viernes, 22 de abril de 2022

Especulando con los tonos en un sistema monotonal. Teoría 56T

Los lenguajes monotonales son aquellos que solo disponen de sílaba tónica y sílaba átona. Por lo que permiten entonar la frase completa con un tono de frase. Ese tono de frase es el que permitirá clasificarla como enunciativa, interrogativa o exclamativa. Tres tonos. Personalmente, tres tonos me sabe a muy poco; por eso se me ha ocurrido constituir una teoría que genere 56; un número mucho más razonable.

Sin ir más lejos, de antemano cualquiera se da cuenta de que hay unos cuantos tonos más que tres: siempre que se hace una pregunta es muy típico cortar con un tono no interrogativo, para luego continuar con una pregunta.

Por ejemplo, ¿sirve esto de ejemplo de lo que digo? - yo creo que sí.

Vemos dos entonaciones enunciativas antes y después de la pregunta. Pero, según me dice el oído el primer tono está más marcado hacia sílabas con terminaciones más ascendentes, mientras que el segundo tramo enunciativo es más conclusivo, más relajado. Sin ir más lejos, cuando un profesor habla, o cuando hay una locución, suelen aplicarse más los tonos enunciativos de la izquierda. Así que vemos que hay doble enunciativa. No necesariamente por cortarse a mitad de frase.

Asímismo, podemos distinguir la exclamación que pregunta de la exclamación que afirma; pues la que pregunta incorpora un elemento de indignación o feedback quizás:

¡¿Pero me estás escuchando?! ¡Te digo que me atiendas! ¡Jo, venga ahhh!

Ahí vemos tres exclamaciones. Cada una es cada vez más coactiva que la anterior. Razón por la cual necesitaría distinguir las tres exclamaciones: interjección, admiración y exclamación.

Así, poco a poco puedo codificar una frase por sus entonaciones más básicas: concretamente 7 entonaciones.

[Elusión, Expresión, Interrogación, Enunciación, Interjección, Admiración, Exclamación]

El orden tiene mucho que ver:

[Venga, Juan, qué hora es, necesito saberlo, me oyes, vamos, no me ignores]

Para las entonaciones básicas ahora tenemos que incorporarle modificadores linfáticos. Estos modificadores deben estar vinculados con lo que algunos llamarían "el inconsciente", porque los básicos tratan de expresar la parte racional. Sin ir más lejos, la dialéctica suele desarrollarse a partir de ese orden básico, marcado mediante la prosodia en el lenguaje.

Pero la función del lenguaje debe tener la obligación de invocar a los sentimientos que no se presentan en el texto, y que son las pulsiones de las emociones que se emiten. En mi opinión los cuatro modificadores de activación son: [Asqueante | Airante | Hilarante | Neutro] 

Se entiende que la sensación de asco debe ser incompatible con la sensación de risa, aunque en ocasiones se mezclen. Cuando se producen las mezclas de sensaciones solo debe contabilizarse la pulsión más fuerte, pues ésta es la que marcará el tono de la frase. El otro modificador solo representará ruido: un sonido que no ayuda a distinguir nada racional, salvo la motivación del lenguaje psicológico.

Se debe entender que la manera de codificar el tono es eligiendo en qué sección de las 7 se ubicará el texto y qué modificador básico se aplicará. Ahora bien, como se aprecia en el título, esto nos ofrece 28 tonos, cuando parto de que nos vamos a encontrar 56 tonos. Obviamente eso es debido a que nos falta el modificador de misterio. Este modificador es el del miedo, que debe combinarse o no con el modificador de activación: [Enredado | Diáfano]

Cuando algo está muy enredado eso genera una sensación de miedo, debido al misterio que infunde. Pero el caracter enredado no se muestra racionalmente, sino en el tono de voz. Y para entender el tono enredado debe comprenderse como una manera de interpretar los cuatro modificadores básicos, ya que, de combinarse lo hará con uno de los cuatro:

Asqueante + Enredado = Enervante, asqueroso, insultante...

Airado + Enredado = Agobiante, berserk, loco...

Hilarante + Enredado = Excitante, erótico, fascinante...

Neutro + Enredado = Pánico, miedo, susto...

De esta forma ya puedo trabajar sin necesidad de usar los signos de puntuación, exclamación, etc..., y representar las sensaciones internas de cada sujeto para procesarlas y clasificarlas a partir de sus n-gramas. Es decir, cada entonación tendrá su propio corpus, o jerga. Lo que nos llevará a un estudio más pormenorizado a la hora de activar en el rostro, y en el resto del lenguaje no verbal, lo preciso para transmitir estos elementos.

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Como esta teoría creo que está a la altura, procederé a estudiar otro tema que también me parece interesante; aunque también me planteo que es posible hacer una aplicación para calcular la capacidad que tiene un texto para enseñar toda la gama de sentimientos..., de forma parecida a lo que hice con la última aplicación.

En cualquier caso, veré si preparo un prototipo de sistema gestor de base de datos basado en el lenguaje natural para la adquisición de la mentalidad del idioma. Es decir, la gamificación que necesita una persona para aprender de manera natural a pensar en un idioma a mi juicio coincide con el sistema gestor que usa nuestro propio cerebro para meter la información. De ahí que lo vea útil.

Poco a poco lo he estado perfilando y, por supuesto, es todo coherente con todo lo escrito hasta ahora en este blog (no olvidéis que soy 100% sistémico). Así que se puede considerar como una continuación al cálculo de la adquisición básica del lenguaje. Aunque aún me queda una parte, que me supongo que vendrá después de la capacidad para inferir, y que tiene que ver con la orientación. Es decir, más allá de la capacidad que tenga una persona para inferir nuevo conocimiento con el lenguaje natural también es necesario reconocer una descripción detallada del mundo en el que se encuentra, ya que esa es la principal función del cerebro, con la consecuente división en las cuatro dimensiones para extraer de ahí las categorías que conformarán la componente principal del idioma adquirido.

Vamos, con lo poco que sabéis oficialmente considero que lo último es muy lioso. Pero ya veremos si lo acabo exponiendo... Lo mismo me da un yuyu y paso por completo. Eso de vivir en un mundo tan deprimente te obliga a pararte a pensar para qué haces lo que haces. Porque en lo relativo de "para quién" lo haces eso sí es lo complicado: mi componente principal no está bien configurada al respecto. El mundo que me ha tocado vivir me descoloca por todas partes, y eso podría afectar a mi capacidad para elegir mis tonos básicos.


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