra realidad fuera menos meritocrática, más lleno de padrinos y oportunismos.

La sociedad actual no diremos que es peor que la que vivió Engels, por suerte se ha progresado. Pero tampoco puedo saber hasta qué punto hemos retrocedido por no estar vigilantes de aspectos que pudieran haber sido considerados de sentido común, y que se perdieron. Los reaccionarios son los primeros en llenar el diálogo de toxicidades. A mi juicio, el sujeto más tóxico que ha parido la tierra bien podría ser Schopenhauer. Más que nada porque tema que tocaba, tema que estaba desviado.

Cuando es imposible extraer cita alguna de un sujeto bajo ninguna clase de contexto, es que algo malo tuvo que hacer con su vida. Eso significa ser tóxico. Y habría que preguntarse a cuántas personas se las intoxica con una realidad que no merecen. Es decir, de qué manera los oportunismos hacen que vivamos una suerte de que haya algunas personas que, de vez en cuando, reciben palos por parte de los mismos y, por alguna razón, se espera que haya una mano invisible que tácitamente les devuelva a su posición que merecen. Es curioso cómo se puede vivir en un autoengaño tan evidente.

Pero hay muchos autoengaños en España: que el que quiera trabajar lo encuentra, que en el campo hay trabajo para el que lo busque, que el que fracasa empresarialmente es un mal empresario... Es cuestión de analizar todos estos tópicos. Son tópicos que no se denuncian, forman parte de la intoxicación de nuestra sociedad y, ojo: son fuertemente reaccionarios, van contra el progreso. Dan a entender que existe mano invisible. Defender estas posturas vuelve a la gente bastante mezquina, o cínica si sabe que miente.

En definitiva, vivimos en una tierra de oportunismos. Hace dos noches soñé que vivía en EEUU y que me acogía Chuck Norris para hacer algo en sus películas (en el sueño no sé lo que hacía, si extra, técnico...). Entonces por un lado tenía la sensación de que vivía de forma autónoma, y me sentía agradecido por ello, pero también tenía una sensación de miedo para cuando se me acabara el dinero..., tenía que ir buscando la siguiente oportunidad. Una malísima sensación.

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La cosa es que me acaba de llegar otro sondeo de visitas a mis artículos abandonados en Medium. Y vuelven a ser visitados. Hay como un proceso de volverse a visitar constantemente, cuando en principio esos artículos fueron expuestos en un momento dado y, adiós muy buenas. Así que..., aunque tenga que asumir que la maquetación de los artículos me los hagan ilegibles mis rivales, ¿debo perder mi tiempo en esa gentuza? Al fin y al cabo, ¿por qué darles cobertura a unos tipos que ni son trasparentes, ni honestos y que además se mueven por intereses que no han sido confesados porque pueden provocar sabotages y mentiras? Sé que deben haber otras plataformas, pero antes hay que descubrir cómo funcionan, qué ofrecen, etc... Por eso, casarme con esta cuando yo no me caso con nadie... Pero si les doy más gasolina puede que empiece a compensarme económicamente, aunque sea por un tiempo...

Si lo hiciera sería por petición ajena - pero no tengo forma de obtener un feedback. No tengo capacidad para llamar a la gente.



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