jueves, 21 de mayo de 2020

Cuando es poco

Sólo se roba cuando se hace poco, sólo se mata cuando se mata a no más de unos pocos, sólo es molesto el que se manifiesta un poco o con unos pocos. Cuando los hinchas inundan las calles quemando las papeleras se les da cancha, cosa distinta que cuando los "perroflautas" levantan las manos enseñando "sus armas". La corrupción sólo cuenta cuando se investiga, y la alta corrupción que exige más de un año de investigación es ilegal de investigar en España. Y así...

Cuando es poco cuenta. Cuando es mucho no se lanza ningún estado de excepción, ni alarma, ni nada... Cuando el mafioso tiene miedo de perder el poder entonces sí se plantean esos debates y congresos. Pero tan pronto como nos encontramos en un estado de excepción aprovechan para cometer más ilegalidades, en vez de ser más rigurosos - como políticos que son. Ése es el papel del poder ejecutivo: caciques y tiranos. Su verdadera naturaleza.

Las multas son recurribles cuando el sujeto está dentro del aparato del sistema: el policía no paga, el médico no espera, el inspector de Hacienda no paga... Y esto es extensible a su familia y amigos más directos. Y amigos no tan directos...

Cuando la infracción es poca y eres del sistema entonces no cuenta, cuando la infracción es mucha y no eres del sistema entonces tampoco cuenta. Así funcionan TODAS las socialdemocracias.

Pero claro, ¿hay excepciones...? Es posible. Pero todas sucumben en la misma fórmula. Y es deducible que se trata de un esquema idiosincrásico: la partitocracia se impone en una socialdemocracia. La tiranía se impone en la partitocracia. El clientelismo se impone en una tiranía. Las mafias discretas institucionales alimentan el clientelismo. Se trata de una implicación material.

Cuando es poco lo que se pide y para grandes cantidades de personas parece una forma de altruísmo, pero eso se puede transformar en nacionalismo, y el discurso vuelve a ser una forma de odio encubierta. Es la evolución del clientelismo a algo que va teniendo un formato más reconocible: es cuando hay un "ellos" entre nosotros, los que "nos roban". Y claro, no va a existir una frase clave que al decirla podamos identificarlos: porque esos nacionalsocialistas son unos "ellos" que "nos roban" en cuanto ocupan el poder. Mediante su dogma han creado la distinción y el robo institucional, el robo legal.

Pero el nacionalsocialismo, que no es sino una extensión necesaria hacia lo que sucumbe cualquier socialdemocracia, aún puede evolucionar en su absurdo: si tuviera una máquina propagandística que enmascarara el dogma de que "ellos nos roban", de manera que ayude a que se retroalimente (como ha estado pasando en Cataluña, y aún no se ha remediado), entonces tenemos ya una maquinaria nacionalsocialista sectaria. Y, como pasa en todas las sectas, en cuanto empiecen a aparecer cadáveres deberá tener una manera de reaccionar ante la disonancia cognitiva.

Y es ahí donde falló el "procés", según parece no hubo un Himler capaz de meter los cadáveres debajo de la alfombra porque no hubo cadáveres (supuestamente). También es cierto que hasta que los rusos no llegaron a Mathausen y esos lares no se percataron de que la guerra ocultaba tales horrores. Pero eso es lo que distingue al fascista del falangista: el falangista, ya sea por Dios o por España, no asume el holor a muerto. El falangista se cree que obra por el Pueblo (sin el Pueblo). El falangista es un déspota ilustrado que defiende el nacionalsocialismo y, por ello, necesita una maquinaria propagandística, una facha.

Pero el fascista va más allá. El fascista huele a cadáver, tira por la cal viva. Franco huele a cal viva aun después de muerto - así como Santiago Carrillo. El fascismo tiene una cara inapelable con respecto a la muerte. Y sí, tarde o temprano el falangismo se convierte en fascismo, así como todos los partidos sectarios nacionalsocialistas tienen su equivalencia falangista en lo que se refiere a calidad democrática. Que sean cristianos, islámicos, estatistas, centralistas, periféricos, insulares, soberanistas..., todo eso son distintos colores para las mismas cortinas.

Cuando la vulneración de la ley se hace en pequeñas cantidades la ranita no nota el cambio de temperatura, y no salta de la olla. Sin embargo existen unas leyes naturales que ningún cuerpo puede aguantar de tanto recalentarse, y en ocasiones hace falta un incentivo externo. Como el hecho de que cada 100 años un virus que se contagia en el ambiente puede encontrar la manera de colarse entre nuestras proteínas - se trata de un resultado estadístico que fue descrito tras estudiar el genoma de la gripe, estudiar la pandemia de la gripe española, etc... Pero 100 años es suficiente como para que la gente olvide, según parece.

Y ese otro virus, el que mueve a la gente a volverse más y más extremista, hasta el punto de pervertir la democracia y quemarnos a la población con su tiranía, es siempre probable que vuelva a repetirse. La historia está condenada a volver a repetirse como no se ponga los medios necesarios como para que no se repita. Y los políticos no parece que quieran hacerlo.




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