viernes, 13 de septiembre de 2019

Relato. This is a Wide Wilde World

Me pregunto qué pasaría si Oscar Wilde fuera obeso y hubiera decidido no morir.


 
Relato.

Por motivo de su centesimo décimo cumpleaños, la ciudad Nueva Magonia ha preparado una grata sorpresa a su amado líder O-wee en el estado de Oregón. Un gran festín de besugos le espera, seguido de una enorme bakanal de sexo libre y llamadas de teléfono a los vecinos mientras practican sus orgasmos finales.

O-wee hace años que ya decidió dejar de escribir, pero no por ello iba a dejar de ser el líder espiritual: si tienes algo que decir y no quieres escribirlo, entonces hazte líder de una secta sexual. Al fin y al cabo, a gente así no hay que comprenderla, solo amarla. Sólo hay que darle a cada asistente la oportunidad de tratarlo como a un igual.

Al acercar la carretilla motorizada a la gran habitación, el anciano O-wee se pregunta porqué está todo tan oscuro:

- ¡¡Chorprecha!!

Como unos 120 kilos de peso se quedaron atónitos en cuanto encendieron la luz y vio a toda la comuna de magos desnudos, ancianos y jóvenes..., depilados, rasurados, naturales y pelucones - con o sin trenzas incluidas, rastas y calvones, tetonas y planitas, estrellitas y cometonas, espiritistas de la nueva era y de la antigua alguna que se anima... Todas, todos, todes y todis en bolas o aguantando las vajillas, y las bajillas levantando las bolas de los que aún se resistían a llevar calzones...

Toda una comilona llena de besugos, donde celebrarían un aquelarre, un holocausto, luego misa, después una comunión con algún pagano y otra con un mundano que tenga deudas con la comunidad.

O-wee apartó la mascarilla de su boca y les dedicó una sonrisa a sus amigos los magos y los magufos, para después volver a taparse la boca.

- O-wee, hemos preparado este festín para que te invites y nos comas lo que te quedaste de hambre la última vez. Sólo pide lo que más quieras, y te lo traemos.

Dicho esto, O-wee volvió a apartar la mascarilla y, lentamente, dijo: 

- Traedme a Merlón.

Entonces toda la comunidad se entristeció. Los ánimos, antes en alza, desinflaron los globos de colorines, las banderas acabaron a media hasta y los bolos que hasta ahora siempre habían aguantado se volvieron cada vez más y más pesados...

- Dura es la gravedad del asunto, O-wee, pero el mago Merlón nos trata a todos de magufos, incluso a los magos.

- ¡No digas mago Merlón! Es el magufo Merlón, no tiene título de mago.

- ¡Da igual que no tenga título de mago! No se lo concedieron porque el concilio era corrupto, él ya demostró con creces lo lejos que llegaban sus poderes.

- Pero sus poderes no han llegado a ninguna parte porque hasta ahora no le hemos dado crédito a la existencia de tales poderes, por lo que es un magufo.

- No, sabemos que tiene poderes porque las cosas que no somos capaces de hacer son de lo más importante.

- No hay nada que no seamos capaces de hacer y que él sí porque no hemos nunca hablado de ello.

- Ahora estamos hablando de ello.

- Quiero decir que no lo hemos puesto por escrito. No forma parte de la Historia de Magonia.

- ¡Pues la escribimos ahora!

- No se puede escribir si el comité no se reúne para escribir el libro de Historia de Magonia.

- No se puede profanar el libro poniendo cosas de magufos, ¡so magufo!

- Magufo tú.

- No, magufo tú.

- ¿Se puede saber cuántos han estado hablando?

O-wee levantó la mano para que todos sus feligreses callaran. Al verlo se les encogieron la huevera y se estremecieron, hasta el punto de que se sugirió cerrar una ventana.

- Cuando la preocupación apremia el coraje se esconde.

- O-wee tiene razón, no podemos ser una comunidad con valentía de despreocupación si hay preocupaciones que nos acojonan. Yo digo ¡¡¡OOOOOOOO-WEEEEEEEEEE!!!

