jueves, 25 de enero de 2024

El Triunfo y la Derrota

Volvemos a la filosofía de cómo estamos haciendo las cosas, de cómo lo llevamos. Ahora toca saber si somos unos ganadores o si somos unos fracasados. Se trata de saber si cómo hacemos las cosas es algo propio de quien merece ganar o perder en una sociedad meritocrática - que avanza.

De vez en cuando aparecen situaciones azarosas: gente que ha sido despedida de Google ocupando puestos increibles, gente a la que se le ha derramado el café porque tienen la cabeza en otro sitio, gente que sucumbe a una enfermedad tras dedicar su vida al trabajo, gente que levanta un imperio empresarial derruido por las bombas, huérfanos que encuentran la manera de ser explotados en un país extranjero... 

¿Qué se entiende por ganar o perder? Si fuera relativo no merecería ninguna línea - ni tampoco existiría la meritocracia. Un error garrafal que, para empezar, no cometía Nash sería crear un concurso muy específico para comparar la manera de programar cada competidor y su manera de encontrar los equilibrios de Nash para así extrapolar las conclusiones a la vida real - así no. Antes hay que demostrar que las reglas del concurso son significativas: más en concreto, si se trata de una mera tabla de apuestas es más que probable que haya una estrategia perfecta, y que no se pueda mejorar - pero jamás sería aplicable más allá de esas reglas. Algo así pasaría con el ajedrez: ¿hacerte un experto en ajedrez te hace buen amante? Por ello, mis estudios sobre la creación de juegos incluye el proceso de reprogramación - que es cuando la máquina desea cambiar las reglas del juego a otras que sean más "adecuadas", signifique lo que signifique eso.

Podemos cambiar las reglas de un juego por diversión, por conveniencia práctica, por entrenamiento personal o, simplemente, por saber cómo sería jugar bajo ese esquema fuera de lo habitual. En cualquier caso, la máquina que gane al juego de preferir a qué jugar seguro que está más cerca de ser una buena amante. 

Por ejemplo, algo muy típico en los genios (los de verdad, los que en el parvulario los mezclan con esos que dicen "ñañaña") es poder dirigir las masas de niños y saber elegir a qué jugar (no me conozco ninguna excepción), hasta que la profesora o alguna madre decide SABOTEAR el buen funcionamiento social del niño para que no pueda "manipular" al resto de los niños. De ahí, que el genio no se aisle por ser listo - sino por ser víctima del odio de los adultos que, en una democracia, debería conllevar penas de cárcel por un problema de EJEMPLARIDAD.

Pero volvamos al punto..., luego dicen que esas cosas se olvidan. Y yo pienso que quienes olvidaron los sabotages es porque claudicaron socialmente y se autolobotomizaron para poder negociar con los corruptos, que son quienes tienen el poder.

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No voy a dar ahora clases de difamación y de que cualquier persona, las más vulnerables aún más, merece ser protegida del odio, sin embargo es importante comprender cómo funciona una sociedad democrática (por lo que será meritocrática) para entender cómo deben ser programadas las micromáquinas para que éstas reprogramen el sistema. Existen unos puntos objetivos de los que aferrarse para hacer una buena escalada hacia conceptos superiores.

Así que si decimos que no podemos usar un único tipo de juego para saber si esa estrategia es triunfante entonces, ¿cómo saber si hemos llevado a cabo una filosofía triunfante?

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Voy a poner un poco de música..., aunque seré yo el único en escucharla.

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Hace muchos años desarrollé un lenguaje para representar la adaptación de las reglas de un juego y reprogramar a sus agentes..., pero me obligaba a tomar soluciones de compromiso - busco principios objetivos que alcancen una posición localmente perfecta, que no se puedan mejorar. Años atrás diseñé un juego de sumo que podía convertir a cualquier problema de concurrencia - para cuando encontré la estrategia perfecta de ese juego su adaptación sería una cuestión de limpiado de cara... Lo llamé sistema VAWM, que estuve redefiniendo en este blog constantemente..., en este esquema no puedes programar fácilmente el copiar lo que hace tu adversario, porque solo tienes una información parcial de lo que hace (solo sabes cuándo fallas, pero no cuando ganas - como un jugador de sumo que aplasta al perdedor sin darse cuenta, pero que se da cuenta cuando es aplastado). Bajo ese sistema podía diseñar un sistema inmunológico, y modelar cosas muy guapas...

