miércoles, 20 de abril de 2022

Dejar el desierto como una patena

El ser humano es fascinante por su enorme capacidad para desentenderse y, al mismo, esa misma capacidad es la obra el miladro de la sociedad. No es posible constituir una sociedad civilizada sin el desentendimiento, porque la paz social no consiste en entenderse, sino en una forma de desentendimiento que busca materializar una misma realidad.

Aquellos que centran sus objetivos en aspectos formales sucumben por necesidad en el problema de los universales medieval que ya viene siendo investigada en las universidades angloparlantes de filosofía. En ese enfoque el origen se fundamenta principalmente en S. Agustín y lo que recupera de las discusiones entre Platón y Aristóteles sobre la realidad material del demiurgo y las ideas que moldeaba en el mundo de las ideas. Obviamente, menudo trabajo de mierda y de auténticos esclavos que por cada dos cosas que haga el Sr. demiurgo estuviera obligado a tener que diseñar otra intermedia que por sinergia exigiría un molde diferente.

En España hemos tenido la suerte de Gustavo Bueno y su jerga, como para que el problema del tercer hombre pueda ser derivado directamente de la discusión emergida con Aristóteles y su idea de circularidad en la ciencia; es decir, ya no hay un carácter descriptivo que permita correlacionar el mundo material con el mundo formal. Por supuesto, donde no existe correlación jamás sería viable alguna forma de creación; por lo que este planteamiento obliga a cuestionar la capacidad de existencia de un Creador. 

No faltarán los religiosos, es decir lo que hacen comuniones, ritos y cosas así, que defenderán una idea de circularidad en la ciencia y, al mismo tiempo, crean que ese creador trascendente y que los ritos no son meras tradiciones sino mecanismos para llegar a él..., y cuando veo esto lo que me urge es plantearme hasta qué punto son conscientes de que defienden contradicciones. Es decir, si estructuralmente una persona defiende una postura contradictoria entonces esa persona tiene la obligación de explicarse un poco mejor y no al revés.

Cuando cualquier persona manifiesta una idea ésta adquiere múltiples interpretaciones una vez puesta por escrito dentro de su contexto y tras identificar a su autor. Ya habré puesto de manifiesto que las interpretaciones son 12, pero en esta ocasión reduciré la cantidad a cuatro para que sea más fácil de entender bajo ciertas perspectivas.

Más en concreto, la interpretación del texto nunca es suficiente de cara al propio texto y hay quien creerá que las palabras constituyen el todo, que la cultura reflejan el color de todas las cosas..., cuando no es así. Hoy día es más fácil pensar cualquier otra cosa por la sencilla razón de que la tecnología se constituye a raíz de todo lo que está escrito y, por tanto, lo que diferencia al hombre de la máquina es exclusivamente en estos momentos lo que no está escrito. Así, si todo fuera lo que dice Internet, y todo lo escrito no trasciende a Internet entonces por necesidad la maquinaria de información más perfecta que gobierna Internet desde que Deep Blue ganó a Kasparov es exactamente una red de ordenadores personales.

Por supuesto este debate es muy sencillo para quien lea con atención lo que se escribe en este blog ¿Puede una máquina sustituir a cualquier persona? Eso es como decir, ¿hay en estos momentos algo que vaya más allá del texto? Y efectivamente esa correspondencia existe en la medida de que las máquinas pueden escribir en nuestro idioma mejor que nosotros mismos hoy día. Clasificar historias y documentos es la especialidad en la que me siento muy agradecido con el filólogo con el que me he estado asociando en estos últimos años. He adquirido mucha nueva experiencia, y se puede observar en las aplicaciones que subo a este blog por dónde van los tiros.

Como he estado desarrollando técnicas también reconozco y sé de las dos filosofías que hay en informática, coincidente con las dos filosofías que hay en matemáticas, y que históricamente han establecido dos formas de demostrar las cosas. Escribí mi libro dejando muy claro que hay dos maneras exactas de responder a una aseveración lógica de manera que la respuesta sea materialmente contradictoria sin perder ningún rigor. Y esto que acabo de decir aún veo que desconcierta; puedo reincidir un poco antes de continuar: dos matemáticas, una cuyo margen de error tiende a cero y otra que no tiene margen de error. La ciencia al hacer sus estudios empíricos siempre tiene, como mínimo, un error de medición, una unidad de medida; la ingeniería no. Por eso, cuando puedes reducir tus márgenes de error tanto como quieras puedes obtener un resultado más riguroso que cualquier afirmación científica - es a eso a lo que llamo "exactitud", como de hecho lo hacía Witgenstein hasta el día de su muerte. Visto así, una filosofía que tiende a errar cero puede contradecirse con una filosofía que no erra; y es ahí de donde emergen múltiples respuestas. Más en concreto, cuando nos planteamos cuestiones eficiencia la máquina que trabaja con conceptos formales nos dará resultados útiles, pero en cuanto el problema sea mucho más grande es posible que esa misma máquina no ofrezca demasiada utilidad. En esos casos tendríamos una estructura constructivista, con unos pilares mucho más solidos y, al mismo tiempo, en muchos casos menos rápidos, más costosos... Por eso tenemos problemas con la eficiencia, que no inconsistencias. El problema de NP distinto de P tiene dos respuestas posibles: si es un problema de dirección de la producción la respuesta es Sí, y si es un problema de seguridad informática la respuesta es No. Y no me he vuelto loco por decir lo que he dicho, el problema lo tienen los que se hacen los locos y los que les siguen la corriente.