Dicho esto empezaron a gritar como monos salidos de una fiesta de Gran Hermano Vip, saltaron de un lado a otro, dieron volteretas, las bajillas se subieron a las mesas, los péndulos se despendolaron, los pelucones compartieron su pelaje con los calvones y algunos magufos aprovecharon para lanzar a presión hiladas de ketchup, mahonesa y mostaza por toda la estancia de jolgorio y despreocupación...

Una vez los botes vacíos, procedieron a abrazarse magufos y magos en un alarde de comuna mientras se limpiaban la cara chupándose los dedos..., el propio O-wee aún mantenía exclusivamente la silla y la mascarilla de oxígeno con su bombona. Por lo demás estaba de pringue como todos.

- ¡Sueñooooooo!

Y dicho esto todos cayeron al suelo pringoso entrando en un estado de pringue y trance... Aprovechando el momento de sueño, O-wee se dirigió a todos:

- Somos la vanguardia de la ciencia y la verdad. Somos los primeros en hacer una revolución de todo el conocimiento en la Humanidad. Lo que no aceptemos nunca habrá existido, nunca se enseñará. Y si no aceptamos una realidad que nos supera, entonces armará a nuestros vecinos y entonces serán ellos los que nos llamen a nosotros por teléfono.

Los magos y magufos se levantaron de su descanso para limpiarse, una vez más, la cara y las legañas, se miraron mutuamente con ojos llorosos...

- Lo siento, hermano, tenías razón. Debemos escuchar al magufo para hacerle mago.

- Lo siento yo también por ti hermano, debí encontrar una manera más inteligente de hacerte ver algo tan evidente.

- Lo siento yo también por no haber intervenido.

- Lo siento yo porque intervine cuando pude haber callado verdades que pudisteis haber descubierto.

... 
Y para cuando se hubieron cansado de disculparse, entonces surgió la pregunta:

- ¿Entonces invitamos a Merlón a venir?

- ¡Ni lo sueñes! Merlón no quiere despelotarse, quiere aportar su magia sin pasar por nuestras cribas.

- Nos llama prostitutos de la ciencia, dice que hacemos cosas para trepar puestos.

- ¡Qué derecho se cree que tiene de sentar cátedra sin lamer ojales!

- ¡Sin ojal no hay catedral! - gritó el viejo del ojal rasurado.

- Nos tiene que comer la besugada.

- ¡Que nos la coma!

- ¡Que nos la coma!

- ¡Que nos la coma!

- ¡Que nos la coma!

- Este es nuestro modelo académico, si no traga ¡que le den a él!

- ¡Que le den!

- ¡Que le den!

- ¡Que le den!

- ¡Que le den!

...

Al terminar el día ya se habían desahogado y, aún no se sabrá nunca cómo, fueron capaces de escribir una carta de invitación a que se presente en Magonia para defender su verdad; pero pasando por el aro del cinismo, de la pasión desenfrenada a la despreocupación. Un emisario llegaría hasta su torre de cristal para hacerle llegar la carta.

- ¿Es usted el mago Merlón?

- ¿Otra vez me llamáis mago? Creía que era un magufo.

- Tome esta carta, es una invitación a que forme parte de nuestra besugada.

- ¿Es posible que podamos simplemente hablar como seres humanos, con una mesa, nos apoyemos en ella, vayamos bien documentados sin necesidad de ponerse a gritar nada y no acabemos pringados?
 
- Ya sabes cuáles son nuestras condiciones. No es Vd. ningún monarca. Para llegar a la pecera antes hay que pasar por nuestra huevera.

- Pero las reglas dicen que se puede pasar directamente a la pecera...

- En realidad le adelanto que no va a ser así. La pecera es para los magos.

- Entonces paso: no hay porqué pringarse de esa manera para aprender magia.

- Se arrepentirá...

- Déjame en paz, puto salido de mierda.


En los tiempos que corren nada es lo que parece. Los que alardean de saber en realidad fueron contratados por su alarde. Los que parecen comprender en realidad fueron contratados por su apariencia. Los que se relacionan con la tecnología punta en realidad fueron contratados por sus relaciones. Poco a poco, la comunidad dirige sus esfuerzos en un aparente diálogo, con un aparente mensaje, un mecanismo sucedáneo de pensamiento, de juicio, de interpretación..., y, con el tiempo, también de relación, apariencia y alarde.



 

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