Cuando le preguntamos a un triunfador si lo es es muy probable que busque cosas futiles que le ayuden a adivinarlo - pero lo normal es pensar que no será capaz de decirte nada. El que es feliz no es consciente de ello, porque ya es feliz. Cuando una persona vive un fracaso tiene que tasar en qué medida es algo irrisorio, un contingente, un problema estructural o simplemente algo terminal. Lo que está muerto hay que dejarlo en paz, o te llevará con él y a quienes estén cerca de ti.

Por tanto, ni el triunfo ni la felicidad es lo que hay que buscar - el objeto es más bien valorar los impedimentos y saber disfrutar de la lucha, encontrar los modelos con los que jugar para prepararte ante situaciones parecidas y difundir tu programación. Aún así, existen mecanismos objetivos que nos permite saber si estamos ante un verdadero Fracasado o un Triunfador.

Podría configurar uno de esos tests oficiosos, tal vez lo haga otro día, pero en vez de ello pondré la pregunta mollar.

¿Desde tu punto de vista qué es lo que te ha definido como luchador?

0) Los resentimientos y sabotages que adquirieron sentido en mi nombre, cómo reyes se doblegaron.

1) Los méritos de mis rivales, la grandeza de las circunstancias que me doblegaron.

2) La grandeza de mis donantes y adalides, saber estar y ocupar las más grandes esferas.

3) Los méritos de mis seguidores y compañeros, cómo alcanzaron por sí mismos la gloria. 


Usando la superestructura que describo en mis teorías se puede tener una idea más desarrollada sobre cómo desglosar esta pregunta en otras tantas que conformen un todo. Y como resultado de ese todo la puntuación final del 0 al 3, como el sistema cinco estrellas - pero puntuando hasta el 4: +1 buenas actitudes, +2 la aptitud necesaria. Aunque el sistema cinco estrellas original que propuse en el '94 partía de 3 estrellas con la opción de sumar una y de restar dos, para luego sumar una por excepcional o perder una por alguna pifia (porque quien inspecciona presupone la aptitud máxima y espera encontrar buenas actitudes expresamente).

En cualquier caso, la aptitud del triunfador está entre el 2 y el 3, una mala actitud para ganar (saber ganar o perder) está en el 0 y en el 2. Y un buen test para evaluar si la vida de alguien ha sido triunfante, y por tanto debe saber lo que es una buena filosofía de vida, pasaría por incorporar la estrella excepcional y las aberraciones para que sume todo.

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La asignatura más importante de primaria es la educación física. En un año un niño puede aprender a leer, sumar, restar, multiplicar, dividir y resolver ecuaciones..., si le dejan aprenderlo. Si los profesores quieren fingir que esas técnicas secretas exigen un tiempo, y un proceso largo..., entonces condenarán a los más rápidos a ver el colegio como los más lentos. Escribir bien, resolver bien, hablar bien, expresarse como es debido..., eso se aprende con una buena educación física.

La educación física en occidente es el aprendizaje de las artes marciales en oriente, aunque es cierto que la costumbre es llamar al profesor de educación física profesor de gimnasia, y la gimnasia es una asignatura demasiado trivial, en su complejidad, para todo lo que tiene la educación física. 

Sin ir más lejos..., en una ocasión el hermano pequeño de un amigo me pidió que le enseñara artes marciales y, cuando tuve la ocasión de enseñarle lo más importante en la playa, así lo hice: le dije que intentara tirarme sin hacerme daño, que me obligara a tocar la arena con algo que no sean los pies. La primera lección más importante: no ser capaz de hacerlo, porque yo desprendía una autoridad que hace imposible incluso el tocarme - aunque se lo permitía. Para desprender esa autoridad jamás hay que jugar a esos juegos machirulos de ser un alfa: solo hay que aprender educación física - artes marciales.

Así fue cómo le expliqué de manera práctica que la mejor defensa es la autoridad, y el golpe más crítico es el dueño del último golpe. Si el último golpe es que te denuncien y debas pagar una multa entonces el golpe te lo dan a ti. Como decía el personaje de Jackie Chan en "The karate kid", todo es kung fu. Y quien lo niegue habrá niveles de artes marciales a los que no llegará.

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Una vez comprendido mi test queda preguntarse cómo se aplica a los distintos países: ¿conviene ser un seguidor de EEUU? ¿Está Ucrania revolviéndose en resentimientos terroristas por su derrota no confesa? ¿No es futil masacrar población civil por tener tales resentimientos como hace Israel? ¿Vive la CE una ensoñación al no levantarse contra sus líderes traidores a los intereses de su pueblo?

Parece como si el mundo estuviera patas arriba. Y llama la atención los deseos de que se produzca una tercera guerra mundial: las palabras desde la CE es de repulsa y las acciones son de incitación. Y hay que juzgar por las acciones (aptitud), y luego porque las palabras no encajan con las acciones (actitud).

Todo el mundo sabe que lo que provocará una tercera guerra mundial es un cúmulo de casualidades accidentales que se vuelvan categoría; y ése es exactamente el único plan de victoria que busca Zelensky: la masacre de Ucrania. Si la ONU no puede interceder por los que ya ganaron la guerra haciendo sus cuentas entonces la institución solo obra en favor de una tercera guerra mundial, y será como en su tiempo fue la Sociedad de Naciones de Suiza.

Una organización de paz internacional debe ser la que evalúe con sus juegos de competición quién se ha quedado con la victoria y en qué sentido. La cultura de saber cómo es el cuerpo de cada combatiente, la financiación de sus frentes, las condiciones de derrota, cómo actúa ante sus invadidos, etc... Si no se es coherente en eso y no se busca la relevancia de unas fórmulas con unos resultados pragmáticos entonces el resultado será catastrófico - como ocurre cada cierto tiempo. 

Mientras la masacres ocurran en países que nos importe poco o nada (como en Ruanda) pues nadie se percatará de lo peligrosa que es la ONU cuando se llena de palabras hippies y poca cultura marcial - pocos analistas de guerra. Envíen los hippies a Davos..., y no inviten allí a ningún militar [sin cultura democrática] ni tampoco a ningún empresario [sin escrúpulos] - por favor. Los niveles de eduación hoy día son mínimos y los Parlamentos no son más que gallineros donde los dictadores emiten frases que no son propias en un mundo desastroso del que ninguno se quiere hacer responsable.

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Muchos me verán a mí: un mal kioskero que tiene una tecnología que es un hazmerreir. Yo sé que lo que me hace un buen empresario es la aceptación de mis clientes (por mi deóntica), no sus resultados; y lo que hace grande a mi tecnología son sus resultados, no la no aceptación de sus usuarios (por su falta de deóntica). Existe una trasvaloración sobre qué esperar de cada uno, y no es algo cultural lo que digo. Es estructural a la hora de hacer una buena programación: los agentes deben ser escogidos por su deóntica y las fórmulas por su pragmática. Esa es la diferencia entre agente y fórmula. Las partes de un agente son sus mitemas, que pueden volverse dictatoriales, mientras que las partes de la fórmula son su configuración en tensores independientes entre sí.

El Machine Learning no puede configurar a los agentes mejor que un Reinforce Learning, como se demostró con Alpha cero, frente a Stockfish. El ajedrez incorpora aspectos sociales y de cambios de ritmos muy complejos como para que los distintos termómetros no cambien: no es el mismo termómetro en la apertura, que en el proceso intermedio de intercambio y que en el final. Además, los jugadores humanos juegan también con la psicología..., el "atraco", la deportividad... Un agente es una fórmula que no es de simple codificación dentro de una competición que puede obligar a adaptar dicha fórmula al completo. Es decir, el agente exige un ambiente donde quede definido - y su objeto será alcanzar el Triunfo.


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