Y es que el principal problema que he tenido desde hace años, cuando descubrí la doble vertiente del problema matemático, es que muchos (¿todos?) intentan ver las cosas como si existiera una única interpretación. Como si dado un texto solo hubiera una única manera de interpretarlo. Y esa forma de interpretarlo es la que marque el pensamiento dominante. Claro, si hubiera más de una manera de interpretar lo que está escrito entonces el pensamiento dominante sería muy censurador, muy alienante.

Podemos partir del problema de si las clases P y NP son iguales. Parecería que la conclusión de ese problema derivaría a una única consecuencia, cuando en realidad existen muchas consecuencias de lo más variadas y naturalezas independientes y contrapuestas. Es así que la respuesta en algunos cierres categoriales es X y en la de otros cierres categoriales es no X. Y eso es debido a que la pregunta tiene que ver con una realidad material, ya no formal, y como no todo tiene que ver con el texto, con las formas, entonces tenemos conclusiones diferentes dependiendo de en dónde se aplique la maquinaria de la resolución.

Y el problema de si P y NP son iguales no es un problema intrascendente; no es que se anule porque tiene todas las respuestas posibles ¡Ni mucho menos! De hecho, el plantearse si P es distinto de NP auguro que es el problema más importante con el que se ha tenido que enfrentar la civilización humana conocida. Por supuesto esto no es más que una exageración; porque seguro que el que inventó la agricultura hizo comentarios mucho más trascendentes y revolucionarios en su época. Pero sea como fuere, al menos desde mi punto de vista no veo problema más trascendente que el de la comparación de ambas clases.

Así que debemos partir de un puntos de vista más o menos diáfano: sin añadiduras, sin incorporar muebles decorativos..., solo para ver y otear el terreno en el que nos encontramos. Nos ubicamos, por tanto, en una habitación con o sin elefante y estudiamos sus límites. La habitación es un texto, por tanto lo primero que vemos es que no somos capaces de ver las paredes que limitan la habitación como tampoco somos capaces de antemano de imaginarnos cuántos textos podemos componer. Luego está el techo de la habitación, que es la altura de miras con respecto a lo que esperamos del texto; como también es insondable diremos que la habitación da la impresión de que nos deja en el exterior porque ¿qué utilidad tendría una habitación con un techo bajo o mal iluminada? Supuestamente diremos que nos valemos de un texto más o menos oscuro y, por tanto, la iluminación del mismo estará al gusto de su creador.

Así que cuando trabajamos con un texto nos damos cuenta de que la habitación que construimos nos deja prácticamente en el exterior. Y, es más, observamos que si todas las habitaciones fueran iguales y no hubiera ni una mota de polvo en ellas entonces no habría distinción entre un texto y otro en cualquier lenguaje. Por lo que la interpretación del texto son las manchas de la habitación.

Y me centraré en las manchas para hablar de polvo. Porque si tiramos de un microscopio el polvo se ve diferente que si tiramos de un telescopio. Visto de lejos el polvo no existe, ni tampoco la interpretación en una habitación de tamaño insondable. Y visto de cerca al menos observamos una manera de interpretar el texto; en cuyo caso observamos un desierto lleno de dunas de polvo. Lo que a ojo de un inexperto un texto es de interpretación única a ojos de un filólogo al menos alberga una infinitud de posibilidades.

Y es ahora cuando describo las múltiples clasificaciones.

Podemos partir de un texto religioso, por ejemplo, y sabemos por experiencia que siempre existirá una interpretación literal y otra figurada. Es decir, se dice que los nacidos bajo la mentalidad ásperger ven la vida de manera más literal, mientras que el resto de una manera más interpretada. Eso quiere decir que, como hay tan pocos ásperger, a medida que vayan ganando experiencia y éxito social, éstos podrán relacionarse con el resto con una ventaja interpretativa: verán el mundo desde su punto de vista y aprenderán cuál es punto de vista ordinal a base de hostias sociales.

