Utopías

Voy a proponeros el más hermoso de los ejercicios mentales. Consiste en construir en positivo. Voy a definir un mundo completo arrasando con cualquier idea política que tenga nadie...





Relájense para descubrir el tono con el que se presenta mi mundo...


El Panfleto 2- I

En mi mundo las cosas son más simples porque defenderlas no significa que se impongan, ni tampoco significa que sean ley. En mi mundo sólo el experto, el científico, debe preocuparse de hablar con cuidado por si se entiende que todo cuanto comenta proviene de lo que diga la ortodoxia del conocimiento que porta.

Es por ello que es fundamental comprender que lo primero que debemos hacer es aceptar todo cuanto se plantee como una puerta que aquel quien quiera atravesar le estará permitido hacerlo. Nunca hay que tomarse las cosas tan en serio, porque quien quiera vivir en un mundo de sufrimiento, eso es exactamente lo que ha buscado, y eso es lo que tendrá para él.

Quisiera empezar a hablar de los problemas más fundamentales y de cómo se resuelven. Lo primero es aceptar que formamos de un planeta limitado y, por tanto, nuestro sistema económico no puede ser fiduciario con los recursos naturales. Los recursos que nos son más básicos son, simplemente, gratuitos - obtenidos a través de una renta básica universal. Aquel que forma parte de esa renta tiene sus necesidades cubiertas, esa es la razón primera y última por la que no está en su mente la idea de la avaricia, o las distintas formas de egoísmo.

Aquel que tiene la vida resuelta no necesita luchar por resolverse. Este principio no lo entiende quien ha nacido con nada, ni tampoco es entendido por quien le enseñaron a quitarle todo a los demás. Es un princpio que, simplemente, es entendido por todos.

Bajo una renta básica existe una maquinaria encargada de ayudar a recolectar lo necesario, existirán unos profesionales que se encargarán del trabajo sucio - y que serán convenientemente recompensados por ello mediante una financiación multitudinaria. Es inherente en todos los mundos que cuando se vuelven demasiado numerosos coincide una brillante tecnología y la necesidad de regular su tamaño. Es por ello que ambos conceptos deben ser sabiamente complementados, salvo que se elija la autoextinción.

Una renta básica universal áustera permitirá, con los cálculos de España, unos 300 euros al mes a los que cumplan una cierta edad, sin importar ser cabezas de familia, la edad, situación de salud, lugar de residencia, etc. Se trata de una medida simple y sencilla, no de la medida que resuelve todos los problemas.

En realidad formando grupos comunitarios de unos cinco individuos en un mismo hogar: uno paga el alquiler, otros dos pagan la comida de los cinco, otro paga el desarrollo profesional del grupo y su mantenimiento. Y el quinto, el más gordito, será el que aproveche su sueldo para hacer un festín y que cada uno dé lo mejor de sí mismo.

En una sociedad como la que conocemos uno de cada cinco todavía es posible que hasta trabaje y, de ahí, siempre será posible invertir en algo que vaya más allá de la subsistencia.

El mundo que conozco posee una zona pública que es accesible por todos y donde todos podrán dormir y comer gratuitamente, dentro de su orden oportuno. Porque el comedor social, así como el albergue, no son objeto de vergüenza, sino una muestra de poder y orgullo en cada ciudad. Son un lugar de reunión y fundamentales para que los hijos aprendan de los padres sobre el valor de dar ejemplo dando a los demás a cambio de nada.

En el centro de cada ciudad siempre es posible encontrar un lugar donde cada cual pueda emprender su proyecto personal. Un proyecto de empresa cuyo estatuto fue previamente aprobado por la asamblea pública, el senado. Así, el que quiera emprender, podrá disponer mediante códigos de un mecanismo de creación de empresa donde de un día para otro el local y sus proveedores sean incorporados por el estado. Porque las empresas son del estado siempre que sean locales. Y así, las facturas las hace el estado y, como el stock de seguridad lo pone el estado, el sistema local de mercadeo entre empresas es Just in Time: el stock distribuido por todos los almacenes es repartido al cliente final a través de cada uno de los empresarios que quieran hacerse cargo de ese tipo de empresa.

