miércoles, 11 de septiembre de 2019

Dicen ser triunfadores

Es raro encontrar discursos derrotistas, sobretodo cuando se pretende dar consejo a los más pequeños. Sin embargo, ¿cuál es el mejor consejo que se puede hacer al más pequeño?


 
Sospecho que hay una cosa que no saben los influencers que repercuten en la sociedad. Y creo que tiene que ver con lo de siempre: el progresista ubica la moralidad dentro del lenguaje y el conservador aprovecha restos de un progreso anterior para debatir contra los progres que, imitando un lenguaje progresista, proceden a llevarnos hacia discursos retractarios. Raro es encontrar a algún antidiluviano que defienda preceptos que no se cree nadie: como el anarco-liberalismo o el capitalismo propiamente dicho.

Pero hoy quería hablar sobre qué discurso yo mismo tendría con un jovencito..., ¿cuáles serían las palabras más adecuadas para convertirse en una buena influencia?

Centrémonos, no es fácil...

Hay cosas que no casan. Por ejemplo: niños y sexo no casan. Niños y violencia no casan. Niños y política no casan. Sin embargo, la realidad es que si metemos a los niños en una burbuja sin sexo, violencia o basura política entonces acabarán descubriéndola por sí mismos para darle un enfoque parcial. El enfoque que les llevará a la adicción de un conjunto de sentimientos subsersivos que les fascinará..., es como el mundo de las drogas ¿Enseñarles a decir no? Para ello hay que enseñarles las consecuencias de decir "sí". No es tan fácil diseñar ese tipo de escenario.

Dar consejo a los niños sobre una realidad que se les viene encima es difícil. Sobretodo cuando uno cree que puede reforzar la burbuja a su alrededor; en realidad quien construye esa clase de cárcel a quien encierra es al tutor al creer que podrá aguantar la realidad que le rodee al chaval.

La elaboración de una programación para que aprendan a aprender es como el montaje de una película donde a algunos actores no le hemos dado ningún guión, salvo unas ligeras instrucciones..., y nuestra pretensión es hacer todo un largometraje. Es decir, por mucho que se insista, a medida que la sociedad evoluciona las técnicas de enseñanza tienen que evolucionar para estar a la altura de los movimientos reaccionarios - vengan desde donde vengan. Y es aquí donde voy a enlazar con los influencers:

Lo que muchos influencers posiblemente no sepan es que cuando hay un enorme conflicto entre influencers y se crea dos bandos lo que hacen los fans NO es hacer un seguimiento del conflicto para ver quién tiene razón. Cuando yo tenía una veintena de años era eso mismo lo que creía de la política: que cuando un político decía una joya de lo más absurda lo único que conseguía era enterrarse hasta el fondo en cuanto la prensa lo expusiera. No, no es tan sencillo.

Lo pude ver en Aznar: un periodista se dirigió a él tirando de hemeroteca; no era una cosa simple, pues quedaba el político como un mentiroso. Entonces el presidente se dirigió al periodista, le empezó a enmarañar las palabras y a hacer un lío con los verbos y las construcciones gramaticales, lo entonó con un tono muy viril y convincente y, entonces, cuando ya nadie podría sospechar que era imposible acabar peor, sentenció: "esto es lo que hacemos algunos y otros sólo pueden ir de hemeroteca..."

Al decir eso, según mis análisis, habría sido imposible que la oleada de gente que se entere le admitiera por más tiempo como presidente: no sólo admitía que mentía, encima se regodeaba de que lo hacía por sistema para acallar el hecho de que hacía ruedas de prensa sólo para lucir el bigote...

Pues nada, entonces me equivoqué. Esas declaraciones no serían suficientes. Igual que tampoco sería suficiente la constatación de los casos de corrupción, allá cuando quedaban demostrados. Ni tampoco sería suficiente que la manera de gobernar (que era la misma que la del partido socialista, y que ha sido protegida por Ciudadanos y Podemos, al menos en el pleno del ayuntamiento de Cartagena) de poco a nada trasparente, haciendo mal las cuentas, no cumpliendo los presupuestos, saltándose con torpeza la ley a la torera... Nada de eso, una vez aparecido en su correspondiente titular, sería suficiente como para provocar cambios en la matriz de Markov: la que nos dice cuántos dejan de votar a un partido para irse a otro.

