lunes, 23 de noviembre de 2020

La eliminación de lo coercitivo en el Estado

 La entrada pasada fue realista, ahora toca algo más utópico - aunque creo que tangible: cómo hacer un estado ácrata. Esto es, asesinos siempre habrá, así como ladrones, por lo que un estado siempre deberá tener jueces. Pero, en la medida en el que se dediquen a interpretar las leyes del Pueblo, bien se puede valorar su función dentro de la parsimonia de lo que todos deseamos sin excepción.

El que roba sabe que hace mal, asímismo, sólo el psicópata podría poner resistencia a su reinserción. Pero ya habré comentado sobre la necesidad de reconocer según qué figuras dentro de las fuerzas de seguridad, para actuar cautelarmente y, acto seguido, ceder a esta gente a disposición de un psicólogo experto.

Ahora bien, la violencia no es sacar un arma cuando estás obligado a sacarla, ni tampoco es violento disparar cuando estás obligado a hacerlo. Lo coercitivo existe cuando tienes la elección de serlo o no, y esa es la función de un poder ejecutivo, que decide lo coercitivo que será. El Gobierno sobra en esta fórmula.

De la misma manera, siempre es posible hablar de funcionarios que adoptan decisiones que pueden implicar violencia, esta clase de cargos están mal definidos - deben ser localizados y pulidos. Nadie debería tener el dilema de si alguien sufre o no.

Esto pasa por, por ejemplo la pena de muerte: siempre en contra. Pero en cuanto a los juicios sumarios (que una fuerza especial acribille a un criminal armado incluso a sangre fría para asegurar la zona) estaré a favor, porque la Defensa no es una opción.

Una vez entendidos estos matices: como que Che Guevara no era un asesino, o que la OTAN es una organización terrorista... Y, como dijo el Che cuando los barbudos invadieron La Habana, ahora es cuando se empieza la verdadera Revolución.

--

Hace años en informática se hizo una revolución que aún sigue vigente: el modelo cliente-servidor. Hasta entonces los ordenadores y sus redes se fundamentaban en el sistema maestro-esclavo. El sistema maestro-esclavo significaba que una máquina se apoderaba al completo de otra máquina para usarla como si fuera un dispositivo más. De ahí nace el sistema monolítico de computación donde absolutamente toda la información se almacena en un único equipo, al cual accederá también el propio usuario. Todo centralizado.

El modelo cliente-servidor incorporaba una filosofía: tú me dices qué y yo te digo cómo. El cliente tendrá una aplicación para que se le muestren formularios y documentos, mientras que el servidor almacenará las bases de datos y atenderá la información contextualizada de toda la red. De ahí una nueva revolución: el que te dice lo que quiere no es tu amo, ni tendrás que rendir cuentas ante él; sólo es una pieza más del engranaje.

--

Puedo decir qué es lo que espero de un cargo público: su función expresa debe ser una descripción de porqué existe. Como decía JFK: "no me digáis qué esperáis de mí, me tenéis que decir qué me ofrecéis". El cocinero en la casa presidencial se le ofrece al presidente y le dice: "yo le cocino". "Bien", le responde el presidente, "ocupas un puesto adecuado". El segurata en la casa le dice al presidente: "yo le protejo a su familia". "Bien", le responde el presidente, "ocupas un puesto importante"... Pero en el mismo instante en el que llegue un burócrata y le dice: "¿Qué espera de mí?", el presidente debería poder decirle: "A la puta calle".

Pues bien, los presupuestos ya no serán manejados por un gobernante - no habrá un jefazo que los ejecute. Esperamos que el proceso se haga por la propia interpretación de las leyes, y que los agentes que operan el sistema actúen de manera autónoma en favor de la interpretación de los jueces.

Por ejemplo, un juez se dirige a un par de funcionarios de apoyo judicial y les dice que tienen que escuchar lo que diga el acusado con su abogado, y comunicárselo al juez por si llevan a cabo alguna clase de gestión ilícita, pero sin vulnerar su presunción de inocencia. "¿Y cómo se hace eso?", dirá el que no sabe cuál es su cometido: "significa que si es crimen organizado tal vez aproveche el preso para dar instrucciones ilícitas a su abogado para borrar pruebas o para extorsionar a testigos".

Esta clase de aclaraciones hablan contra el funcionario y no contra el juez: son motivo de poner en entredicho la posición del funcionario, no la del juez.

Cuando se define el cargo de un funcionario lo que no hay que hacer es decirle cómo debe trabajar. Esto es porque la carga del trabajo del profesional debe ser competencia del profesional mismo: si se tiene que poner de baja, si le toca vacaciones, si debe ausentarse por causa mayor..., nada de eso le importa al Pueblo. La única razón por la cual el funcionario trabaja es porque forma parte de un equipo que debe garantizar una serie de servicios, y esos servicios están contemplados de manera expresa en la ley que define el cargo. Junto con tales servicios se entiende que la ley deberá incorporar quiénes son los que auditan el cargo internamente y quiénes externamente. Pues ante las auditorías la coerción y la inspección vertical no son necesarias.

La auditoría interna son los estándares de los que se vale el coordinador del grupo para dar fe de las calidades que hay en el trabajo de los funcionarios. Por ejemplo: la ley del enjuiciamiento criminal, en su mayor parte, no debería ser una ley, sino un estándar. En la medida de que un juez en su tribunal se atenga lo mejor posible a esas normas será mejor expedientado, pero nunca multado - porque un estándar no es más que un reglamento consultivo, un compendio de prácticas de buena conducta.

Por otro lado la auditoría externa es un criterio arbitrario adoptado por un ente externo. En la medida de que haya disidentes, el trabajo de los organismos públicos se pondrán en cuestionamiento. Por ejemplo: lo que sí debe ser ley en un juicio es la relación que hay entre jurado y juez, porque dependiendo del jurado elegido y del tipo de juicio, el jurado debería tener un simple poder de veto a la manera poco autoritaria que haya tenido el juez de dirigir su juicio. Y ese veto no se tiene que justificar, más allá de que sea resultado de alguna calidad de mayoría.

Por tanto, existiendo dos mecanismos de control de la promoción, no es necesaria ninguna figura coercitiva que te diga cuándo trabajar, cómo, cuánto cobras, qué multa te ponen, etc... Cuando la responsabilidad es colectiva la carga de trabajo recaerá sobre el colectivo, así como la responsabilidad de no llevarlo a cabo correctamente. 

Un estado capaz de cumplir los requisitos de calidad total (como el Iso 9000) y, además, que no sea coercitivo, está preparado para ofrecer un servicio operativamente democrático.

Es por ello que la verdadera función de un Gobierno socialista es convertir las leyes históricas en estándares y reducirlas a la mínima expresión, para que los legisladores se centren sólo en determinar qué esperan del cuerpo de funcionarios, según corresponda.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

Entradas populares