La vocación de servicio hace que observar el crecimiento de tu proyecto te llene más que preocuparte por robar lo que no es tuyo. Cuando las personas tienen la iniciativa de hacer lo que quieren no les queda más remedio que dar lo mejor de sí mismas.

¿Y qué haríamos los informáticos? En mi mundo los informáticos son los miembros de la orden más frugal que existe: nos encargamos de velar por solucionar cualquier problema que surja, por abaratar cualquier percance, por ofrecer la mejor de las logísticas..., y todo a cambio de nada. Porque nos llama esa forma de hacer las cosas. Porque nos mueve ver un mundo así. Y sabemos que cuanto mejor estén las cosas mejor estaremos todos. Y porque sabemos que somos muchos y que, en un mundo así, además contagiamos a aún más de los que son intoxicados en cualquier otro sitio.

En mi mundo hay sitio para la competición y la rivalidad, para aquellos que quieren probar suerte lejos, en otros países, en otras partes..., para ellos el juego fiduciario de lo que no nos importa.

En mi mundo la tributación puede ser trimestral para suplir los servicios mercantiles o anual para suplir los servicios sociales. Lo mercantil se resuelve con el impuesto indirecto, y está destinado a todo lo que por aumentar el tamaño del mercado pueda provocar sobrecostes en lo público. Lo social está vinculado con las funciones del estado que tienen que garantizar primero la renta básica y después aspectos tan básicos como la salud, seguridad, centro social o educación.

Aquel que gane más no pagará mucho más, sino la misma proporción que el que gane menos; pues el que vive fuera de nuestro mundo preferirá invertir en nosotros: los proyectos que se inviertan bajo nuestras reglas disfrutarán de un mercado con dinero que gastar y, además, cuanto mayor sea el tamaño de la empresa menor tasa anual deberá pagar. El mismo impuesto que paga la persona es el impuesto que paga el ente jurídico; sólo cuenta para reducir la tasa el número de personas que tienen a su cargo. Y la tasa se aplica a partir de lo que supera su renta anual al umbral.

Aquel barrio que no tenga nada, tendrá unos vecinos preocupados de levantar de lo que está yermo un proyecto conjunto: pues siempre tendrán una renta de la que partir, una renta que siempre estará ahí. Y, a partir de ella, la circulación del capital siempre volverá. Nunca habrá aguas estancadas, porque aquel que entierre su dinero será perseguido por la asamblea para remediar su conducta..., y las leyes buscarán la liquidez y el movimiento; pues éstas son garantía de prosperidad.

Aquel que quiera defender una fe, como quien quiera defender otra, ¡qué importará! ¿Me va a quitar el hambre lo que piense él o el otro? Que coloreen su mundo como quieran, siempre y cuando no marraneen la política o el derecho fundamental: pues ésta y lo otro es de todos. Que cada cual se quede con su catequismo, su matrimonio, sus costumbres, pero nunca más allá de sus hogares: que no pidan al estado cosas que no le competen ¿por qué nos iba a importar si os queréis casar? ¡A lo público no nos incumbe! ¿Os suena romántico que se os conceda privilegios fiscales? A mí no, será que nunca fui esa clase de románticos ¡Cásense si quieren! Y declaren su unión en un hogar como cualquier otra unión familiar, no necesitamos detalles. Nadie os lo pide, ni nos debería importar.


Éste, a grandes rasgos, es mi mundo. Hay puntos duros a ojos de los que leéis que ya iré contando, pero nadie dice que sea yo autoridad de nada, de lo contrario no podría escribir como lo hago. Ahora bien, aún así, sé que en mi mundo todos seríamos felices; es lo que me dicta mi sinceridad. Y todo aquel con quien he hablado, llegado a este punto, tuvo la oportunidad de moverme del sitio - y calló.

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