Si la gente no considera un hito la mentira, si la matriz de Markov sigue siendo la misma, entonces es porque los políticos han conseguido convertir su partido como en un detergente: si pillan al presidente de tu detergente robando te dará igual, porque aún sigue limpiando como el más blanco. Pues con tu partido igual. Pueden mentir, pueden robar, pueden..., seguir haciendo lo de siempre, el precepto moral que uso para hablar en política queda establecido por la prensa, que es la que fija mi lenguaje y, de él, extraigo la lógica situacional que configure el código deóntico a partir de lo que veo en las noticias.

Hoy día la informática no ha avanzado lo suficiente (quizá yo un poco) como para saber configurar el código deóntico a partir del uso del lenguaje. Las máquinas saben discriminar, porque adoptan preceptos morales, pero no incorporan lo que se llama etiquetas de modularidad. Bueno, en castellano nunca lo he visto escrito. No sé cómo se llamará.

En cualquier caso, elegir qué palabras son necesarias para conformar la manera de interpretar una misma realidad de la misma manera es, como ya habré dicho en otro post, simplemente imposible: cada persona configura su lógica del lenguaje natural a su manera, aunque hablen el mismo idioma. Y la lógica situacional posee relatividades que quedan establecidas por el cuerpo en el que se está hablando (el género). Cosa que, si atendemos a mi teoría de que sólo hay un género, significaría que hay una manera de entendernos las personas (pero no las personas con los robots, por ejemplo - salvo que se les introduzca las fases necesarias para adaptar sus mezquindades con la capacidad del maestro para empatizar con ellos, y no me pidáis que explique esto mejor porque desde el punto de vista de la ciencia estoy hablando de magia).

Y siento frustación porque para lo que algunos es un arte para mí es ingeniería. Para lo que algunos es inventiva, para mí es pura álgebra. Lo que algunos dicen que es pura anarquía, ahí pongo yo la planificación y la programación pura y dura  ¿Ingeniería social? ¿Manipulación de las masas? ¡Ojalá el mundo lo entendiera como debe ser!

Pero la cosa es que en España podemos observar que las redes sociales han sabido clasificar a dos grandes tipos de valores; así que aplicando la ley Zipf, veremos cómo se interpretan las cosas desde dos grandes puntos de vista. Por lo que si un influencer aparece en la palestra enfrentándose contra otro importará:
  1. ¿Defiende las ideas progresistas?
  2. ¿Es afín a mi genética y a los de mi clan?
Es decir, el primer punto es como preguntar si es uno de esos profesores que darán mal ejemplo a nuestros niños, mientras que el segundo es como preguntar si el sujeto es enemigo de mi familia. El segundo punto puede recordarnos a la teoría del gen egoísta de Dawkins, donde este hombre explica magistralmente cómo se crea el meme, se alimenta y se justifica..., hasta el punto de crear sesgos cognitivos que el ser humano tiene el deber de luchar en su contra. Él mismo lo dice: es cosa de la escuela enseñar a los niños a aprender a usar el doble ciego.

Pero el punto 1, el que tiene que ver con los buenos profesores, en realidad se trata de un principio de incapacidad para cambiar el corpus en el que se trabaja. Por ejemplo, cuando el sujeto aprende varios idiomas, o viaja, le resulta más fácil reconocer distintas maneras de enfocar la lógica de cada verbo, de cada situación, pero los que no aprenden idiomas suelen ser muy intransigentes.

Un ejemplo de este tipo de intransigencia está en el caso del youtuber dalas; hay que decir que es lógico que vuelva a mencionarlo en este blog porque este blog lo creé cuando en Twitter se me echaron encima por defender su (la) presunción de inocencia. Y encima los administradores me bloquearon de manera indefinida. No hace falta decir que de manera desmedida (y puede que hasta ilegal), como ya comenté en mis primeras entradas de este blog. Pero me acabaron por devolver la cuenta de Twitter justo en el lunes en el que más se suicida la gente de todo el año. Obviamente no será casualidad. Aunque pueden volver a bloquearme gratuitamente, que no me suicidaré.

El ejemplo de intransigencia contra dalas no es por lo que dice ni por cómo lo dice..., bueno, en parte sí: de hecho lo he comentado varias veces, cuando haces afirmaciones etic (tienes razón objetivamente) pero también sucumbes a errores morales propios de tu cultura que sean muy chocantes entonces se genera una enorme aversión - que es justo de lo que estoy hablando en este post. Es decir: mientras no se diga nada que suene cospirador culturalmente hablando, puedes decir y hacer lo que quieras.

