martes, 2 de agosto de 2022

Playstation en las cárceles

La linterna se apaga todas las noches aun no teniendo pilas.

Se me ha visto estar de acuerdo con la existencia de las cárceles y el carácter reinsertativo que tienen para algunas personas. Asímismo, no todos son culpables de lo mismo y no a todos se les debería de meter en prisión. Algunos actuaron por necesidad, y deben ser tutorizados; otros actuaron con desprecio a la vida misma, y no debemos esperar ninguna clase de reinserción; el resto será puro orgullo, y eso se baja entre rejas, bajo el aislamiento de una sociedad tóxica que les obligará a ver el mundo desde lo más simple.

Hoy quería volver a tocar el tema de los criminales más peligrosos; esta vez pretenderé ser aún más polémico, porque poco a poco creo que he estado entendiendo mejor cómo funcionan las mentes criminales. Esos que son realmente asesinos en serie, como Ted Bundy, pude comprenderlo mejor gracias a la película que hizo Frodo Bolsón.

Se me cerraron todos los círculos, y entendí con claridad la mente del asesino.

El asunto está en la idea de desmitificar que suelo usar: para mí desmitificar consiste en hacer que la figura que tienes delante pierda su interés. El violador para desmitificar la figura necesita violarla. Por ejemplo, si un violador ve de refilón un trozo de algo que le excite entonces empezará a mitificar ese pedazo de posibilidad. La clave, para que no emerja el criminal, consiste en conseguir un proceso de desmitificación.

Lo he estado pensando muchas veces sin llegar a definirme, porque era muy complejo: en China los niños van con el culo al aire, y no hay una especial protección en oriente a la figura desnuda del menor; al mismo tiempo la pederastria es menor en oriente que en occidente. También sabemos que en la Irlanda donde los curas son católicos hay más casos de pederastria que en la de los protestantes; y según se dice ambas Irlandas son iguales - salvo en la represión sexual que vive el cura, en cómo algunos curas mitifican el sexo y trabajan con niños que se visten y desvisten con una vestimenta trivial.

El dilema era: ¿deben las películas prohibir imágenes de niños desnudos o, por el contrario, debe mostrarlos? Ahora estoy un tanto más seguro: Las películas deberían mostrar de manera exagerada el cuerpo desnudo del niño o no mostrar ni un solo cacho. Es decir, hay que tirar de los extremos: el erotismo es para adultos, y la naturalidad del desnudo es admisible en el mundo infantil, siempre y cuando se muestre tal cual.

A mi juicio, esa manera de hacer las cosas reducirían los abusos. Pero claro, si queremos que haya menos violaciones, ¿no debería de prohibirse el erotismo? Estaríamos hablando del vouyerismo del que aprovecha los rincones y el subterfugio para "pillar". Hay un punto sádico en esa manera de actuar. Una cámara no oculta apuntando en una playa nudista que emite sin censura, según este punto de vista reduciría las violaciones entre sus televidentes. Los nudistas serían actores solidarios que se prestan para mejorar la seguridad en su entorno.

Pero claro, ¿eso significa que habría que multar o incluso penar a las películas que muestren violaciones sin un giro dramático? Ese enfoque que busque la mitificación de la violación forma parte de la libertad de expresión del artista. Libertad para motivar la violación, si se demostrara que esas emisiones son tóxicas...

La ópera de Wagner, al fin y al cabo, ¿generan ganas de invadir Polonia? Mientras no se demuestre expresamente, y sometido a una posible rectificación, lo mejor es no prohibir nada.

Aún así, el planteamiento que pongo sobre la mesa no está nada claro: se trata de jugar con la serotonina y la oxitocina, el sistema SABE. Es decir, ¿es posible que una sociedad muy abocada al exceso de serotonina tienda al cansancio? Y, de la misma manera, ¿una sociedad que ponga a disposición de quien lo requiera toda su oxitocina tienda a la represión al resentimiento?

Por eso, este principio que he puesto sobre la mesa puede que sea una buena idea..., pero también es posible que nos lleve a una sociedad diferente, menos eficiente, más desbocada y disidente; pero como más de cristal y aburrida. Más abocada por el show. En definitiva, puede que la oferta del placer esté saciada por encima de la oferta cultural y educativa. O puede que no..., que el problema esté en la oferta educativa exclusivamente (teniendo en cuenta la enorme diversidad cultural que existe hoy día).

Un adulto que se quiera formar lo puede hacer casi gratuitamente; y lo ideal sería que los gobiernos faciliten las herramientas para que sea capaz de acceder a tales cursos. Pero los que pueden motivar a adultos y profesores para que se adhieran al acceso tecnológico son los "coachs" - llamémosles coordinadores o dinamizadores. Son coordinadores tecnológicos, ayudan a entender la tecnología para adecuarla a la cosmovisión del individuo. Podemos colocar su profesión dentro de la rama de la psicología, en combinación con un conocimiento especializado en lo tecnológico. Es decir, los coordinadores psicólogos aportarán algo especial, igual que los coordinadores informáticos tendrán algo que no tendrán los demás.

Sin embargo, esas figuras deberían de ser sostenidas por el estado; consideradas oficiales, porque es díficil que se presenten para ayudar a mejorar un centro y sean atendidos. Cualquier gurú del amor podría sustituirlos, y además está el precio... ¿Quién le da valor a lo que se degrada con el tiempo?

A la gente le gusta tener a su disposición herramientas que no usará nunca, sin saber que necesitan la ayuda externa que les diga que esas linternas necesitan pilas, que esos actos que eran valiosos hay que empezar a invertir en ellos, que hay que crearse un horario y un hábito saludable, que hay que ser realistas con los objetivos, que hay que buscar el porqué del porqué se hacen las cosas, que el que dinamiza nunca juzga por mucho que pregunte y proponga..., que no es un psicopompo, no sirve para hacer trascender al individuo a ninguna esfera multidimensional... Es el propio individuo el que debe encontrar la manera de salir del bucle, de dar con su Peter Pan.

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Hace tiempo planteé la posibilidad de que en ciertas cárceles hubieran Playstations. Vemos algo curioso, en la cárcel la televisión es gratuita, pero en los hospitales hay que pagar por ella. El hecho de que en la cárcel se mezcla gente de todo tipo, junto en los hospitales, es difícil no hacer comparaciones ¿Acaso debe el Estado ser coherente hasta este nivel para asegurar la meritocracia? La cosa es: para mí el sistema penitenciario separa a la gente, no es posible las comparaciones - si realmente hablamos de un sistema donde no se cumple una pena por X años, sino que es perpetua periódicamente revisable.


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