El tamaño importa. Aunque yo suelo hacer que no sea para tanto. La pedagogía, o la razón por la cual es necesaria una interpretación, se funda a mi juicio inexperto en hacer fuerte lo que es débil - y todos somos débiles hasta la muerte. Por esa razón nunca dejaremos de maravillarnos ante las historias que nos cuenten, porque todas albergan una enseñanza, una inspiración, una visión que nos complemente la realidad que vivamos a cada momento.
Algo así ocurre por ejemplo con esa serie tan maravillosa que nos ofrece Disney..., no recuerdo el título. Era Mother-nosequé... De unas brujas que forman parte de un ejército para la lucha contra el terrorismo. En esa serie se confronta la propaganda patriótica, de la familia, de los poderes... Está llena de historias de sacrificios y es terriblemente estética y realista. Se han preocupado de dirigirla bastante bien, con un buen guion, buenas actuaciones, personajes convincentes...
Cualquiera ve esa serie y piensa, ¿acaso no es para niños? ¿Qué deben pensar los niños de seguir una bandera, o de ver tantas muertes en masa? Para empezar es una serie juvenil, y cumple las espectativas: a esas edades se puede soportar tanta violencia. Por otro lado, la propaganda se presenta de manera evidente, no se trata de ocultar publicidad para metérnosla hasta en las orejas..., la cantidad importa.
Pero cuando nos ponen una bandera gigantesca, con sus barras y estrellas, está claro que nos están enseñando algo: que la gente en esa historia se mueve por esa bandera. Y eso provoca una reacción en el espectador: como cuestionando la bandera, evita que la publicidad se le meta dentro y se vuelve racional. Aunque, por otro lado, ¿le sirve de algo esa interpretación? ¿Alguien que vaya a matar a adolescentes en un instituto dejará de hacerlo por ver una bandera gigante en una serie de televisión? Hay preguntas para las que no hay respuestas claras.
En cualquier caso, la toxicidad en pequeñas dosis es como ofrecer en pequeñas dosis algo que no esperabas. El poco amarillismo nos hace tolerantes a lo inesperado: Cuando vamos a ver una película en un festival de cine y entonces el director nos dice que la "película eres tú", aquí hay varias lecturas: ¿está siendo demasiado amarillista y nos ha estafado o, por el contrario, el amarillismo es muy leve para la experiencia trascendente que nos ha brindado? ¿Hemos trascendido en nuestra consciencia como cito en mi teoría o se mantiene la poca calidad de la enseñanza a partir de su amarillismo? Que nadie crea que tengo la fórmula final, pero tampoco negaré que exista alguna.
En pequeñas dosis a un niño pequeño podemos como asustarle, y así conseguir que sea más duro. En pequeñas dosis asustar a los niños para que se diviertan permitirá que no puedan ser traumatizados para cuando alguien quiera jugar con su demencia. Por eso lo tóxico también tiene algo de virtuoso: cuando vemos a un actor haciendo una actuación brillante de mafioso no debemos pensar que nos está confundiendo, debemos pensar que podremos comprender mejor esa mentalidad para así apreciar cómo se desenvuelve la realidad. Aún es posible que el género busque la frivolización o el drama, pero el intentar hacer que el villano parezca bueno, que el héroe parezca cruel..., todo eso son pequeñas toxicidades que ayudan a entender mejor los personajes, que los hacen más creíbles, más maduros. Con sus luces y sombras - me parece brillante.
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