jueves, 9 de diciembre de 2021

Los arcanos protoestatales

El estado es la figura jurídica que recoge la seguridad que tiene un colectivo a que se aplicarán sus leyes. Cuando el estado no está confeccionado de manera expresa, y es resultado de tradiciones, se suele decir que la figura del estado no es existente - cuando lo correcto podría ser decir que se basa en fundamentalismos, si expresamente la sociedad optó por un modelo religioso.

Ahora bien, si los individuos mantiene una relación como de cordialidad basada en las costumbres y demás tradiciones, sin reconocimiento alguno de una figura estatal que vigile su cumplimiento, se suele decir que se trabaja dentro de un pueblo sin estado, o cuyo estado es demasiado primitivo como para controlar las eventualidades y que, en definitiva, puede reaccionar de manera violenta ante situaciones imprevistas. De ahí que haya guerras, violaciones de tratados, de principios, acoso a los más débiles, etc...

Sin embargo, según mi jerga, allá donde nace la propiedad nace el estado. El trabajo que se ejerce sobre un territorio es suficiente importante como para que un bárbaro, un extranjero, pueda valerse de él sin que nada lo frene. Se levantan muros hacia el exterior para proteger el trabajo de tu pueblo, pero también se empiezan a levantar muros en el interior para distinguir clases sociales y crear estamentos. Aún así, la idea de estado puede quedarse demasiado primitiva, sin tomar en cuenta las eventualidades.

Es lo que ocurre con, por ejemplo, un mal padre: le da un recado a su hijo y el hijo le pregunta al padre qué debe hacer si ocurre cierta eventualidad; entonces él se cabrea y se pone violento exigiendo al vástago que cumpla las órdenes sin preguntar. Entonces cuando ocurre la eventualidad en vez de asumir la responsabilidad vuelve a echarle la culpa al hijo por no haber previsto la circunstancia. Ese tipo de potestad basado en la irresponsabilidad del poderoso desvirtúa el poder del estado familiar, y entonces es cuando no se pueden formar fundamentos jurídicos en los actos llevados a cabo.

Cuando estas cosas ocurren podemos decir que los comportamientos son expresables por documentos oficiales y susceptibles de hacerse trasparentes en realidad se tratarán de arcanos, arcanos que definirán una forma anterior al estado, una especie de protoestado.

En los protoestados sigue existiendo un estado opresor con el monopolio de la violencia, que muy probablemente se regirá por una sociedad comunitaria (familiares y amigos muy cercanos) antes que por una comunidad social (personas que se juntan para cumplir un proyecto común). Así, los miembros de ese protoestado conforman grupos tribales que podrían crecer hasta conformar feudos, o incluso fueros; como ocurriría en la España visigoda, cuya cultura de estado era árabe y los virreinatos cristianos tenían un cierto carácter protoestatal, como un proyecto de futuro de crear una suerte de España, pero sin una idea bien definida y conjunta que hacer realmente oficial.

Esos protoestados pueden valerse de una suerte de documentos, pero como no hay compromiso público, trasparente/oficial, la validez de los mismos se acabarán dirimiendo igualmente bajo cruzadas, peleas y cuestionamientos... Por lo que se regirá principalmente por comportamientos arcanos, por encima del código deóntico establecido por la filosofía o la comunidad.

Hay quien considera que los protoestados no son estados, como si no hubiera violencia o una reclamación oficial por una idea que tenga el señor propietario. Ciertamente tiene lo duro de los estados y lo caótico de no tener estado. Pero existe un estado en el mismo instante en el que el señor puede asesinar a tus hijos y observar cómo los vecinos, simplemente, se apenan.

Allá donde hay una propiedad reconocible hay un estado.

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Por eso suena interesante la valoración que hace Propp sobre estas sociedades protoestatales; en sus estudios sobre los orígenes sobre la leyenda de Edipo quiso separar el origen poético del origen folklórico. Es decir, el origen folklórico de la leyenda que dice que un muchacho mataría a su padre y se casaría con su madre supone un trauma asqueroso incluso para los propios griegos, y habría que intentar dilucidar cómo es posible que esa obra se convirtiera en un éxito como hoy día nos lo parece historias como Titanic o Drácula.

La explicación de Propp en lo referente al origen folklórico es brillante: primero se centra en sociedades donde los hijos acaban compartiendo el reino con sus padres, para irlos apartando dentro de una estructura patriarcal; por lo que la costumbre no escrita tendería al regicidio, o a la idea de la amenaza que supone el varón para el padre. Es decir, el origen del patriarcado en los protoestados hace que el varón tienda a ser asesinado, o apartado, para que no sustituya al padre y regente el reino con su madre en cuanto se haga mayor.

Así, parafraseo malamente a Propp, en los sistemas protoestatales las predicciones de los oráculos se transmiten a través de arcanos, en sustitución de un buen análisis político. Por lo que la historia de Edipo acabaría siendo completamente habitual y una predicción nada bizarra.

Por otro lado, observamos cómo el patriarcado va cambiando su rostro a medida que el estado se va haciendo más y más trasparente: la costumbre de proteger a la mujer y centrar la mirada en el sacrificio del varón se mantiene en Titanic, así como peculiaridades ultramachistas como que la mujer decida suicidarse en la historia de Drácula, con sus hijos... Bastante normal. Hasta hoy día esa clase de aberraciones se observan en los titulares de los periódicos: si el hombre mata es lo que es, un asesino, pero si mata la mujer antes se atiende a la contingencia de que lo haya hecho suicidándose para así disculparla de su decisión libre.

El patriarcado, por tanto, como explica Simone de Beauvoir, se transforma - ya no es el modelo protoestatal del padre que hereda su patrimonio al hijo, se convierte en una descripción arcana de cuáles son los roles que le corresponden a cada persona a partir de cuál es su sexo; y en el modelo patriarcal el protagonista es el que puede ser asesinado más fácilmente, la que representa el segundo sexo es protegida, sólo regenta la historia en compañía del varón.

La idea actual de estado, sin embargo, se acerca más a modelos policiales donde el poder ejecutivo se mueve bajo una suerte de desmanes y quieroinopuedos. Poco a poco se refleja la dictadura institucional donde el verdadero ejecutivo se mueve por los intereses de las instituciones y la dictadura militar de las inteligencias del país. Lo que quiere decir que existe una idea de democracia aún no desarrollada que permitiría que el estado adquiera una consolidación en trasparencia y aplicación de las normas de la que hoy día sólo podemos teorizar.

Aún hoy día podemos ver cómo el dictador puede mandar asesinar a alguien en mitad de la calle, y parece que lo máximo a lo que podríamos aspirar es a presentar protestas; se dice que en EEUU se puede incluso iniciar una demanda... Pero ya digo que todo eso está muy oscuro hoy día, y no todo el mundo se puede permitir el lujo de "demandar", porque podría perder su casa, o acabar en la cárcel incluso al no poder pagar la contrademanda que pierda. Insisto en que el modelo actual es terriblemente turbio, y hay quien lo considera "democrático".

Era broma. Desgraciadamente los borregos habituales a esto lo llaman democracia, no es que "haya quien lo considere así", es lo normal.


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