Aquí viene otro más a ejercer de mesias, ya tengo la taza con mi café y con un gesto despectivo sobre la mesa empiezo a opinar sobre todos los temas mediante una frase bastante simple.
- Tienes el aspecto del más clásico de los memes... - me dijo una vez el marido de mi hermana mientras yo reducía sus problemas como agente de policía en una frase.
Se huele que dentro de nada saldré con una entrada sobre besugos..., pero ahora me ha dado por salir con esto.
Recuerdo esa película de Spielberg, donde el protagonista se ponía a hacerle masages cardíacos a los cadáveres con el fin de revivirlos, aunque sólo fuera por un momento - en contra de las indicaciones del médico que, para él, ya estaban muertos. Es una escena..., que invita a la reflexión.
Porque esa reflexión es el origen de todas las guerras, las de verdad. El amor nunca fue motivo de guerras o confrontación, tampoco lo fue la ambición, ni tampoco el poder por el poder..., aunque muchos crean que sí: nadie muere por el poder ajeno. Alguien podría pensar que las sectas, religiosas o de otro dogma, son las que más muertes han provocado..., no creo que lo hicieran por ganarse el paraíso o un mundo mejor..., aunque nos vamos acercando.
A lo largo de los años me han hablado grandes y medianos, sujetos interesantes y realmente geniales, gente muy talentosa o medianamente talentosa..., creo que he sacado una peculiar conclusión. La conclusión la he compartido con otras personas que han hablado con tantos o más que yo (si eso es posible), con los más grandes de los grandes dentro de las reflexiones políticas de verdad, y las propagandísticas también (las de verdad)..., así como la propaganda de la propaganda, también las he hablado con algunos... Y parece como que están de acuerdo conmigo.
He dado con el punto. Es el mismo al que concluyó un amigo actor de cuyo nombre no querré acordarme aunque siempre lo tenga en mente, porque usaré sus términos, sus palabras, sus formas..., es su reflexión, y no quise darle importancia entonces porque aún era joven para darme cuenta de que era tan simple como la reflexión que me quiso dar.
No es amor, no es odio, ni sabiduría..., no es espiritualidad siquiera, lo que hace que las peores guerras y las peores sañas se mantengan. No es en nombre de ninguna fe, salvo la que de turno tenga pretensión de ocupar tal puesto, la que sea realmente última responsable del conflicto que aúna a todos los homínidos a la hora de encauzarlos en una guerra sin fin.
Se trata del más perfecto de los Desentendimientos, el que provoca que una persona se acerque a ti y te diga lo que tienes que hacer y tú, en el fondo, no le quieras hacer caso porque, al menos, uno de los dos se ha Desentendido con la realidad - al tocar el tema en cuestión.
El tema no es la empatía, ni tampoco el escuchar el uno al otro, no es la comunicación ni el lenguaje, no es la cultura la razón por la cual se mata a tantas personas.
En cuanto lo diga todo el mundo dirá: ¡Anda y que te den! Pero sólo puedo hacerle tanto bombo como pueda considerando que es realmente simple e inapelable.
Desde hace años quise afrontar el conflicto planteando un programa, una planificación, que permitiera resolverlo. Sin embargo la doble desconfianza volvía a aparecer: el verdadero Desentendimiento está por encima de cualquier intención o logro personal que pudiera yo tener.
He hablado con asociaciones, éstas me han seguido el juego, he lanzado apoyos hacia esas direcciones, he motivado a los que he podido en consideración con lo que consideraba que debía hacerse..., y sí, he vivido traiciones, pero también he vivido grandes ilusiones de personas que hicieron lo esperado y más, mucho más.
Por eso en el fondo sabemos que ese es el problema y, como tal, algunos tienen el deseo de no resolverlo porque supondría el fin de su estado de bienestar..., de su clase, de su casta... De su idea materialista y cultural de lo que es vivir en Libertad, una idea simple y egoísta sin sentido que le aleja de la ética.
Cuando ves a una persona tirado en la calle, ¿qué debes pensar? ¿Está ahí porque quiere o porque no tiene remedio?
¿Realmente quería acabar ahí? ¿Tuvo opciones? ¿Hay opciones?
Entonces llega el del discurso A: ¡Siempre hay opciones! ¡Debes seguir luchando! ¡Es tu responsabilidad! Tenemos lo que merecemos.
Y el del discurso B: Cuanto más lucho más gana el que nació con todo, para luego yo quedarme igual. Prefiero robar lo que me han robado de nacimiento.
Ciertamente, tenemos lo que merecemos: somos unos ladrones pasivos que no merecemos quejarnos de que nos quiten lo que no nos hemos ganado. Pero el discurso se mantendrá: es el discurso más miserable.
El día en el que haya fórmula para acabar con el hambre en el mundo no habrá guerras.
Es la fórmula más simple. Se ha dado incluso en chimpancés, tenemos resultados antropo y psicológicos que reafirman la tesis. Constantemente no es tanto las religiones, que suelen jugar con el estómago de la gente, sino que es el hambre en sí - aunque lo nieguen.
Detrás de quien te gestiona el estómago están las elecciones que tomamos para aceptar unas ideologías u otras, pero el alfa no es más que alguien que te asegura el estómago.
¿Quieres que se fije en ti? ¡Gánate su estómago!
Cuando el centro de nuestra atención no tiene aspectos culturales, sino que son estomacales, demostramos ser un ejemplo de sociedad vergonzosa. Poca influencia vamos a poder dar a sociedades que tienen este problema más que superado (me refiero a las extraterrestres, claro...).
Así que si me vienen y me preguntan les diré: ni se os ocurra relacionaros con estos animales. Aún no saben gestionarse como comunidad, siguen arrancándose la comida de la boca.
- ¿Entonces qué hacemos para que se fijen en nosotros?
- Dibujar sobre su comida, sobre las cosechas. Son imbéciles, os lo digo realmente en serio. No tienen la mirada en otro sitio.
Compañeros terrícolas, ya que otras fórmulas os parecen complicadas, al menos renta básica..., digo yo..., para empezar es un comienzo. Lo demás ya surgirá.
Y hasta que no surja vivir en contra de la procastinación puede ser una tortura innecesaria para los que ya hemos tocado techo. El consultor gritará "debes luchar" pero el Desentendimiento es radical: "ya he triunfado, pero la gente no ha aplaudido". Sólo queda volver y desandar lo andado. Ha sido bonita la experiencia.
Saludo.
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