lunes, 21 de diciembre de 2020

Depresión, bloqueo...

Con la que se nos viene encima ya debería estar más preocupado en ser un poquito más prolífico..., pero no, ni tengo pensado desarrollar mi imagen de marca, ni parece que tenga ganas de nada.

Esas luchas con tal de configurar el micrófono tampoco es que me tiren para atrás, porque tengo otros equipos con los que puedo montarme los vídeos y, además, con mucha más calidad. Pero si no lo hago es por otro motivo..., es como una cierta sensación de depresión - o algo. Es como si estuviera decaído.

Y esa sensación es extraña: que no tenga fuerza para ponerme a programar, a resolver cosas nuevas, etc..., es como si no tuvieran razón de ser, como si no valiera la pena. Podemos engañarnos sobre lo que nos empuja, pero visto lo que nos viene encima el año que viene... Cuando volvamos de navidades tendremos monotema, pero de verdad.

A ver si la sociedad y su civilización aprende a vivir con el puñetero bicho, y conforma un gobierno mundial; un estado global - la primera internacional en la historia de nuestro planeta. Y, por supuesto, a ver para cuándo reconocen la labor de los que realmente aportan a la sociedad, por encima de corporativismos, y otras sociedades absurdas.

Al fin y al cabo, superados los corporativismos aún hay perspectivas políticas erróneas, pero al menos no son tan salvajes como defender a los de tu familia, hermandad o amiguetes. Suena tan triste... Quizá por eso estoy deprimido: porque no hay espectativa de futuro, no creo en el mercado. 

Si pudiera hacerme responsable de mis fracasos..., si por esforzarme pudiera escapar del proletariado... Pero la gente está convencida de que no existen esas clases sociales, de que los esclavos pueden dejar de serlo cuando quieran. Cuando este esclavo ya ha conseguido los más grandes logros y no ha sido reconocido, cuando este esclavo fue reconocido por su capacidad para dirigir revoluciones - ya sea liberales o socialistas. Aunque quizá no sea para tanto.

Sé que para constituir una figura revolucionaria sólo hay que iniciar un viaje como el que hizo Mao: la revolución de las flores. Sin embargo gracias a las nuevas tecnologías es factible imitar ese viaje de otra manera: y es que es así como probablemente Jesús de Nazaret se hiciera con su revolución personal.

Esta mañana, mientras venía andando, pude repasar los rasgos comunes del héroe, y que no fue citado por Campbell: la abnegación y el ejemplo que da con ello. El ir de un lado para otro ofreciendo sus servicios con abnegación, entendiendo a las gentes, como hizo Ernesto Che de Guevara cuando visitó Iberoamérica (y así arrebatarle la imagen a Fidel Castro como revolucionario). El gesto de la abnegación supera con creces cualquier ideología de ninguna secta, y es la única manera de ver a distintas gentes, de distintas etnias, seguirte desde sus fueros más personales.

Por eso se me antojaba de que Jesús de Nazaret pareciera un líder comunista; que fuera reconocido no por hablar del reino de los cielos, o adorar a Dios, sino por promulgar principios éticos materialistas. Es decir, por dirigirse a la gente e ignorar a Dios, para usarlo como herramienta para llegar a ellos. Jesús, por cómo fue su historia de triunfo, pareciera más bien ateo. Alguien que promete un reino fuerte e independiente, con un símbolo común..., pero que centra su discurso en la unión y la comunidad, en una ética de liberarse del yugo romano y de las malas tradiciones judías - o sus malas interpretaciones.

Pero nada, aquí me veo yo: seré testigo de la autodestrucción de esta civilización por querer enrocarse en corporativismos, negocios turbios de vacunas, medios de comunicación absurdos, cadáveres políticos con remanente de poder... Y me siento pesado, viejo... Con pocas ganas de culminar proyectos que me son triviales y que, en el fondo, tampoco sé si me van a aportar nada..., que será como probar a intentar algo, para luego probar a intentar otra cosa, y luego otra, y luego otra...

Ya estoy viejo, todo eso cansa. Y, con la humedad y el frío, ha vuelto la ponzoña a mi pie. Un triste recuerdo de que cada paso que dé será un acto de confrontación continua entre mi voluntad y...

Para acabar con esta pesadilla tendrán que reconocer que si hay cien gobiernos haciendo cada uno una cosa diferente para un problema en el que todos debemos estar igual de enfrentados a él entonces sólo uno lo está haciendo bien o mejor, y el resto directamente mal al no adoptar la mejor política.

Pero esto ya llegará el año que viene..., supongo.

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