viernes, 6 de septiembre de 2019

Lo que esperamos de Ellos

Acabo de ver la serie de Netflix sobre Alcacer, creo que comparto la misma impresión que ciertos contingentes: profesional al principio y basura periodística que cuestiona la profesionalidad de la producción justo al final. Y como es de sentido común porqué lo digo, no hará falta que lo desarrolle.



Los Derechos Humanos, la Dignidad del individuo no es una cosa trivial: cuando apareció el 15M algunos periodistas que cubrían el evento empezaron a quejarse de que se creaba un espacio inseguro y, con el fin de demostrar que los que se quejan dan cobertura básica - dan la cara, entonces crearon una comisión de vigilancia por el respeto de las leyes y los derechos más básicos.

De eso quería hablar ahora: de cómo podemos encontrarnos con personas que no dan la talla, que no están por la labor. Gente que parece muy experta para darnos lecciones de moral, y luego falla en lo más evidente: en algo que hasta el más tonto se percata. Que se trata de una continuación del aborregamiento al que nos vemos sometidos..., y claro, al final me dio por ver la serie sobre Alcacer que, ciertamente, me generó gigantescas espectativas por lo bien ejecutada que estuvo..., así hasta que empezaron a enlazar cosas que no tenían nada que ver, se sacaron conclusiones fuera de la manga, se inventaron cosas y las metieron con calzador para que la gente asocie ideas..., vomitivo.

¿Qué hacemos con el Respeto? ¿Cómo se debe definir? ¿Qué hacemos cuando descubrimos que los que denuncian las manipulaciones son, a su misma vez, igual de manipuladores (pero sin perseguir)?

A mí me apena y me cuesta muchísimo dirigirme a gente que veo que no tiene ni la capacidad de discernimiento cuando intento clamar por los Derechos Humanos, porque su amado líder les ha dicho qué y cómo deben pensar. Han creado una especie de demonio orientado en unos sujetos a los que apalean porque les encaja una etiqueta colocada por un meme: el meme televisivo.

En otros lugares a ese tipo de meme se le llama egregor, porque es un subproducto de la cultura que corresponde con una de las fases fundamentales dentro de un juicio. Éste tiene por objeto meter la información contando historias para, acto seguido, mermar nuestros instintos de complementarla a través de fuentes de más de primera mano.

Ese egrégor nos invita a juzgar, a intrigarnos..., pero es una manera de faltar al respeto. Justo cuando veo una serie que trata esos temas automáticamente, como si fuera el famoso capítulo de los Simpsons, se vuelve la dirección completamente bipolar y ataca hacia el otro extremo. Deleznable. Y lo es, porque donde acaban tus Derechos acaban los Míos. Y aún mucha gente ni lo entenderá.


Se acabó el piano.

El Panfleto CHAOS

La sociedad se comporta como animales en ocasiones y, la gente en general, acepta gregariamente ese comportamiento. Automáticamente aparecen científicos que hacen un análisis pormenorizado sobre cómo prevenir esos comportamientos. Esos científicos serán desacreditados por cínicos y mezquinos con suma facilidad debido al carácter gregario de la sociedad y sus deseos de sacar tajada.

La psicología cataloga al ser humano como un animal social, está claro que existe una fórmula en el ser humano que sí lo haría social - mientras tanto, necesitamos vigilar comportamientos que se impongan por su violencia. Estas fórmulas sirven de muleta para le enorme enfermedad social que sufre un país cuando éste no ha recibido una educación satisfactoria.

Las fuerzas de seguridad, por tanto, no pueden ser conformadas por soldados universales que sean perfectos en todo. Ni existen ni favorece el que se den esa clase de espectativas. Si queremos que los policías nos traten ejemplarmente, entonces debemos tener una idea de qué esperamos de la policía.

¿Pero en qué consiste eso de tener una idea? Una idea es como una teoría filosófica: debe ser coherente y, además, debe formular resoluciones sencillas de seguir para los problemas más fundamentales.

Si nuestra policía es seleccionada bajo una ley de cuotas entonces los miembros que hayan sido colocados de manera condescendiente nunca serán tratados con igualdad o respeto. Una brigada de policías debe conformarse de policías de distinto tipo: 
  1. El de la porra, que tiene que cumplir espectativas físicas. 
  2. Quien se centra en desaparecidos, que puede ayudar a dirigir operativos de detención o persecución.
  3. El de la pistolista, que tiene que tener conocimientos sobre crimen organizado y estar preparado para ese tipo de actividades.
  4. Asuntos sociales, que se encarga de la tutorización legal y tiene un conocimiento de los problemas de mediación que requieren los barrios más conflictivos.
Y es que si tenemos cuatro tipos de policías, cabe esperar que a unos exámenes se metan algunos y a otros el resto; esperar que los hombres elijan el mismo perfil que las mujeres ya adelanto que no será así, como suelen repetir TODOS los estudios que se han hecho hasta el momento (ante asuntos parecidos)..., lo demás son ideologías. Pero con el fin de tener un cuerpo preparado hemos observado que, además, el cuerpo podría estar perfectamente igual de distribuido en temas de equiparabilidad sexual..., si tanto le importa a la gente.

Al margen de ese conjunto de personas que pueden trabajar para las administraciones que complementen su encargo, observamos que si no se ha hecho algo como ésto no tiene más remedio que ser porque interesa más bien provocar situaciones de conflicto y así avivar a los grupos de presión que viven de ello.

Al menos cuatro tipos de fuerzas de orden que no se intercambien entre ellos implica por necesidad la reformulación de los distintos operativos a través de combinaciones de agentes expertos, donde la jefatura de dicho operativo siempre quedaría claro a quién le correspondería por su función.

El hecho de que el estado necesite agentes de la policía es una demostración del fracaso de su modelo educativo, o de que vive alguna clase de invasión, por lo que siempre serán necesarios algunos efectivos que, por su rol, les corresponderá un uniforme específico para el tipo de actividades que se espera que haga; más allá de que sigan sirviendo para rotarse a la hora de dirigir el mismo tráfico o tramitar documentos.

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Cuando fui a Madrid para involucrarme con los del 15M ocurrió que alguien había robado un MP3 y el encargado de buscar al responsable tenía como sospechosos a los que veníamos de Cartagena. Estábamos en un barrio donde la gente parecía tener un perfil bastante bajo a la hora de respetar lo ajeno, y los sospechosos eran personas de perfil bastante alto, quizás por la peculiar creencia de que Cartagena es más conflictiva que Madrid, cuando en realidad es exactamente al contrario.

El no tener policías expertos en su correspondiente estadística provoca que las búsquedas sean absurdas y se pierda el tiempo dando muchos pasos en falso. De la misma manera, si al policía le someten con ideologías que se antepongan por encima de los hechos, como las religiosas, étnicas, de género, etc..., pues la prevaricación, que salta a la vista, si no fuera condenable entonces ¿para qué tenemos la ley? ¿Acaso no querrán muchos ocupar el puesto de la policía sabiendo cuánta soflama ideológica hay por ahí?

Mejor que defiendan lo que es justo mediante la oficialidad a que tengan que hacerlo por su cuenta y riesgo: un agente de la ley le es imperdonable que sucumba en acto de servicio a algún sesgo ideológico. Sesgos fáciles de identificar por su caracter anticientífico y sometido a los intereses de un grupo de intereses arbitrarios.






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