lunes, 16 de octubre de 2023

En ciencia no todos suman

Hace tiempo hice una investigación con el modelo de Viterbi para determinar qué rol ocupa cada agente dentro de un proceso de investigación. Esto es, si la red se dividiera en dos redes se trata de determinar cuál sería el lenguaje que comunicara las conclusiones de una red hacia la otra para que ganara la máxima experiencia.

Estos estudios pretendían encontrar cuatro roles principales que me resultaban fáciles de clasificar, y obtuve unas conclusiones parciales. Podría haber seguido investigando para cerrar tales conclusiones, y posiblemente lo haga, pero el asunto quedó en que, efectivamente, cuando dos sujetos se comunican entre sí sin errores en la pragmática no siempre los conocimientos que se adquieren suman.

Ocurre que en ocasiones interesa más que un cierto tipo de rol se comunique contigo, y aquel que no debió entrar en comunicación contigo puede que sea más interesante que entre en comunicación con otra clase de persona. Encontrar la relación de grupo que permita saber quiénes casan con quiénes era el objeto de mi investigación. 

Como mis resultados empíricos iban demasiado lentos un tiempo después se me ocurrió terminar mi idea de superestructura, que se basa en la idea de que hay cuatro roles que se te alían y sus cuatro versiones tóxicas. Sin embargo no hay que olvidar que la superestructura se basa en operaciones algebraicas que intenta darle sentido a lo que entendemos de una historia.

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En el día a día lo podemos observar: se te acerca un curioso que quiere ponerte a prueba, pero se presenta con aires de humildad. El sujeto, según mis cálculos, ya es tóxico. Y entonces te hace preguntas como si tú fueras un maestro, para luego comprobar cómo te lía con las preguntas, centras tu atención en conceptos pedagógicos específicos y, tras un error en los objetivos generales, se genera un fallo que no te perdonarán. Y es que uno puede ser bueno conduciendo, pero si no paran de darte golpes con otro coche, aún si te sales de la carretera será culpa tuya..., pero nadie aprende a conducir en situaciones de estrés. Nadie podrá decir de ti que eres mal conductor al sucumbir al pánico.

Los malos alumnos pueden torturar tus instintos, darles la vuelta, revolotear en aspectos que no corresponden..., y lo interesante es determinar qué es lo que provocó tanta toxicidad ¿Es posible que el error estuviera en el profesor? Es lo más simple.

Sea como fuere, puede que el profesor sea inteligente de más y espera algo que no está en los alumnos, puede que el profesor tenga cultura de más y no ha puesto el escalón cultural adecuado, puede que las herramientas sean más incómodas para el alumno que para el profesor y, finalmente, puede que el profesor esté equivocado al defender el contenido que defiende. Sin embargo, aun con un mal contenido, con malas herramientas, con cultura de más y exigiendo una inteligencia superior un buen alumno es capaz de sacarle provecho de lo que tiene delante.

Se pueden plantear ejercicios imposibles, que exigen una notación muy enreversada, que solo puede ser entendidos en combinación con meses de estudio en un laboratorio..., que un buen alumno siempre podrá sacarle alguna clase de experiencia a todo ello. Aunque no es lo más apropiado si no se sabe encontrar la herramienta adecuada para ello.

Creo que la clave está en la perseverancia y en no darle valor a las cosas que no lo tienen. La duda de a qué prestar atención corresponde a un estudio de la madurez que se tenga en la materia, como decía mi estudio original inacabado. Y en temas de madurez pocas operaciones de grupo se van a encontrar, porque son señales con memoria. Está claro que es lo que necesitaría un buen transformer para saber que no debe procesar la misma información antes o después de un proceso de maduración de toda la red.

El motivo es porque no es lo mismo adquirir que depurar, no es lo mismo entender que explicar, no es lo mismo imaginar que proyectar, no es lo mismo simular que actuar... Y sin embargo, aún no he leído esa apreciación dentro del Machine Learning. Como si esos conceptos fueran lo mismo y, resulta, que si en una comunidad científica hubiera una persona que no fuera capaz de distinguir entre uno de esos conceptos con su par entonces ese agente sería toxico. Es decir, la comunidad no solo perdería sinergia, sino que además podría contagiar al resto de los científicos su mala jerga.

Dicho esto, si esto ocurre con los procesos más asépticos no es difícil imaginar qué pasará con las ciencias sociales, la diplomacia, etc... Aunque defendamos la democracia no todos tienen derecho a ser escuchados íntegramente al ejercitar su derecho de petición, por lo que estos protocolos deben ser trasparentes y no pueden ser confundidos.

Un ejemplo de aplicación básica está en la condena al terrorismo. No hay debate al respecto, sabemos quiénes sobran en la mesa de negociación - por su toxicidad. Y de la misma manera en una mesa llena de cirujanos discutiendo sobre una nueva metodología tampoco cabe el que se crea cirujano por haber leído muchos libros y tener el lenguaje. Se trata de una toxicidad que no está capturada por operaciones de grupo, sino por un tipo de madurez, o experiencia.


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