La idea de victoria acarrea un fuerte problema que nos llevará a distintas maneras de enfocar su diseño: ¿de qué mundo o universo es la victoria? ¿Es material y empírico, es un concepto cultural o, por el contrario, podría ser un resultado matemático? Por poder ser podría ser incluso una combinación de todos los anteriores, para así entender que hay varios modelos de victoria.
Sin embargo el concepto de victoria como algo cultural queda completamente ofuscado ante la existencia de una victoria material o matemáticamente exacta, debido a que es fundamental en una victoria la percepción de certeza de la misma. De la misma manera, si decimos que empíricamente existe una idea de victoria, ¿qué valor tendría esa apreciación existiendo un álgebra que la formaliza? Quizá la imprecisión de tal modelo justificaría la complementariedad de ambos términos. Es más, de existir dos ideas complementarias de victoria material y formal ello nos llevaría a la hegemonía de la idea de victoria cultural. Pero, de ser así, ¿de cuál victoria debería aprender la máquina en su reinforce learning: de la material, de la formal? ¿Acaso un enfoque cultural no podría dificultar a la máquina el interpretar la realidad?
Por ello es preciso interpretar que para el uso que se le quiera dar puede que solo haya una idea de victoria y, al mismo tiempo, puede que el mejor de los usos se vuelva suficientemente genérico como para desvirtuar cualquier definición que se maneje en otros términos menos rigurosos.
En definitiva, el problema de saber si la victoria es material, algebraica o meramente cultural se hace vital. En cualquier caso, si bien la respuesta que habría dado hace tiempo es que la victoria debe tener un papel meramente material ya que es algo que es resultado de una síntesis de la experiencia..., ahora resulta que empiezo a tener mis dudas con los nuevos modelos que tengo en ciernes.
Si es cierto que puedo encontrar una máquina que generaliza cualquier competición entonces la idea de victoria en esa máquina, según tal tesis, generalizaría cualquier idea de victoria que se pudiera tener en cualquier tipo de situación - ya sea material, cultural, etc... Si es fácil plantearse un problema y que éste tenga una historia de superación, una competición entre varios agentes por conseguir el máximo beneficio en algo, una idea de terminar el día en un estado anímico o de deshacer algún nudo que se había mantenido invisible hasta que fuera deshecho..., todo eso nos lleva a victorias de distinta naturaleza - pero si todas son capturables desde un mismo modelo formal, desde una misma álgebra, entonces la victoria es un concepto que se atendrá a un invariante formal, con sus teoremas matemáticos.
El problema de plantear este concepto de esta manera es que la victoria se convierte en algo que nadie podrá adquirir, ni arrebatar; solo el trofeo que pueda representar alguna clase de victoria. En cuanto el agente descubre la estrategia que le lleve a la victoria su ejecución no será necesaria para alcanzarla, pues tener la estrategia ganadora es tener la victoria. Y me puedo imaginar al jugador de ajedrez que, de repente, descubre el jaque mate y, justo cuando va a coger la pieza, pierde por tiempo.
Esto nos lleva a que la idea de victoria correcta es un concepto formal, pero la buena victoria es un concepto material. La eficiencia exige hacer bien las cosas, distinto de hacer lo correcto. Lo correcto puede suponer cumplir con las espectativas formales, pero cuando no se dispone de los recursos materiales para alcanzar tales objetivos siempre se puede hacer bien las cosas al margen de lo que sea correcto. Es decir, queda poco tiempo de reloj, existe red de mate, pero hay que mover y nuestra máquina no da para sí. Lo correcto es dar con la jugada, pero avanzar a la victoria por otra vía también está bien.
La victoria formal, por tanto, es una victoria que cumple con las espectativas algebraicas al margen de los procesos que son necesarios para llegar a tales conclusiones. Mientras que la victoria material es la que se consigue cuando entra en compromiso el acoplamiento de la victoria formal con la capacidad de ejecución de la máquina. Visto así, la idea de victoria adquiere dos términos ineludibles que nos lleva a la adopción de un compromiso moral en lo que se refiere a las espectativas del juego en cuestión: esto nos lleva a la hegemonía de la Victoria Cultural: que es resultado de la creación de los signos necesarios para reconocer qué méritos son los que deben elegirse para otorgar a unos agentes un reconocimiento por encima de otros.
Esto es, ser capaz de crear una máquina capaz de adivinar las mejores jugadas de ajedrez, ser capaz de escribir en un libro las mejores jugadas de ajedrez para dar con estrategias muy ventajosas, ser capaz de superar jugando sin reloj al ajedrez, ser capaz de superar jugando con reloj al ajedrez..., existen muchas modalidades que culturalmente le dará más mérito a unos aspectos o a otros, pero que no son combinables dentro del mismo juego. Esto es debido a que la victoria adquiere un carácter moral, cultural.
Y se entiende que, al final, hay otro juego mucho más grande sobre el que se ejerce una hegemonía total en síntesis por parte de todas las sociedades que estén en juego. Este otro juego se regirá por unas formas y se esperará siempre su mejor estrategia: lo que nos lleva, desde el punto de vista de la evolución de las especies y sus civilizaciones, a la búsqueda de la Victoria Formal, resultado de la mejor de las álgebras como resultado de la convergencia de las distintas Victorias locales materiales que han funcionado mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario