sábado, 20 de julio de 2019

Una sociedad condenada ¡Qué importa!

Parece que poco a poco ya no hay más objeto de desahogo. Contar anécdotas, que se me vengan asuntos a la cabeza..., y comprobar cómo mi entorno no me aporta interés por su manera de ver el mundo. Ciertamente me he vuelto un odiador de personas...




Los influencers aman a su gente. Yo ya no podré ser uno de esos..., parece como que si consigo subir puestos algún mandamás se encargará de pagar a una saboteador, o vete tú a saber. En estos momentos, o por lo menos ayer fue así, he comprobado que mis artículos de medium.com han sido fuertemente saboteados para que no tengan atractivo ni leerlos.

Por un lado no sé porqué lo hacen: si se muestran abiertamente saboteadores entonces, en cierta manera, provocarán que la gente quiera ver los artículos (debido a que se certifica que se desea ocultar tal tecnología), pero por otro lado hay que confiar en la inteligencia de la gente como para que se dé cuenta de eso mismo..., y a estas alturas no confío ni en la propia Inteligencia de los países.

Y no, no lo digo por esa noticia que ha salido "hace poco": sobre que el CNI tenía conocimiento de lo que pasó en las ramblas; está claro que la gente no se ha dado cuenta de que esa noticia ya se sabía, o el hecho de que el mismo confidente del CNI fue asesinado el mismo día que se cometió el acto terrorista..., si no recuerdo mal - así que era fácil imaginarse la historia, las traiciones, etc...

La razón por la que no me fío de las inteligencias de los distintos países es porque, a estas alturas, bien podrían haber sabido de mí - tan simple como eso. Y bien podrían haber sumado 2 más 2. Insisto: demasiado simple. Bien podrían haberme rescatado para vivir en alguna embajada..., u ofrecerme cualquier cosa a cambio de la tecnología que ya he hecho pública (con la esperanza de tener alguna exclusividad en una tecnología más a la medida). Pero nada. Insisto: es tan simple como eso.

La única realidad que me toca vivir no sólo deja en mal lugar a España: deja en mal lugar al planeta del G20. Embajadores, servicios de inteligencia, ojeadores..., ¡son demasiados los que han podido imaginar sobre la existencia de lo que ofrezco! Sigo pensando que no tiene ni el más mínimo sentido.

Ahora mismo estoy viendo en Netflix una serie..., One Punch Man, me resistía a querer verla. Al final lo estoy haciendo. Creo que el mundo es así de absurdo.

Voy a poner si pongo algún ritmico..., a ver si encuentro algo interesante.

Creo la mayor representación de la intelectualidad se encuentra en el mundo de la industria del cine. Físicos, ingenieros, espías, ricachones, matemáticos, filántropos, inventores, premios nóbel..., toda esa gente se mueve por unos intereses lleno de propagandas para agradar a su afición: son influencers. Han conseguido sus premios y honores gracias a un sistema de relaciones públicas.

Cuando me fui de la universidad fue porque no me corregían los exámenes. Los sabotages a los que me veía sometido por todos los frentes: prácticas, actas de secretaría, calumnias..., exponía a los difamadores, pero eso no evitaba que siguieran siendo profesores, o que hicieran una investigación profunda. En realidad todo ha sido puras relaciones públicas: pura propaganda.

No ha faltado el necio que no quiere aceptar que sus méritos son producto de propagandas, de relaciones públicas, de amistades..., y entonces me insultaba, me gritaba..., no quería aceptarlo. Pero tampoco hacía falta que yo se lo dijera, sólo mi presencia era un estorbo para él: necesitaba negar mi existencia.

Ese afán de destruir lo que no encaja con los estándares lo he visto repetido cientos de veces. El ejemplo más claro fue cuando fui a hacer el examen del Noken 4. Digamos que lo clavé: localicé incluso la pregunta trampa que habían puesto para que siempre se falle, y me sobró tiempo por todos lados..., al final me aprobaron por los pelos: nadie saca una puntuación de 400/399 sobre 400. Y menos aún le sobra como 10 minutos.

En cuanto me enviaron el sobrecito con el aprobado no fui como Saitama: me dieron asco.

Estaba dispuesto a convertirme en japonés, porque tenía entendido que allí se toman en serio el trabajo, que no había nepotismo, que las mafias eran consideradas lo más bajo de la sociedad..., me equivoqué. El fascismo está de moda en todas partes. Llámalo como quieras, pero todo es propaganda, fachada, relaciones públicas...

Al final, los que vayan a ser reconocidos son los que tienen buena apariencia. Si no tienes buena apariencia y sales de los estándares, es que has hecho trampa (me supongo que la gentuza piensa así).

...

