viernes, 27 de marzo de 2020

La ironía de lo que pasará después

Anoche soñé en ese lugar diferente, visitando un lugar arqueológico que me recuerda a mi ciudad, pero cuyas ruinas y boquetes no coinciden en absoluto. Soñé que volvíamos a salir, volvíamos a quedar en las calles y formar grupos - aunque aún seguíamos separados. Y la mayoría optó por quedarse en casa.

Obviamente eso no pasará inmediatamente para cuando acabe nuestro estado de alarma. Seguro que muchos saldrán a celebrarlo; pero, como pasaba en mi sueño, serán crupúsculos aislados. Nada será igual.

Y, mientras tanto, me veo en el dilema de qué haré en Abril: si termino con mi actividad en la tienda podría (en teoría) optar por una ayuda muy sustaciosa. Pero sólo durará en el estado de alarma, y lo que realmente me preocupa es el continuo acoso y bulling que sufro desde las administraciones en el hospital. Y para cuando todo acabe me habrán vendido - tengo miedo de que esa mafia acabe "administrativamente" conmigo; se dediquen a buscar formas de destruirme. Cosa que pueden hacer fácilmente, sobretodo si tienen tiempo libre para actuar sádicamente. Y lo tendrán, y tienen esos instintos.

Es irónico: porque puedo construir una historia bien definida al respecto. En la universidad sostenía la teoría de que la ironía era un simple rasgo de oposición de un elemento cuando se disfraza de otro elemento. Como una comparación, pero centrándose en los rasgos de oposición. La comparación es al sinónimo lo que la ironía es al antónimo. Y para conseguir tales recursos sólo había que coger dos objetos al azar.

De esa manera tan..., centrada en los objetos, como fetichista, era la manera que tenía a la hora de dirigir mis historias entre mis ganchos, actores... "Tú eres como la hebilla del cinturón, y tú serás como la correa misma. Vuestra relación consiste en...". Usaba objetos para conformar historias en base a la idea romántica que se tiene de éstos.

Esa técnica, de por sí, me funcionaba bastante bien. Y me daba cancha para dar y tomar.

Ayer he tenido la oportunidad de desarrollar mi nueva teoría estudiando un anime: Porco Rosso. La gran pregunta que aún no había resuelto con mi idea del género único era cómo podía determinar el ámbito en el que trabajan los segmentos de tiempo en la historia: los ladrillos de consciencia dependientes de cada momento de la historia.

Quise imitar la notación de Propp, y la perfeccioné. Pero es demasiado rígida para lo que en realidad hago: lo que hago realmente es una y otra vez evocar a las mismas letras E, I, J, P. Una y otra vez siempre las reutilizo: como entendiendo que una misma frase escrita palabra por palabra dentro de una misma historia, en cuanto a que se encuentre dentro de una E y la otra dentro de una P, por necesidad, significarán dos cosas diferentes. Como si internamente, no por las palabras usadas, se concibieran sus conceptos de manera distinta.

Así es como funcionan los ritmos. Y puede que no sea un experto en música, pero así funcionan los ritmos. Componer en 4:4 funciona exactamente así. Ya habré compuesto en 3:4 para romper con ideas diferentes, pero empecemos con la ortodoxia antes de estudiar las anomalías. La regla general aún es para mí un misterio, incluso si existe como tal dicha regla. Por el momento me huelo que voy por buen camino, nada más.

Además, la palabra "ironía" es definida desde dos campos completamente diferentes: la filología y la informática. Los filólogos estudian la ironía a partir del significado de sus elementos y el uso que se le da (su pragmática), mientras que los informáticos, al no poder trabajar con la pragmática, lo estudian dentro de su corpus a través de un estudio de frecuencia de uso de palabras.

A un ordenador puedes engañarle escribiendo "nepe", pero los algoritmos no son gilipoyas: en realidad son capaces de adivinar muy fácilmente por el contexto que te refieres a una palabra obscena y, con el tiempo (no hoy día), podría adivinarse con nuevas técnicas que existe una palabra cercana que significa lo que significa.

La ironía que pretenda transmitir la palabra "nepe" lo pillará a la primera el filólogo pero no será apercibida tan fácilmente por el informático. Por eso adquiere dos significados diferentes.

Ayer descubrí que "Porco Rosso" fue apercibida por su autor como una historia de amor, se basa en un cuento famoso ("el cerdo encantado") que ya analicé en este blog diciendo que era del tipo thriller. En otro análisis consideré que lo lógico es que las historias de amor sean o heroicas o folklóricas, pero que no tenía sentido que fueran thrillers o fábulas. Obviamente, en mi análisis del género límbico hacía falta pormenorizar estos detalles tan contradictorios.

En "Porco Rosso", si mis análisis no son falsos, vemos cuatro partes bien diferenciadas que se comportan como un cuento heroico: va sobre un héroe de guerra según mis análisis. Sin embargo, cuando observamos las tres primeras partes las escenas se pueden agrupar en secuencias que se rigen en un ritmo de cuento maravilloso; la historia de amor. Asímismo, cuando llegamos a la última fase del cuento heroico (el desenlace, la parte Ilusionante), el ritmo de la historia de amor se rompe y pasa a convertirse en un cuento heroico. Sin ir más lejos, encaja con la historia: la última parte es, dentro del sentido de la historia, lo menos romántico que hay, y la mujer que representa el nexo con la historia de amor se le ve contrariada por tener que asumir que "los tíos" tengan que jugar a ver quién es más machito.

Así que, con sorpresas, diría que mi teoría del género único sigue adquiriendo forma y sentido. Poco a poco voy comprendiendo mejor cómo funcionan esos rasgos y también voy comprendiendo mejor el significado de lo que es una ironía.

Para cuando acabe todo esto lo único que me podría salvar de la quema es que encuentre un trabajo, o alguna clase de medio para escapar del negocio que tengo en el hospital. Por el momento he dejado de invertir, estoy en la indecisión de no saber si empezar a liquidar o si debo aguantar. Para esta clase de decisiones no hay historias que te cuenten cómo afrontar tales retos.

Haga lo que haga algo irá a peor: si invierto saldré escaldado, si no invierto no tengo adónde ir o qué hacer. Y yo, si no trabajo, no soy persona.




No sé qué hacer. Esta historia no tiene ningún fin válido.

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