La mayoría de las personas creen, muy burdamente, que cada texto obedece a una interpretación única, que es la legítima. El problema es que aunque partamos de una interpretación que sea la más legítima, ésta puede cambiar a lo largo del tiempo en lo referente a su utilidad. Cuanto más férrea sea la interpretación de un texto menos dura su uso, menos es su carácter memético.

Y no es cuestión de decir que la interpretación menos literal es la que más dura, sino más bien que el hecho de que existan varias interpretaciones es lo que hace que sea más memético - siempre y cuando esa manera de exponer los conceptos no vulnere la estructura fundamental que alimente al mito, o al meme en general.

Digamos que si el texto consigue hacer creer que su interpretación es única, cuando en realidad es una habitación llena de polvo, entonces el propietario de esa habitación podrá cederla a cada uno de los visitantes para hacerles creer que la estancia ya es de su propiedad. Todo lo que creen lo harán a partir de ese texto, y montarán sus pilares a partir de lo vivido de ese texto. Ya ha conseguido mimetizarse, porque alguien dejó el desierto como una patena.

El lector se dejó engañar creyendo que la obra artística solo tenía un único significado, para así atribuirse el regalo que ofrece ese conocimiento. Un ejemplo de todo esto se encuentra en la filosofía que hay detrás de lo que llama dadaísmo; que muchos han criticado por ser demasiado abstracto, y otros defendemos que tras el dadaísmo hay una estructura que se repite bajo formas informes que aparentan tener un significado que solo el que lo ve/escucha/percibe considerará exclusivo. Lo tenemos en las canciones de Mecano y su aparente única interpretación, o lo vemos en cualquier escultura que llamarían Venus solo porque los moldes intentan recordar la figura de una mujer.

Visto así no hay significado en la medida de que la habitación no tiene límites bien definidos. O en la medida de que el significado depende del tipo de instrumento que estemos usando para escoger los significantes más significativos. Una mota de polvo es un buen significante cuando lo discriminamos como un significado al completo. Dos motas de polvo esconden un significado que oponen a dos significantes como lo habría definido de Saussure: si reconocemos dos interpretaciones entonces vemos dos signos con un significado propio; y este conjunto bien podría convertirse en un nuevo significante.

Así tenemos un texto bíblico como cuando nos cuentan que Dios le dijo a Abraham que ya no tenía que matar a su hijo. De ahí emergerán varias interpretaciones siempre sometidas al mundo del autor:

1) Un señor con barba le dice a un señor con barba que ya no tiene que matar a cuchillo a su propio hijo.

2) Un señor con barba nos puso de ejemplo que no hay que tratar a ningún padre más que a él y que nada ni nadie es más familia que él mismo.

3) El autor intenta decirnos que hay un ser superior a todos nosotros y que no podemos cuestionarle.

4) El autor usa la pedagogía para propagar mejor sus ideas políticas poniendo de ejemplo cómo reaccionar ante un dilema.

Si nos damos cuenta no puede haber más de esas metaclasificaciones; no más de cuatro. La más literal es la que se cuestiona menos, por eso la llamo literal, la siguiente he llegado a escuchar que es la visión figurada; las otras dos bien podemos decir que una es emic y la otra etic. Y así tenemos cuatro visiones con respecto al autor.

Huelga mencionar que cuando disponemos de una buena herramienta para examinar lo sucias que están las baldosas al final estaremos abocados a solo ser capaces de examinar una o dos losas, porque si el nivel es tan preciso a la hora de elegir la mota de polvo no es de extrañar que el primer paso nos lleve a todo un mundo de posibilidades. Y claro, lo dicho hasta ahora solo permite cuadrar la habitación entre los cuatro puntos cardinales - poco más. Y la habitación desde arriba...

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Acaba de explotar el diferencial debido a la tormenta... Tendré que hacer gestiones...

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¡Menudo petardazo en el hospital! Gracias a que tengo una SAI no tengo que lamentar nada; aunque lo lamentable es que tan pronto como el hospital automáticamente se repuso no solo he tenido que pedírselo a los de seguridad, sino que además una hora después tuve que llamar expresamente para comprobar cómo los de administración habían pasado de mí al completo. Ningún, ¡ay, lo siento! Tampoco les exigí nada: no es que el hospital sea un caos, el problema es que en la cadena de mandos no hay responsabilidad; ¿quién falló en el proceso de comunicación? Estructuralmente la gestión hospitalaria es mediocre, o peor todavía. Razón por la cual la gestión está privatizada.

Ahora solo diré la reflexión final que me quedaba para finiquitarlo todo...

