domingo, 31 de julio de 2022

Hermenéutica: El marco oficial del Estado.

Dado el progreso de las aplicaciones informáticas que tengo ahora correspondería ofrecer la aplicación que permite al sistema de información capturar la hermenéutica, el marco más oficial con el que se relaciona con su medio ambiente. Sin embargo no creo que deba llamarlo así: debería de llamarlo marco materno. Esto es debido a que detrás de la hermenéutica existen posibles pretensiones acientíficas y fuertemente ideolizadas basadas en formas de supremacismo.

Así que haré un alto en el camino antes de continuar con las ciencias; y que conste que también he hecho un alto en el camino antes de continuar con las letras en el estudio de los metamarcos. La fusión de ambos mundos nos llevará al entendimiento de cómo funciona la colección de rúbricas que he estado presentando. Ya digo que todo este proceso es sistémico.

Lo primero que haré será definir la hermenéutica para, acto seguido plantear una reflexión política..., que no paro de darle vueltas y no le he encontrado refutación.

La hermenéutica es la disciplina que permite determinar a los miembros del Estado cómo se dirime la interpretación de una ley en su idioma oficial. Por tanto, se trata del marco oficial del que se vale el Estado para emitir juicios. Este marco sirve de bien poco para hacer evaluaciones psicológicas, de bien poco para determinar qué pasó según documentos históricos, de casi nada para interpretar leyes extranjeras y, ni decir cabe, para interpretar lo que quiere decir cualquier profesional o persona mundana del país que sea (nacional o extranjero) cuando dice lo que dice sin ser abogado.

La hermenéutica, por tanto, es una herramienta de abogados exclusiva para un único Estado. Esa herramienta se usará intrusivamente para legislar empresas o describir patentes; es decir, los ingenieros no tienen derecho a describir sus inventos de manera específica, como tampoco los empresarios tienen derecho a describir en su idioma cómo se legislará su empresa, así como el Pueblo no tendrá derecho a ser propietario de la Constitución..., es así como lo ven los abogados: los mismos que sancionan el producto no pueden leer en condiciones lo que están sancionando.

Y es que la hermenéutica no es una manera lógica de ver el idioma, sino que es una manera arbitraria o establecida por una convención, eso sí, coherente. Es decir, la hermenéutica no tiene que ser relevante con respecto al tema que trata, solo debe ser coherente en sus propias reglas. Por lo que esa herramienta no sirve para "crear", solo sirve para que un jurista sepa de qué va el asunto en cuestión.

Hace tiempo mencioné en este blog la idea de ley cruda y ley cocinada, como diciendo que la ley debería tener una versión cruda redactada por los representantes del Pueblo, y que ésta ya sería vinculante desde su aprobación. Y, por otro lado, los juristas redactarían una ley cocinada - entiéndase incorporando hermenéutica, quizá como resultado de añadirle a la ley cruda una entrevista con respuestas crudas que permitan a los juristas elaborar la cocina pertinente.

Pero, bien pensado, eso quiere decir que la ley cocinada no es vinculante. Lo que sería vinculante sería la ley cruda y la entrevista cruda. La cocina sería una especie de estándar que usarían los juristas para hacer las cosas más eficientemente. Es decir, darle al César lo que es del César. Y, visto así, ¿no debería de hacerse lo mismo con, por ejemplo, las patentes?

Es decir, en estos momentos Europa está estableciendo el idioma oficial en el que todas las patentes europeas (en modo unificado) deberán ser redactadas. Las soluciones que se plantean son todas igual de desastrosas - como siempre, porque están jugando a ver qué hermenéutica es la que se impone sobre las demás: la idea que se defiende es que la patente será descrita en alemán, francés o inglés - y que tendrá que pagarse una traducción a otro idioma. Todo esto no es más que un doble absurdo: los notarios especializados en descripciones de patentes tienen que hacer el trabajo de constituir una hermenéutica al mismo tiempo que se van inventando cosas en el mundo real, si nos damos cuenta es trabajo doble. Y, además, un trabajo innecesario - porque solo sirve para que los abogados discutan contra los abogados.

Es decir, ¿a qué viene la mentira de que el empresario leerá la patente escrita en castellano para entender exactamente cómo está hecho el producto? Eso es falso: para entender cómo está hecho el producto el ingeniero necesita ver el boceto en su naturaleza más idónea, y esa naturaleza puede que no sea ningún lenguaje natural - puede que sea una combinación de gráficos, fórmulas y explicaciones dependientes de tales gráficos y fórmulas. Toda la problemática de cómo proteger la intelectualidad y el uso de la patente debería estudiarse a partir de su naturaleza, no a partir de cómo lo interpretan los juristas en un lenguaje de plástico malo.

Por eso, también vemos casos bochornosos donde unos dementes corrigen un examen de conducir oficialmente a partir de la hermenéutica. Lo recuerdo perfectamente, cómo aprender el código de circulación supuso el 10% del esfuerzo antes que descubrir la siguiente jugada del lenguaje que, coherentemente, habían construido por cómo se habían listado los apartados y su manera de defenderse dentro de la pregunta. Yo, que soy informático, soy consciente que esa manera de responder las preguntas son una demencia - con todas sus letras. Pero claro, ¿qué pasa con el que está aprendiendo a conducir? El pobre se creerá que leyó mal, y se lo irá aprendiendo según las conjuras hermenéuticas de quienes corrigen. Lo cual es lo correcto, porque solo porque yo rabie mucho no van a dejar de corregir así.

El robo de la hermenéutica aparece en una escala generalizada, ¿quién es la persona idónea para explicar cómo se organiza un McDonalds si hasta ahora ningún restaurante es así? Pues un abogado, porque los estatutos deberán redactarse de la manera "correcta". Y eso es lo que pasa cuando vas a aceptar un contrato laboral para trabajar en un McDonalds: tienes que firmar una veintena de folios escritos a simple espacio con letra pequeña. Ése es el modelo hermenéutico.

Así que me paro a pensar, y no creo que debamos conformarnos con un modelo crudo y otro cocinado..., tal como lo veo creo que debería de prohibirse bajo pena de prisión el uso de la hermenéutica. Y no he parado de pensarlo, de ver cómo las leyes no podrían redactarse para favorecer a unos o a otros, cómo estarían obligados los juristas a definir con claridad las leyes - porque si una ley tuviera dos interpretaciones, al no poder el juez decidir cuál es la correcta significaría que el artículo no sería aplicable. Así de simple. Por lo que no podrían haber leyes duplicadas, ni instituciones duplicadas, ni leyes que favorezcan a unos grupos y desfavorezcan a otros... Hay que pensarlo bien, porque se desmontaría la farsa solo con activar la persecución del uso de la hermenéutica en el argumentario.

Sería una ley que modificaría el código penal y activaría la vigilancia del Pueblo para todas las veces en el que se apliquen postulados provenientes del derecho romano de manera torticera, lo cual es habitual en los jueces no dispositivos españoles.

Esta clase de leyes, junto con la desaparición de un órgano persistente del ejecutivo salvo el que quede latente por un carácter urgente, así como el control vinculante de cada decisión judicial, ya sea por parte de jueces o magistrados, supondría una pequeña revolución que le devolvería al Pueblo su capacidad para decidir y crear.

Al fin y al cabo, si yo quiero guardar una patente son los especialistas del ámbito en el que estoy trabajando los que deben fijar el lenguaje unificado para ese tipo de patentes, y no los putos políticos pensando en cómo trabajarán los abogados.


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