Anoche, de camino a casa, me percaté de que había como un joven un tanto extraño andando unos pasos por delante de mí. Su caminar era bastante decidido, y se movía de manera demasiado autónoma por las calles de Cartagena a pesar de su edad. Me intrigó bastante. Además de que tenía una gorra, lo cual no es muy habitual. Al fijarme con más atención, observé que sus piernas eran tremendamente esqueléticas. Intenté fijarme de nuevo: era demasiado alto para unas piernas tan poco alimentadas. Parecía un muchacho desnutrido. Se me cruzó por la mente la vez en el que un adolescente que parecía un muerto en vida se me encaró para pedirme dinero, estando en plena crisis. Como no estaba seguro de qué estaba viendo fui acelerando el paso y entonces lo comprobé: se trataba de una vieja.

¡Puaj! Por un lado me tranquilicé, porque todas esas señales impropias en los jóvenes eran señales de que era una vieja..., o una joven heroinómana. Esos andares eran propios de la devastación de la madurez, y su estatura y complexión..., pues que no comía lo debido.

Estas cosas que pasan pueden darte a pensar en cuántas cosas no encajan con los estándares. Puede uno tener sus propios mecanismos para deducir cómo son las cosas: puede que los jóvenes estén mejor o peor nutridos, puede que la mayoría de las mujeres elijan no llevar esa clase de ropas..., pero lo más importante es que no podemos adoptar decisiones, nada que afecten a terceros, a partir de valoraciones superficiales. Todo eso se quedó en mi mente: jamás se me habría ocurrido permitirme el lujo de mostrar mis inmundicias a alguien que no sabría codificarlas como es debido.

Pues bien, el facherío funciona así. Ellos sí muestran sus inmundicias. Son maleducados, inmundos, inapropiados..., no deberían de ocupar puestos de responsabilidad. Lo digo en serio: deberían de estar lo más lejos posible de los puestos de responsabilidad, porque son capaces de reasignar puestos, tomar decisiones, a partir de asuntos estéticos. Eso que se queda dentro, en el interior del pensamiento para convertirse en algo anecdótico, esa gentuza lo hace real y su día a día; afecta a la ética.

El mundo sería mucho mejor si se hiciera limpieza de toda esa gentuza en el G20. En cualquier caso, no espero encontrar a nadie digno de respeto: los que hayan conseguido una posición respetable es más que probable que sea por haber sido unos buenos relaciones públicas. Y, como ejemplo palmario, tenemos el fabuloso proyecto del Viaje a la Luna..., ¡cuántos físicos se estarán partiendo el culo al ser conscientes de que no tienen ni la más mínima idea de si se hizo o no dicho viaje! Y luego están todos esos físicos que han adoptado la posición peculiar de creer sin más.

Es como cuando tuve ante mis manos la explicación oficial de la bala perdida que mató a Kennedy como unas tres o cuatro veces... Es decir, el artículo pretendía demostrar algo de premio Nóbel: que una bala era capaz de frenar en seco, derrapar, dar la vuelta y volver a atravesar a la misma víctima... ¡Increíble! Me puse a leer ese informe..., el que lo escribió ¡no era capaz de calcular la cantidad de movimiento de la bala! Te daban el peso, la velocidad, te preocupabas de las unidades de medida... ¡No encajaba ni con cola!

Y claro..., yo me pregunto: ¿será cierto que los que quieren que les aprueben su programa espacial han descubierto que hay unos reflectores en la Luna colocados donde dijeron los estadounidenses? Lo digo porque ese artículo, supuestamente físico, incluirá el lagrangiano (o el hamiltoniano) para calcular el rayo, y habrá descartado la instalación de algún satélite geoestacionario colocado en la Luna que pudiera dar un falso positivo..., digo yo. Y eso..., si fuera un par normalito, supongo. Pero nada..., dejémoslo pasar. Ya digo que la excusa que suelen poner es que no quieren poner los cálculos porque nadie leería el artículo; yo digo: sí los que ponen los cálculos son los terraplanistas, que consiguen muchísima más audiencia. Maravilloso. Insisto: es para ponerse a pensar dónde están los intelectuales.

Una sociedad donde los mayores intelectuales son los mayores actores es una sociedad condenada. Es una sociedad donde para determinar cómo hacer un gran proyecto se les pregunta a Hollywood cómo fingiría el conseguirlo. Cómo estafar a toda una sociedad para hacer como que se consigue.

Y hace gracia: Kennedy inventó la farsa, y quien mató a Kennedy se encubrió mediante otra farsa.

La solución que habrán encontrado es hacerlo real lo antes posible y fingir que siempre fue así. Para cuando la física oficial (que es mentira: sería la química oficial, pero da igual, que la gente siga con sus ilusiones) sea capaz de llevar gente a la Luna, Corea del Norte no se limitará con amenazar con sus misiles a Japón, podría fabricar miles de señuelos que atraviesen el mediterráneo para atacar la costa oeste de EEUU con unas pocas cabezas explosivas. Pero nada, la química de las reacciones explosivas parece que no es tan eficiente, y calcular el lagrangiano es de las cosas más inútiles cuando no te manejas con un láser..., lo que quiero decir es que todo se expone al revés. Todo se falsea. Todo es propaganda.


Estamos condenados como planeta. Los marcianitos se tienen que estar partiendo el culo con nuestros bailecitos tribales ¿Serán capaces de encontrar señales de vida inteligente en este planeta? Yo desisto.


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