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Cualquiera que haya leído mis reflexiones podrá pensar que la manera que tengo de clasificar las interpretaciones no ofrece la idea de que exista una cantidad infinita, e incluso infinita no enumerable, de interpretar un mismo texto. La cosa es que si la cantidad de maneras de interpretar un texto no fuera infinita no enumerable entonces ello implicaría a que la interpretación filológica se somete a un modelo descriptivo, el cual sería asumible por un computador (la enumeración o codificación del texto). En tal caso diríamos que el texto es suficiente como para entender el contexto, y no al revés - que es lo que vengo diciendo siempre.

Pero claro, si el número de interpretaciones fuera una cantidad finita por el contrario significaría que no necesitamos un lenguaje para desarrollar la parte etic y la parte emic de las interpretaciones. Esto es, la parte emic puede recordar a la psicología, mientras que la parte emic a la filosofía; que serían las dos grandes ramas de la filología en su desarrollo filosófico. Por supuesto, la psicología no se puede reducir a las notas que apunta un psicólogo en su bloc, o a los tests que se rellenan. De la misma manera, si el contexto está por encima del texto entonces la filosofía tampoco es rama de la filología, ni al revés.

Así que, dicho mal y rápido, debe haber una cantidad infinita no enumerable de posibles interpretaciones y, por otro lado, una cantidad infinita enumerable (codificable) de interpretaciones a partir de un modelo filológico que funcione bien. Ese modelo es como la elección de una máquina que tiende a ofrecer un resultado con un margen de error en su rigor tendente a cero, porque a medida que lo no enumerable se localiza automáticamente puede ser incorporado dentro de los estudios de filología.

Esto último es como decir: "Ponme de manera bien definida todo lo que no sé", y en cuanto me digas algo como ejemplo que no sepa, en cuanto me lo definas bien ya lo sabré, por lo que entra dentro de todo lo que hasta ese momento sé. Así, si se me dice que no se puede encontrar ningún ejemplo de algo que no sepa, porque tal ejemplo se vuelve efímero en su uso, entonces podría decir que técnicamente ya lo sé todo. Y, si bien, en muchas ciencias esta reflexión carece de sentido, al menos en la filología es factible manejarse así: dime qué interpretación es la que no queda incorporada, y en cuanto me la digas y sea un contingente la incorporo dentro de los estudios filológicos. De ahí que el margen de error tienda a ninguno, porque es un tecnicismo decir que el modelo no aborda cualquier posibilidad.

Así, por último, solo quería comentar que encontramos como cuatro metaclasificaciones solo al estudiar al autor. Ahora bien, no nos centremos en el autor exclusivamente: el autor es el emisor de un mensaje, lo que quiere decir que habrá un receptor que se volverá a su misma vez autor del mensaje en la medida que debe generar una idea de lo que tiene el receptor como "idea de autor". Es decir, lo que nos decía Umberto Eco sobre que el lector tiene un autor ideal. Por otro lado, no me quedaré aquí, porque ya habré comentado y se habrá visto en mi libro "Luces y espectros" que no existe un "autor ideal" en el libro porque éste se compone de un intento de crear al menos cinco voces que evolucionan en cuatro etapas de madurez (veinte voces). Por lo que es como decir que si yo, como autor, hubiera conseguido el efecto que creí observar en la novela "Juego de Tronos" entonces tendríamos una veintena de autores ideales en un mismo libro. Y nos podemos imaginar que cada autor dispondrá para su capítulo pertinente unas cuatro maneras de interpretar cada extracto, para hacer un resumen del mismo un tanto más o menos literal.

Por eso, solo al leer una novela que se maneja con no un único héroe, sino con un héroe por cada trama principal (como cuando toqué Sonrisas y lágrimas en el estudio de los 8 pronombres, y expliqué la aparición de subtramas donde el pronombre del yo pasaba a terceros), automáticamente dispondremos de múltiples interpretaciones. Por ejemplo, seremos más literales con la vida de Josué en el Antiguo Testamento, pero más figurativos con la vida de Moisés, ya que ambos profetas se parecen bastante y, al mismo tiempo, uno de ellos es aún más sospechoso de no haber existido que el otro.

Para cuando nos hayamos hecho un esquema figurativo de hasta qué punto podemos ser más o menos literales en la lectura de un documento en base a sus héroes, que son la voz escogida por el autor, descubriremos que si el autor fue capaz de transmitir el documento con la suficiente calidad estructural entonces habrá conseguido generar un meme en la propia narración, de manera que el lector se sentirá autor de la obra; ergo, tendremos que incorporar la interpretación del lector desde su punto de vista más emic. Y eso nos lleva a la muerte del autor, no por la trivialidad del uso del lenguaje, sino por la complejidad de la estructuración de su literatura que provoca que el lector quiera ocupar su lugar.

Visto así, para cada lector diferente que tenga una obra memetizable (o mítica) habrá una nueva clasificación dividida en sus cuatro categorías; por lo que así ya podemos comprender porqué es como la arena de un desierto lo que el lector cree que es una habitación más limpio que una patena.


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