Es decir: puedes mentir, puedes confesar lo que quieras..., sólo hay que aparentar normalidad dentro de los aspectos marcados por nuestra cultura. Desde el punto de vista de quien esté atento se hará un ridículo espantoso, pero no perderás votantes - ni los ganarás: la matriz de Markov se habrá quedado igual, empate.

Otra cosa es afirmar verdades como templos, entonces empiezan a aplicarse los preceptos que he expuesto arriba: si no eres de los maestros que quieren tener entonces antes apoyarán a un asesino, agresor, mentiroso, etc..., que a alguien de derechas (como el caso de dalas). Por eso la manera de responder más correcta sería con respecto a los principios que confieren al verdadero elefante en la habitación.

El elefante en la habitación de un religioso es Dios, de un comunista es la izquierda, de un independentista es su querida banderita...

Por tanto, ¿qué es lo que hace que la gente se divida? Que el influencer vende la marca de tu detergente favorito.

Dicho esto, ¿qué decirle a un niño sobre el sexo, la violencia o la política? ¡Como para traumatizarlo! Si no se le dice nada lo descubrirá por sí mismo.

En una ocasión me dirigí a mi hermana y, con la cara muy seria, le empecé a dar un discurso..., le dije que eso era lo que escucharía por la tele. El discurso era demoledormente vibrante, te levantaba la moral, era caciquil, propio de los más grandes líderes..., de Oscar. Y sí, efectivamente, el discurso no decía absolutamente nada. Y era castellano 100% De Oscar. Y mi hermana me repetía que dejara de hacerlo..., entonces volvía a continuar el discurso, ella atenta..., y me pedía que no lo hiciera de nuevo... Sus instintos ante esos tonos supuestamente son los de OBEDECER a lo que se diga, sin pensar.

¿Qué hay que decirle a un niño para que comprenda lo que es el sexo, la violencia o la política?

Sigo sin verlo.

Si algo te traumatiza, entonces debes afrontarlo. Pero si algo no te corresponde verlo, debes ignorarlo. Pero si lo vas a ver de todas formas, ¿qué debe afrontarse?

Todos los influencers aseguran que, dentro de su fracaso, han triunfado. Algunos les dicen a los pequeños cuáles fueron sus malas decisiones, y aseguran que esos son los parámetros que deberían de cambiar para conseguir el triunfo. Sin embargo la realidad de la influencia es que la política no es meritocrática hoy día: si habéis triunfado ha sido suerte. Mucho trabajo, trabajo y trabajo..., pero el mérito se reduce a la oportunidad: haber estado donde te iban a ofrecer una oportunidad y aprovecharla según venga a partir de lo preparado que hayas estado.

Por tanto, no existe ese filtro en la sociedad que vivimos. No existe la decisión correcta que se debió adoptar: pues esa decisión pudo ser la verdadera oportunidad que sería necesaria para lograr el objeto del triunfo.

Si nuestra sociedad fuera meritocrática recomendaría terminar los estudios, ni puedo hacerlo ni dejar de hacerlo.
Si nuestra sociedad fuera meritocrática recomendaría no procastinar, pero sí trabajar y endurecerse, ni puedo recomendar esa tortura ni dejar de hacerlo.

Cada vez que veo a un consultor frivolizar con la vida de alguien como si fuera un experto lo que pienso es que se trata de una persona que se aprovecha de otro sólo para que éste juegue un voleto muy caro que probablemente le haga ganar..., alguna miseria con la que tendrá que conformarse.

¡Helo ahí! Un techo enorme de cristal que nos apresa a muchos. Sólo una revolución, el dar golpes contra ese techo, el descubrir una vía alternativa que nos permita escapar de ahí... Nada que ver con seguir con la misma mentira.

El triunfo está en conseguir crear una sociedad donde los mejores estén en lo más alto, porque esa clase de sociedad es la que nos permitirá vivir donde el sueño de cada cual se pueda hacer realidad. Recuerdo el discurso de Primo de Rivera Jr, donde aseguraba todas estas cosas, junto con atar a los perros con longaniza..., el problema está en presentar las fórmulas que lo hagan posible - no en dejar que un sujeto haga de gran rabí para guiar a la gente hacia su detergente.

Por eso lo que sobra es la socialdemocracia.
 

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